Capítulo 2 (Diablo)

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El vocalista de los Black Veil Brides, terminó de bajar las escaleras y se paró a unos pasos de mí.

— Terry.

— Andy. – alcé una de mis cejas.

Andy, me dedicó una de sus sonrisas de malicia.

*****

Nos habíamos encontrado en años anteriores, pero como mi banda solo era de apertura le daba la misma importancia que el piso por donde se presentaba, aun así, yo siempre terminaba siendo el fruto de sus burlas cuando me encontraba. Ey que es ese corte, no tienes un tatuaje de hombre, porque cantas como una niña, debes de estar loco para permitir que tu banda tenga una mujer baterista en vez de un hombre, nunca llegarás a los grandes, eres solo una niñita deja de intentarlo ¿quieres? Muy diablo, pero ni miedo das.

Lo irónico de sus burlas es que él había pasado por eso durante toda su infancia y adolescencia y ahora que ya era una estrella me hacía lo mismo, porque según él yo no merecía estar aquí arriba, pero esta noche no le iba a permitir, le iba a lanzar el mismo veneno que me lanzaba.

*****

—Damas y caballeros. — extendió sus brazos haciendo pantomima como siempre. — Hoy nos honra con su presencia, no mejor dicho nos interrumpe con su presencia la perra de Natalia. — me guiñó un ojo. — espero que al menos le hayas hecho gozar lo suficiente antes de pedirle una audiencia con su padre. — rio. — vaya que eres un arrastrado Ter...

—Bueno al menos le hice el favor a la hija y no le hice una paja al jefe. — le interrumpí antes de que continuara.

Todos los presentes rieron.

—Creo que no sabes lo que es realmente llegar aquí, por tu talento y no por contactos.

Imbécil, no eres el único que ha tenido que darse a conocer con dientes y garras.

—Sabes por qué no te invitamos a ninguna de estas fiestas.

—¿Por qué me tienen envidia? — alcé una ceja.

—No. — rio de nuevo. — es por qué no vales la pena no tienes talento, solo llegaste aquí gracias a favores, no por tu esfuerzo así que, si no es mucha molestia, lárgate de mi casa.

Quizás tenga razón, siempre use a las personas para poder llegar a la cima, pero quién de los presentes no lo había hecho, tanto hombres como mujeres de los que están aquí no hubieran llegado hasta la cima si no manipulaban o usaban a las personas.

Para llegar al estrellato había dos formas:

1. Demostraba lo que valías a golpes.

2. O te acostabas con la persona adecuada.

Yo combine las dos formas, pero claro todos solo vieron la segunda.

Leila se apartó de mí y se puso al frente de la banda, ella sacó sus baquetas turquesas de su bolsillo trasero y a punto a Andy que la miraba perplejo.

—A ver no eres la persona más adecuada para decir que no estamos aquí por esfuerzo o talento, nos has visto actuar y sabes lo bueno que somos, que tu ego no te permita ver más allá, no quiere decir que te dejaré que sigas insultando a mi banda. — apartó las baquetas de la cara de él. — Si crees que no tenemos talento ponnos a prueba. — se encogió de hombros. — o tienes miedo de que tus invitados vean el ridículo en el que te dejamos.

Leila, te amo, pero cuando abres la boca en este tipo de situaciones quiero matarte.

—Ahora los tambores quieren hacer sonar a las baquetas. — Andy río.

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