Alastor meneo la cuchara en su taza con expresión serena y relajada. Charlie seguía aquel movimiento, con la mirada tensa y fija en el demonio, esperando una respuesta. Durante un tiempo, ningún sonido había salido del pelirrojo. Solo miraba sonriente el té en frente de él.
-¿Con qué valentino?— preguntó pacíficamente con los ojos cerrados.
-No sabemos el porqué y el como, pero en tan pocos meses, ya tiene casi gran parte del pentagrama bajo su nombre. No es fácil acercarse a él, lo hemos intentado pero no conseguimos nada, y el aura ahí es muy intensa, puedes caer incluso desmayado. Necesitamos a alguien con voluntad de acero, que averigüe que pasa allí dentro—la calma respirara en el ambiente, las ponía nerviosa. No entendía aquella reacción. Esperaron, incluso, que las echara de la casa entre gritos y blasfemias, pero aquello. No ocurrió.
-¿El rey no puede hacerlo?—levanto una ceja escéptico. Necesitaba toda la información, antes de aceptar aquella tarea.
-Puede encargarse de esto por su cuenta. Pero no puede intervenir, ya que su reputación quedaría manchada—explica la rubia con pesar. No quería mostrar debilidad, pero sabía que Alastor no iba a confiar en ella, si no le demostraba que estaban en un aprieto y necesitaban su ayuda.
-Entiendo, entiendo...—Soltó con una ligera risa—Parece que Valentino esta molestando hasta la mismísima realeza y tu como única heredera, decidiste hacerte cargo. Me gusta tu determinación—le dio un sorbo a su té. La rubia torció los labios, asintiendo directamente. Ya no había vuelta atrás, tenía que continuar, debía demostrarle a su padre, que era muy capaz. Respiro profundo, mientras su pareja continuaba sosteniendo su mano con apoyo.
-Señor Alastor, demonio radio. Eres uno de los pocos seres en este infierno, que puede controlar sus impulsos, se lo fuerte que eres, se que alguien como tu, no caería tan bajo en las jugarretas asquerosas de Valentino. Estoy segura que eres el único que puede entrar en esa repugnante zona y ayudarme con este problema. Averigua lo que tiene en su poder... y... y— Se mordió el labio inferior antes de continuar —Te prometo que lo que mas desees, lo tendrás en tus manos— ofreció intranquila con una mueca de molestia. Esperaron tensas la respuesta. Un ruido las ahí de sus casillas. Una gran onda de estática se sintió por toda la estancia, mientras una carcajada tétrica salía del demonio radio. Se quedaron inmóvil, con el cuerpo rígido, en posición de pelea. No sabían que estaba pasando o que esperar se aquel pelirrojo. Era tan inesperado. Alastor abrió los ojos lentamente con la mirada fija y neutra hacía la princesa, dejando cautelosamente la taza en su mesita.
—lo que desee ¿Eh?—poso uno de sus dedos en su barbilla, pensando— hmm...Vaya oferta su majestad. Me halaga que confié en mi—sonrió mostrando los colmillos color ocre— Sería un gran honor ir para burlarme de Valentino. Averiguar y quitarle lo que sea que posea. Pero es un trabajo muy costoso ¿Qué podría pedir a cambio?—la miro— ¿Qué me puede ofrecer usted? su majestad—llevo una de sus manos al pecho mientras levantaba el mentón y volvía a cerrar los ojos. La joven rubia, apretó los dientes, sabía que esto era un juego peligroso, sin embargo, volvió a dar otro respiro antes de continuar.
-Lo que quieras—afirmo sin titubear, demostrando lo serio que iba. En ese momento, Alastor abrió los ojos de golpe y su sonrisa se ensancho con entusiasmo, reposando toda su atención en la pequeña rubia. La tenía dónde quería, estaba controlando la situación y ahora podria obtener un favor de Lucifer. Carcajeo seguro de si mismo—Quiero un puesto en el consejo de los reyes. Quiero el mismo poder que ellos—Comento con voz profunda y siniestra. La pareja abrió los ojos, incrédulas intercambiaron miradas. Vaggie frunció el ceño, negándose a la idea, pero Charlie ya estaba decidida, se levantó apretando los puños y se acerco al demonio para cerrar el trato.
-Hecho—Alastor con un deje de felicidad en su rostro, tomo su mano, dejando que las magias de ambos seres se entrelazaran, cerrando el contrato con su propio poder.
-Es un placer hacer negocios con usted, estimada princesa—argumento con mucha energía
-Ni que lo digas—Comento angustiada, mas después de unos segundos, tan solo sonrió comprensiva—gracias...—
-Suenas algo... desesperada—agrego. Alastor—se caracterizaba por ser directo. No tenía ningún tapujo en decir las cosas como las pensaba. Le había llamado la atención la desesperación de la princesa ¿Tan mal estaba el panorama?
-Bueno—empezó explicando—En parte de verdad que las cosas con Valentino se están saliendo de control—movió los ojos nerviosas—pero yo, desde hace unos meses—Suspiro rendida—He decidido crear un proyecto independiente. Pero me ha resultado mas difícil de lo que esperaba. Mi padre no me ha apoyado en nada y el infierno cree que soy un chiste. Además de que la gente corrompida por Valentino, no oyen razones. No se puede entablar ningún tipo de conversación con ellos. Por ello debo hacer que esto funcione. Tendré el respeto de mi padre y del infierno—admitió avergonzada. Ahora que lo decía en voy alta, sonaba un poco tonto. Vaggie la miro sonriente mientras asentía.
-Pues ya no hay de que frustrarse, estimada. Ahora yo me encargare de hacer el trabajo sucio. Será muy interesante conocer sobre ese proyecto después— termino palmeando sus cabezas, dando por terminada la conversación.
**
Angel pestañeo varias veces, confundido y agotado. Se levanto a duras penas del colchón, sintiendo sus miembros pesados, ya ni sabía que día era. Pasaba encerrado en una lujosa recamara dónde nada le faltaba. Nada excepto la libertad ¿Cuánto tiempo había pasado desde que llegó al infierno? Sus recuerdos eran una nebuliza. Aquello le recordó al cielo y aquella opresiva sensación de ahogo. Sacudió la cabeza, alejando las ideas negativas. Podía confiar en Valentino, el lo estaba cuidando y por eso lo mantenía allí encerrado. Su dulce sonrisa le recordaba lo mucho que lo amaba. Siempre se lo decía y a él se le llenaba el pecho de amor y duda ¿De verdad esto se podía llamar amor? En ese momento, una indiscreta lagrima, se deslizó inocentemente por su mejilla hinchada y rojiza. Trato de contenerse, la aparto con cuidado, se arrastro por el piso, gateando hacía una de las mesas enanas, donde el polvo blanco que arrojo anoche, continuaba en reposo sobre la madera. No lo pensó ni por un segundo y enseguida se agacho para desconsolado. Quizá con eso olvidaría el dolor, sin embargo, no fue suficiente para lograr que mas lagrimas traviesas se escaparan. Sin control, llevo sus brazos hacía la mesa, comenzando a llorar desconsolado. Le dolía, verdaderamente. No quería estar allí, no quería que su vida se terminara de esta forma ¿Para lo único que había muerto era para pasar toda su vida encerrado? ¿No es esto una segunda oportunidad? Veía a la gente, paseando por las calles, riendo y haciendo cuánta tontera se le ocurriera. Eso quería, por lo que se atrevió a salir de allí por una vez y descubrir los placeres que escondía el infierno.
No fue su intención hacer enojar a Valentino, solo quería ir por su cuenta. Le pidió un poco de espacio, nunca quiso apartarlo. Solo quería recorrer, conocer la ciudad pentagrama y pasarla bien, a eso había venido aquí. Ante ese descuido, la polilla cancelo el paseo y lo dejo solo en su recamara, además de propinarle un par de golpes que le dejaron en claro que no podía volver a hacerlo—Es por tu bien Angie—decía entre golpe y golpe. Quedó asustado, con terror. Jamás iba a volver a desobedecer al proxeneta. El dolor no lo valía.
-Fue mi culpa, fue mi culpa, lo siento—grito. Se sentía fatal, mal agradecido. Valentino le daba todo ¿Por qué no estaba satisfecho contento? Se encogió, abrazando su propio cuerpo. Ni siquiera la cocaína que le daban, le proporcionaba felicidad y calma. Podía darle consuelo por un tiempo, hasta que la adrenalina pasaba y quedaba el y sus pensamientos. Se dio cuenta que había olvidado su objetivo y la razón del porque se había arriesgado a salir por aquella puerta. Levantó la cabeza mirando el alto techo, lleno de luces, adornos y cristales. No había diferencia entre este lugar y su antiguo palacio. Su corazón latió como loco, había llegado a una conclusión: debía salir de allí.
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"Divina Obsesión"
Fanfiction"Él era especial. Su sangre un elixir de los dioses, su rostro, angelical como ninguno y sin embargo, se encontraba en el infierno" este fanfic es una colaboración con @QueenFirebell entre las dos lo escribimos y editamos. espero que les guste. Rad...