Alastor tomó a Angel de la cintura quien a su vez, coloco sus manos superiores en su pecho, acurrucándose en su cuello mientras miraban al frente. Lucifer estiró su brazo, convocando un enorme circulo dorado con detalles plateados a sus pies dando a entender que se trataba de una clase de portal que los transportaría a los celestiales imperios del paraíso. Era fascinante lo fácil que se veía, ya que era como subir en un simple ascensor que solo podía ser usado únicamente por la familia real, a quienes se les permitía viajar allá si era necesario (o no tan necesarios)
-No tendrás tus poderes allá arriba, así que mas vale que mantengas la postura si no quieres ser aniquilado en pocos segundos—comunicó el rubio con una siniestra sonrisa en su rostro pálido. Alastor trago duro entendiendo la advertencia. Los cielos profesaban amor y entendimiento pero la verdad era muy diferente. Habían llegado a uno de los muchos campos elegantes donde yacían esplendidos jardines de flores y nubes. Angel entrecerró los ojos, reconociendo dicho lugar ya que se trataba de uno de los sitios cercanos al palacio donde vivía antes de escaparse. Reconocer los lagos rosados y los colores en el cielo, le hacían sentir aprisionado una vez mas, sobre todo por los pocos querubines que se les permitía estar cerca. La antigua y olvidada sensación a soledad lo envolvió de pies a cabeza. Empezó a respirar pesado y a temblar pero la mano del ciervo le entrego seguridad para seguir por ese sendero. Tomaron un camino diferente al que conocía, llegando a uno de los castillos mas grandes del lugar, ante el resguardo del segundo ser mas poderoso residiendo en las entrañas. Acompañado de guardias y solados celestiales, Michael, uno de los arcángeles mas fuertes y líder del ejercito celestial, de escultural cuerpo perfecto que resaltaba su elegancia y su personalidad recta. Destacando aquella belleza sublime con una gran seriedad en sus ojos que brillaban como el oro, oscuros cabellos ondulado y porte elegante. Esperaba pacíficamente al pequeño rubio sin mucha expresión, ocultando en su interior aquella rabia y frustración de verlo, sabiendo que no traería nada bueno.
-Hermano— comentó con una fuerte y profunda voz—Bienvenido al cielo una vez más ¿Qué te trae por aquí?— cerró los ojos sin mucho animo, trato de sonar lo mas formal posible y no dejar en evidencia la incomoda situación entre ambos. Pero la respuesta del contrario, no lo ayudaba.
-¡Mickey! ¡hermano querido! ¡que bueno verte!— sonrió emocionado el rubio, logrando que el mencionado tuviera un sutil tic en su ceja, que por suerte no fue vista por sus guardias.
-Lucifer por favor, a lo que has venido— trato de ser cordial llevando sus brazos por detrás de su espalda.
-Llámame Lucy, te lo dije muchas veces, te he extrañado mucho hermanito— se mordió el labio para no reírse de su propio chiste.
-Eres un infantil— entrecerró los ojos comenzando a fastidiarse.
-¿Y donde esta Gabriel? y yo que venía con los últimos chismes— sacudió las manos mirando hacía ambos lados.
-Lucifer—sentencio con su fuerte voz que resonó por todo el lugar.
-¿Ya quieres ir al grano? siempre tan recto y aburrido, al menos invítame algo de beber—entro al gran palacio acompañado del pelirrojo y el albino. Sin pedir permiso se sentaron en los gran sillones de terciopelo blanco que rodeaban la estancia.
-Claro, pasen— rodó los ojos mientras se dirigía hacía adentro. Los sirvientes captaron el mensaje de su mano y fueron rápidamente a la cocina a traer botanas y algo para beber (con extra alcohol para el jefe ya que iba a ser una velada larga y tediosa)
-¿Qué es ese olor?¿No me digas que estas cocinando pastelillos?— Alastor había quedado mudo ante la personalidad tan juguetona del rey del infierno. Sabía que estaba molestando a su hermano y eso le hacía bastante gracia. Agrando su sonrisa disimuladamente.
-Lucifer...—se sobaba las sientes. El dolor de cabeza que siempre le daba cuando tenía que hablar con su hermano, estaba amenazando su cerebro.
-¿Y Eva? ¿No está por aquí? Que no se entere Lilith, pero a veces pienso en ella y en su cuerpo que…—
-¡LUCIFER!—no iba a aceptar aquella actitud tan desinhibida. Era el maldito cielo por Dios. Ante el grito repentino, los guardias alados se voltearon a ver muy impactados a su propio líder, mientras algunas miradas curiosas de querubines y almas puras se acercaron a presenciar eso. Incluso Angel quedo sorprendido por tal acción del arcángel, el único que trataba de no reírse como el rubio era Alastor, quien le pareció muy divertida la escena. Michael, era conocido por ser sereno, silencioso y muy solemne. No era propio de el levantar la voz. Siempre abordaba los conflictos con parsimonia, escuchando ambas partes y dando soluciones justas (no por nada era la mano derecha del señor) Su hermano lo miraba con una ceja inclinada y una sonrisa de lado, burlándose internamente, al parecer el era único que podía sacarlo de sus casillas. Michael carraspeó recobrando su postura. Guardo la salas zafiro que se habían revoloteado por el grito, peino sus cabellos y volvió la vista hacia su hermano—Lucifer, por favor, no es momento para tus juegos. No tengo ganas de soportar tus irritantes engaños, a lo que has venido—se sentí mientras recibía la copa bañada en oro que trato uno de sus sirvientes, agradeciéndole con una seña de cabeza.
-¿Engaños? ¿Te refieres a mentir? ¿De que hablas hermano mío? Yo no miento, nunca lo he hecho. Siempre he dicho la verdad ¿Por qué crees que el hombre me nombro rey de los infiernos? Ladeo la cabeza mofándose de la expresión eufórica del contrario, quien frunció el ceño y trago duro, intentando no perder la calma.
-¿Eso no fue porque empezaste una maldita rebelión?—trato de contratacar.
-Detalles sin importancias. El título de soberano del Averno es muy importante—se encogió de hombros.
-Dime que es ese asunto importante que querías hablar— comento ya muy fastidiado el apuesto hombre de cabello oscuro y ondulado.
-Deberías ser más amable conmigo, hermanito—Michael gruñó por lo bajo—les traigo algo muy valioso. Algo que el cielo pasó por algo. Algo que tú pasaste por alto—señalo, recalcando la última frase.
-¿De que estás ha…?—En ese instante el de cabellos oscuros volteó la mirada hacía donde señalaba el contrario, viendo al joven albino y el demonio ciervo, reconociendo de inmediato en su entorno aquella cautivadora y seductora esencia que desprendía el tierno y encantador arácnido con su linda apariencia hipnotizante. Cayendo en cuenta de lo que se trataba—¿Una “María”?—quedó con las palabras en la boca, impresionado por aquel hecho que había obviado. No pudo contener la furia ¿Cómo se le había pasado un detalle tan importante? La estancia empezo a temblar, su rostro se transformó en la manifestación del odio y el enojo mismo. Sus alas se desplegaron causando una gran ráfaga de viento. Alastor se puso alerta y posicionó al delgado albino detrás suyo, protegiéndolo con su cuerpo y alma puesto que no tenía poderes.
-Hermano, por favor. No hagas una escena—llego hasta Michael tranquilo y posó una de sus manos en su hombro, tratando de tranquilizar a su temperamental hermano—siempre fuiste tan enojón—rio.
-Ahora me contarás todo con lujo de detalle, pedazo de mierda—a la mierda su protocolo y serenidad. Este tema era serio y debía arreglarse cuanto antes.
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"Divina Obsesión"
Hayran Kurgu"Él era especial. Su sangre un elixir de los dioses, su rostro, angelical como ninguno y sin embargo, se encontraba en el infierno" este fanfic es una colaboración con @QueenFirebell entre las dos lo escribimos y editamos. espero que les guste. Rad...