Capítulo 39 (Diablo)

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Bajando las escaleras me topé con Tom, ambos nos quedamos en silencio en medio las gradas, miró arriba y volvió a verme, yo negué con la cabeza, él suspiró y bajó un escalón, miró la dirección en la que me dirigía y volvió a ver arriba.

—Esa chica está aquí ¿no?

—Si. — le dije bajando la mirada.

—¿La lastimaste?

—No lo sé. — me mordí el labio.

—Perfecto. — dijo enojado.

—Yo....

—Solo vete de una vez. — me cortó.

Lo miré, estaba enojado, preocupado, pero también supe que quería que hiciera está estupidez, asentí con la cabeza y seguí bajando.

—Diablo. — me gritó, me paré y lo miré. — solo espero verte en el escenario, si no llegas. — se lamió los labios. — no sabrás de nosotros nunca más, me oíste.

—Somos familia. — le sonreí. — por más que quieran apartarme de sus vidas siempre estaré ahí. — le miré queriendo transmitirle lo que sentía. — y por esa razón no pienso decepcionarlos, solo...

—Tienes que aclarar tu mente. — me dijo con un suspiro.

Asentí, él también hizo lo mismo. Salí del edificio, Emma estaba sentada en su moto, miraba a la pared, jugaba con sus uñas golpeando el casco.

—Ey Sombra, al parecer te tengo muy cautivada. — ella regresó a verme y yo le sonreí con arrogancia. — mírate me estás esperando aquí, solo faltaba que me traigas algo y serías una más de mis fans.

—De hecho. — sacó de algún lado de la moto un ramo de flores.

—¿Flores?

—Mi manera de pedir disculpas. — se encogió de hombros, extendió el ramo de rosas.

—A los hombres no se les regalan flores. — tomé el ramo, mirando extrañado.

—Y a las mujeres no les dejan manejar motocicleta. Ahora cállate y sube de una buena vez. — se puso su casco y prendió la moto.

Sonreí y me monté en la moto, ella aceleró.

—Adónde vamos.

—Estoy sin rumbo. — me dijo esquivando un carro. — tu decides que quieres hacer.

—Bien, tengo un asunto pendiente, sabes de algún tatuador bueno.

Sin necesidad de verla, supe que estaba sonriendo como un gato viendo a un ratón, pues aceleró más, después de esquivar algunos autos y pasar algunos semáforos en rojo, llegamos a un local rústico de la zona, tenía luces de neón por todo lado, no tenía forma en específico solo eran luces acomodas al azar, tampoco tenía fotografías de tatuajes por ningún lado, solo tenía un letrero con letras muy grandes.

Sí hacemos tatuajes no preguntes estupideces

Miré el rótulo y la miré, estaba sacándose el casco.

—Ya entiendo porque me trajiste aquí.

—El letrero es lo mejor. — me sonrió. — ahora ven, la dueña es un encanto.

Tomo mi mano y me hizo pasar

—Rosse. — gritó.

—Voy. — habló una voz cantarina desde detrás de unas cortinas tintineantes.

—¿Qué piensas tatuarte?

—A mí familia. — me encogí de hombros.

—Sientes que se escapan de tus manos o sientes que los estás olvidando. — lo dijo mientras sutilmente tocó la cabeza de la serpiente que tenía tatuada en la clavícula.

Entre Sombras Y Acordes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora