"Radio"

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Charlie, la princesa del infierno, hija de lucifer y heredera al trono. Llevó sus pies hacía el marco de la ventana para inclinarse y sentarse en esta. Con mala cara, se acomodo pensativa. Debía hacer algo, su padre parecía afligido por el tema, pero no podía ir y simplemente destruirlo, no sin que los demonios y todo su reino, supiera que el gran soberano se sentía amenazado y agobiado por el poder de un pecador común y corriente. Su basto poder, se basaba mayormente, en qué la gente pronunciara su nombre y le otorgaba parte de su poder espiritual. Si no la apoyaban, de nada iba a servir un ataque directo contra Valentino y su séquito. Suspiró frustrada ante tal situación. Pero no podía rendirse, no cuando su padre la busco exclusivamente. Tenía que hacer todo lo que estaba a su alcance. Con aires renovados asintió un par de veces y miro serio a Lucifer. Una sonrisa de oreja a oreja se poso en su albino rostro. 

-¡Cuenta conmigo! ¡yo me encargare de que este asunto acabe a tu favor!—ya se le ocurriría algún plan. Por lo pronto, debía generarle confianza.

-No me cuesta nada ir y terminarlo con mis manos, pero sería muy extraño, que me vieran acabar sin razón aparente con un pecador. Sospecharan que me esta fastidiando—gruño por lo bajo, mientras se masajeaba las sienes—¿Puedo confiar en ti, o tendré que hacerme cargo?—la miro intenso.

-¡No dejare que muevas un solo dedo! ¡Me asegurare de que Valentino, sepa su lugar con mis propios medios! ¡Haré que su vanidad sea su castigo!—Se alzo decidida cruzando sus brazos de manera dominante—puedes estar tranquilo de que esto será muy fácil para mi—se golpeó orgullosa el pecho. Hasta ella estaba ganando confianza con sus propias palabras.Pero no para mi, estoy enviando a mi único pedacito de cielo a la boca de lobo—Lo que más le aterraba a Lucifer, era que le hicieran algo a su retoño. Era su luz, su cielo, su paraíso. Era la materialización del amor que se tenía con su amada esposa.

-Pero con esto podre ganarme el respeto del infierno—se sabía que Charlie era un chiste. Era increíblemente feliz, para haber nacido en el averno. Si lograba llevar a cabo esta tarea, sería más gobernar el infierno y llevar a cabo sus propias ambiciones.

-Si vas por ti misma, verán lo decidida y firme que eres. Pero si pierdes o vacilas aunque sea un poco, te condenarán. Necesitas un espía, alguien que lo haga por ti—

-¿Quién querría ayudarme con esta situación? cualquiera que entra a su territorio, cae ante éste. Vaggie ha estado buscando durante días alguna pista, pero todo lo que recibe, son frases sin sentido. Los demonios en su zona, viven en las nubes, solo se ríen y ruegan por más de ese extraño perfume. Entregando sus almas, ni siquiera pueden hablar correctamente—suspiro frustrada—Sea lo que sea que tiene Valentino en sus manos, lo esta llevando muy lejos. Apuesto a que ni siquiera él sabe como controlarlo—Lucifer sonrió dejando escapar un sonido musical, se paro con las manos hacía atrás y se acerco a ella, llevando su vista hacía el paisaje.

-¿Papá?—le extraño la tranquilidad y la sonrisa que mantenía en su rostro en aquel momento.

-Tú y tu pareja lo han hecho muy bien, mi dulce caramelo. Pero debes tomar en cuenta que hay muchas clases de demonios. Valentino sabe escoger muy bien sus presas principales, el prefiere ir por los mas débiles, antes de estudiar y atacar al mas fuerte. Típico camino rápido y sencillo. Pero tu puedes hacerlo mejor, puedes ir primero, usando un peón audaz, resistente e inmune a cualquier estúpida y ridícula artimaña, que no solo te ayude a entrar, si no también a salir sin problemas—mostro su impecable dentadura. Por fin se le había ocurrido un gran plan que no pusiera en riesgo a su hija.

-¿Tienes a alguien en mente?—Lo miro unos segundos, antes de llevar su atención hacía los edificios, tratando de averiguar, donde caía la vista de su padre.

-Papá siempre sabe que hacer, siempre tiene muchas cartas en la manga—Antes de que ella volviera a preguntar, el mayor trono sus dedos haciendo que una leve interferencia radiofónica interrumpiera en medio de la sala. De inmediato, Charlie volteó la cara hacía una de las radios viejas que ocupaba las mesas de adorno de sus padres.

-¿No es encantador? mi estación favorita ya va a comenzar—Comento animado regresando a su sillón, mientras un pequeño diablillo le servía mas té con galletas en su mesa.

<<Buenas tardes mis leales oyentes, aquí presentándose su querido anfitrión, el demonio radio a sus servicio. El día de hoy tenemos unos anuncios importantes y jugosos. Siéntense y pónganse cómodos, esta será una tarde muy relajante para ustedes>>

La joven princesa pestañeo y abrió la boca sorprendida al reconocer esa voz tan singular. Sabía de quién se trataba y no confiaba en él interlocutor ¿Quién en su sano juicio se aliaria con un overlord tan poderoso? Observo a su padre sereno ante la sintonización. Aquel demonio radio era perfecto para la tarea. Sabía que no era de fiar, pero con su gran poder e influencia podía hacerle frente y que el no caería ante Valentino y su estúpida posición o lo que fuera.

-Alastor—fijo mientras daba un sorbo a su delicioso té. No podía esperar para ver qué espectáculo iba a suceder.

*****

-¡¿Estas loca?!—Vaggie levanto los brazos horrorizada, no podía creer lo que había escuchado de su novia. Mientras que Charlie, solo se dedico a torcer los labios y sujetar uno de sus brazos.

-Creo que es el único que nos puede ayudar—intento calmar a la histérica chica, pero no pudo lograrlo.

-No dejare que te acerques  a los dominios del demonio radio. Es un demente y lo sabes, todos lo sabemos—respiraba pesado y gruñía como animal enjaulado. El demonio en cuestión, no tenía buena fama. Desde que puso un pie en el infierno, que su presencia fue temida por todos. Causo desastres, masacres y purgas por doquier. No le importaba nadie ni nada,  solo divertirse.  Algunos rumores decían que lo hacía por territorio, pero su pequeña  mansión a un costado de ciudad pentagrama, los desmentía. Otros por poder y fama, pero eso no era lógico. Ya era lo bastante poderosos ¿Quería gobernar aquel lugar? No se había enfrentado a Lucifer, así que todo eso quedaba en especulaciones. Lo cierto era, que nadie lo conocía realmente. Nadie había querido acercarse y entablar una amistad o un lazo con el. Se hablaba que vivía con una concubina. Una mujer pequeña y rubia.
La joven del lazo, tomo los brazos de su pareja, esperando que razone, respiro para calmarse y poder hablar calmadamente—Ese ser, es mas que solo un pecador. Es maldad pura y una fuerza incontrolable. No debemos meternos con el. Solo tu padre podría hacerle frente y el no estará apoyándonos directamente—Charlie bajo los ojos. Sabía que entre ellos no había una relación tan estrecha como hubiera querido. Aún así decidió hacerlo para que Lucifer la reconociera y la amara sin medida—Nadie sabe cual es su verdadero objetivo—

-En realidad—Bajo incómoda la mirada, sabiendo que su confesión empeoraría las cosas—Ni siquiera papá, lo sabe...—Comento ante la mirada perdida de la contraria—Cuándo le pregunté, solo levanto los hombros con expresión desinteresada y agrego que  no es su estilo inmiscuirse en los asuntos de los demás. El sabe que es poderoso y temido, por lo que jamás se involucra—dijo en un susurro.

-Charlie, querida. Tienes que pensarlo bien, podemos encontrar otra manera, esto es arriesgado...—temía por la vida de su novia. La rubia, levanto su cabeza e inflo su pecho con determinación. Ya estaba decidida, no podía esperar a que las cosas empeoraran, era momento de actuar. No se dejaría que todo caiga sin intentarlo. Llena de valor, tomo la mano de su novia y totalmente segura, se encamino hacía los sombríos territorios radio. Era momento de ir por su nuevo aliado y detener a Valentino.

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&quot;Divina Obsesión&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora