"Conciencia"

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Los días pasaron en silencio. Angel se encontraba sentado en una esquina de la habitación, cubriendo su rostro con sus brazos y apoyados sobre sus rodillas. Seguía sin recordar cuanto tiempo había pasado desde aquella paliza. Valentino se había esmerado en dejarle hecho un estropajo. Su espalda le dolía, sus brazos mostraban hematomas a lo largo y ancho. Sus piernas no podían mantenerlo de pie, llena de rasguños y cortes poco profundos. Lloraba por su increíble suerte. Quería drogarse y olvidarse de todo, pero no podía. No debía hacerlo ¿Qué iba a ser de el si se rendía? En ese momento, sintió las pezuñas de su cerdito entre sus piernas, para llamar su atención. Levemente inclino la cabeza hacía el, su rostro empapado en lagrimas, había derramado todo el maquillaje. El cerdito se acurrucó a su lado, entregándole fuerzas y cariño. Se levanto con dificultad, evitando golpear su maltrecho cuerpo. Necesitaba llegar al baño, su mascota lo siguió con una expresión preocupada, así que se dedico a lavarse la cara, limpiando aquellas negras lagrimas. Ya no quería seguir llorando. Se agacho hasta su dulce bebito y lo levanto para abrazarlo, al menos era su único y gran consuelo.

-Vámonos de aquí nuggs, esto no era lo que quería—le confío a su mascota. En respuesta solo obtuvo un sonido feliz de parte del cerdo. Se encamino seriamente hasta el armario y tomó un vestido sencillo para irse a donde sea. Con eso le bastaba, bien podía conseguir lo quiera después. Podía lograrlo por su cuenta. Respiró hondo con su amorcito encima y se encamino hacía la puerta. Con una sonrisa de alivio, vio como esta se mantenía abierta. Valentino jamás pensaría que el tuviera la intención de escaparse. No pudo evitar dejar escapar una ligera risa, que gran error de su parte. En cuanto se aseguro que nadie estuviera por los alrededores, salió dando pasos ligeros, encaminándose por los pasillos de la mansión, que se encontraba en silencio. El sudor frio comenzaba a recorrer su espalda, mientras pasaba de puerta en puerta, encontrando habitaciones vacías. Se empezó a marear por tanto pasillo laberintico. Sacudió la cabeza, despejándose, debía salir ahora al nunca. Con aire renovado empezó a avanzar más y más rápido, buscando la salida que parecía no aparece nunca ¿Y si alguien lo había visto? ¿Y si llegaba el proxeneta? ¿Y si lo encontraba merodeando sin permiso? Su mente estaba desvariando por el miedo, sollozó suavemente. Se le vino el recuerdo de hace algunas noches.

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Angel dormida plácidamente, cuando un pellizco en su cuerpo lo despertó ligeramente. Comenzó a pestañear con cuidado, reconociendo la figura de su novio en frente. Algo adormilado y confundido, logró notar las agujas, los tubos y los embudos entre las manos del proxeneta. Estaba sacándole sangre, algo inquieto se removió, llamando la atención del mas grande.

-Val…¿Qué haces?—su mirada denotaba concentración y enojo. Chasqueo la lengua cuando el albino lo miro.

-Vuelve a dormir—Comento sujetando su muñeca con fuerza, haciéndole daño en el proceso.

-Eso duele—se intento zafar—¿Qué vas a hacer con eso?—se aparto bruscamente. Delante de él había una aguja gigante y eso le hizo desconfiar y tenerle repugnancia a su novio. Se abrazo y alejo hasta el otro extremo de la cama. No iba a dejar que le tocará un pelo, hasta obtener una respuesta.

-Angel—comento serio y con voz molesta—es muy tarde, lo mejor será que te duermas—se levantó alejando todos los instrumentos de la vista del albino. Valentino estaba enfurecido, le había atrapado y ahora sería mas difícil darle los somníferos y drogas que utilizaba para atontarlo.

-No hasta que me digas que haces con eso— comento algo irritado. Sin darse cuenta de sus acciones, pateo por accidente los frascos en la mano de la polilla.

-Tú, maldito parasito. No necesitas saberlo ¡No necesitas saber nada de lo que hago! ¡Tú opinión no tiene importancia! ¡te enseñare a respetarme!— sujetó con rudeza su cuello, apretándolo bruscamente. Angel intento liberarse, pataleando y removiéndose con todo lo que podía luchar, pero su fuerza no se comparaba contra el mayor. El mas alto, lo estampo contra la cama y lo beso con furia, mordiendo sus labios y haciendo sangrar sus hombros. No había visto ese lado de Valentino. No sabía que podía ser así de violento, apenas lo conocía, no sabía nada de él, jamás se le ocurrió preguntar por su trabajo, su pasado o su propia vida. Él tan solo se entregó al placer mundano que le ofrecía el overlord. Se sintió como un tonto al creer que estaba enamorado, no quería estar con alguien así. Un ser desalmado que lo engaño solo por la adicción de sus fluidos y se acostaba con el solo por dinero y su valor como objeto. Continuo llorando y gimiendo con dolor toda la noche. Valentino lo violó una y otra vez hasta que la araña se rindió, perdiendo la conciencia

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Había pasado un tiempo desde aquello y aún seguía   sintiendo como sus entrañas se desgarraban y  sangraban. Todo el cuerpo e incluso el corazón le dolía de una manera indescriptible. Jamás pensó que le pudiera hacer algo tan horrible. Ni en vida había vivido algo parecido. La traición del ser amado es lo peor que se puede experimentar. Se empezó a hundir en la tristeza y la depresión que amenazaban con destruirle. Se volvió adicto a las sustancias que le hacían olvidar la culpa constante, dejando que el proxeneta hiciera lo que quisiera con su cuerpo. Pero ya no quería más, ya no quería seguir encerrado y sufriendo. Necesitaba irse. Ya había escapado una vez y podría hacerlo otra vez, la sensación que una vez lo envolvió, esa misma sensación que lo ayudo a huir del cielo, nuevamente lo impulso a alejarse de aquello no lo hacía feliz.
Regresando a su situación actual, empezó acelerar el paso al divisar entusiasmado, la enorme entrada. Su única salida, no regresaría otra vez, ya no había vuelta atrás. No lo pensó dos veces, en cuanto sus pies tocaron la calle, comenzó a correr desesperadamente con todo lo que sus piernas daban, sin mirar atrás. Rogando que todo saliera bien. abrazo con mas fuerza a su cerdito, una sonrisa de triunfo se le escapo por la boca. Queriendo alejarse mas, no se detuvo hasta doblar en una esquina. Para su desgracia, fue su ultimo movimiento, su cuerpo se encontró con otra persona. Cayó de bruces al suelo, golpeándose pero no le importo. Intento levantarse pero no pudo hacerlo, sus piernas temblaban y su labio inferior igual. Estaba asustado, se estaba derrumbando y la fuerte mirada del contrario no ayudaba. Ojos brillantes de un color rojo intenso, lo miraban curioso. Su sonrisa era singular, mostraba todos sus colmillos afilados. Le alargó la mano pero Angel estaba demasiado afectado, se largo a llorar al instante que vio la mano de aquel extraño.

-Querido ¿Te encuentras bien?—aquella voz era atrapante, mágica, radiofónica. No pudo responderle, la voz no le salía. Se sentía desamparado y el demonio delante de él lo había notado—No te preocupes, no te haré daño—parecía mentira y lo más probable es que lo fuera, pero, por alguna razón, confiaba en aquel pelirrojo.

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"Divina Obsesión"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora