Capítulo 29 (Sombra)

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Apagué el motor, miré el hospital, estar aquí me traía malos recuerdos, pero algún día debía volver. Sonreí con pesar, caminé por el pasillo hasta la recepción, sabía que no era nada grave, aún así estaba nerviosa.

—Buenas noches, podría decirme la habitación de Leonor Brown.

—Buenas noches, ¿es usted un familiar de la señora Brown?

—Si, se comunicaron conmigo por teléfono.

—A usted es la nieta, sígame por aquí por favor.

—Gracias. — sonreí falsamente.

Estaba irritada, molesta y solo quería verla, tenía que calmarme sino quería que me sacarán de aquí.

La enfermera me condujo por unos pasillos, caminamos hasta el final, me indico el cuarto, asentí con la cabeza y entré a la habitación, al verla mi buen comportamiento se fue al carajo y corrí a donde ella.

—¡Estás aquí pequeña!

—¿Cómo estás? ¿Qué sucedió?...

—Ay querida no fue nada grave solo que el señor Morales se asunto y estás enfermeras no pudieron mantener el pico cerrado. — dijo escupiendo las últimas palabras con desprecio hacía la enfermera que me trajo hasta aquí.

La enfermera frunció el ceño y salió de la habitación.

—Nana, me tenían que llamar, tuviste un infarto pudo ser grave, no es que el señor Morales se haya asustado.

—¡Ay! por favor este corazón de piedra es muy fuerte como para morir por un simple infarto.

Sacudí la cabeza, ya se encontraba bien, por su tono irónico y por la poca importancia que le daba a su vida.

—Qué tal si me cuentas que estabas haciendo cuando te paso, mientras te trenzo el cabello.

—Bueno mi pequeña.

Me hizo un espacio, me acomode en la cama, empecé a peinar sus cabellos blancos, ahí me dijo; estaba preparando la comida, cuando en la tele vio a Catalina cantando en un karaoke del centro, pero eso era imposible porque había muerto, por lo que se puso los lentes y su asombro se volvió en espanto al ver que era yo, eso hizo que se altera y que el inútil órgano dejará de funcionar. Me reí y luego pedí disculpas diciendo que la emoción del momento me hizo volver a cantar a pesar de haber enterrado la música junto con ella.

—Emma...

—Si Nana. — dije mientras terminaba la trenza.

—Debes dejar de fingir ser alguien que no eres.

Mis manos se quedaron inmóviles.

—Ya ha pasado mucho tiempo, tú eres esa de la tele, debes dejar que el pasado no te arrastre con el, permíteme sanar y esta vez que sea en serio, nada de ahogarse, ya es tiempo de que vuelvas a ser tú. — se giró y me miró directamente. — se que no me queda mucho tiempo, no soy idiota y este fallo puede ser el punto de quiebre para muchos más que me lleven al más allá, pero antes de dejar este mundo quiero volverte a verte, quiero que vuelvas a ser tú. — tomó mis manos. — no puedes seguir llevando ese peso que tú misma te lo pusiste. — me guiñó el ojo. — siempre lo supe, pero te amo y gracias por estar conmigo todo este tiempo, pero ya es momento que sigas, mi pequeña.

—Yo... este ... la música...

—Nada, de esas mierdas, la música está en ti y no puedes matarla, no la sentiste hoy. — me incoó su dedo índice en mi pecho.

—Esta bien te lo prometo, me verás volver, pero ahora solo seré la nieta adoptiva de una anciana moribunda.

La verdad aquella promesa no la podría cumplir... aún no.

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