Angel quedo rígido en su lugar, no había podido levantarse, sus piernas no reaccionaban y sus brazos temblaban. Su respiración se había vuelto pesada. Aquellos oscuros ojos lo observaban fijamente desde su lugar. No pudo responderle, ningún sonido salía de su boca. Solo temblaba asustado en su lugar ¿De verdad no le haría daño? Una sensación familiar se esparció en su pecho. Sentía que aquel desconocido era su boleto de salida, su protector. El silencio parecía eterno para Alastor. Podía sentir el miedo del albino salir por cada poro de su cuerpo y eso le encendió sus instintos más bajos. Proteger a aquella débil criatura y quizás, solo quizás, comérsela. Ensanchó su sonrisa por aquel pensamiento. Hace mucho tiempo que no sentía está hambre, este sentimiento contra otra persona. La sensación se parecía a la ve que conoció a Mimzy y está lo observó con aquellos ojos tristes, pero hermosos ¿Será que los dos se parecían?
-¿Te comió la lengua el ratón, o solo eres tímido?—se arrodillo para quedar a la altura del otro. Podía apreciar sus delicados rasgos. Ojos bicolor, pelaje esponjoso, parecía ser suave, albino, prístino. Aquellas marcas que le cubrían por el cuerpo, hermoso. Pero no le pasó desapercibido los hematomas leves que se esparcían por todo el cuerpo. El albino reacciono. Aquel desconocido le hablaba, estaba preocupado por el. Admiro sus rasgos y debía admitir que de cerca, era bastante apuesto. Pero estaba demasiado conmocionado. Observo su alrededor, encontrándose con una calle atestada de otros demonios. Admiro el cielo despejado y su libertad. Aquello le hizo llorar de alivio. Estaba fuera, no había rastro de Valentino en ninguna parte y eso le hizo quitarse un peso de encima. Lloro hasta que sus pulmones no dieron más y Alastor observo todo alarmado, no sabiendo cómo reaccionar ante aquello.
—Calma, no te haré nada- levanto las manos como si estuviera defendiéndose, le pareció muy extraño que se pusiera a llorar por nada. El albino suspiro, empezó a sentirse muy débil y relajado. El pelirrojo destilaba un aura oscura, casi asesina pero a la araña no le preocupaba, en más, se sentía a gusto al lado de el. Sonrió aún llorando, tratando de secarse un par de lágrimas rebeldes que bajaban por sus mejillas. Con una expresión cansada se atrevió a levantar su mano, tocando cuidadosamente esa piel morena. Acepto la fuerte mano del ciervo y se levantó del suelo. Se arregló el sencillo vestido y fijo su vista en la de Alastor. Por primera vez, no encontró repugnante el contacto piel con piel. Claro, dejaba a Mimzy que lo tocará, pero por un tema de satisfacer sus necesidades. Esta vez, había sido por iniciativa propia, había dejado que aquel demonio le tomara la mano y se sintió suave, casi mágico. Portaba un aura celestial poco común, que rivalizaba con su temible poder. Le embriagaba, haciéndole bajar la guardia, su tacto era tan suave y cálido, apretó los labios, tratando de controlarse. Jamás perdía el control y no iba a empezar en ese momento.
-Por favor—soltó en un hilo de voz tan fino como el tintineo de una campanilla—Ayúdame. Haré lo que quieras, te entregare lo que desees—sollozo tierno ante la mirada perdida del mayor. Con un tic en sus ojos, la sonrisa siniestra del locutor, tembló por un instante. Mucha gente le había ofrecido su vida a cambio de ayudarles, pero nunca había dudado ante aquello. Decidió aventurarse y tocar aquel suave pelaje. Estaba confundido y solo tenía en mente el sentirlo más. Aquel apretón de manos no había sido suficiente. Posó uno de sus dedos en el brazo del arácnido y acaricio pensando en la propuesta del albino. El arácnido con un gemido de asombro pestañeo incrédulo, no pensó que el pelirrojo se tomará tantas libertades. Pensó en apartarlo, pero la verdad era que le gustaba aquel toque delicado sobre su piel desnuda ¿Aquello era una señal positiva? ¿Le iba a ayudar? Pero algo más sucedió entre ellos. Algo que los dejo con la piel de gallina y temblando por las sensaciones. Una conexión, un lazo se estaba formando y al mirarse a los ojos, se confirmaba. Se sentían atraídos por la presencia del otro, por el tacto y las fuertes miradas. Angel abrió la boca, tratando de decir algo, pero de ella solo salieron suspiros de placer por el tacto. Alastor quería más, su radio interna empezó a descontrolarse, haciendo ruidos de distorsión. Se estaba poniendo peligroso, por lo que corto las caricias y se alejo. Estuvieron en silencio, asimilando todo lo que había pasado entre ellos. El albino con sus mejillas sonrojadas pronunció las primeras palabras para romper la tensión que se había formado entre ellos.
-¿Quién eres?—pregunto.
-Si te dijera, de seguro que saldrías corriendo—sonrió—por ello dime primero quien eres tu. Un demonio con estas características no debería estar solo e indefenso. No, te harían añicos en un dos por tres—era expresivo al hablar y eso le hizo sacar una sonrisa a Angel. Le gustaba la forma en que gesticulaba y movía las manos para enfatizar sus frases. No sé daba cuenta de la crueldad y maldad que había detrás.
-No creo que salga corriendo. No es como que tuviera dónde ir—se encogió de hombros—se me hace que te conozco. O como si nuestras almas estuvieran conectadas—soltó con vergüenza—Quizás seas quien me rescate de este infierno— Apenas termino de hablar de esas cosas tan extrañas, se lanzo hacía el, rodeando su cuello en un fuerte abrazo, buscando un consuelo protector. Aquel acto dejo confundido al ciervo. No sabía porque la araña confiaba tanto. Cualquiera se hubiera alejado a penas verlo pasar ¿Por qué este demonio era tan diferente? Pero en ese momento, con una sonrisa comprensiva, llevo sus garras hacía la espalda del albino, acariciándola dulcemente, dándole ese calor tierno que buscaba
-Quizás pueda salvarte, querido. Estoy dispuesto—le susurro de manera confortante. Se quedaron abrazados al medio de la calle, solo sintiendo la calidez contraria. De inmediato, las sombras sirvientes, rodearon a la pareja en un circulo en movimiento. Hasta que se convirtieron en una enorme masa que los cubrió a ambos en un inquietante portal que los sumergía hacía las profundidades del abismo. Las grandes garras, estrujaron con mas fuerza al inquieto arácnido, que solo se dedicaba a temblar. El ciervo se relamía, degustando de aquel delicioso sentir, esa tierna aura rosa, que envolvía sus sentidos y ese aroma que le hacía perder la razón.
-No me sueltes, tengo miedo, te necesito- susurro en el oído del ciervo. Había experimentado el horror mismo en ese último tiempo. Lo menos que quería es estar encerrado otra vez y aquella oscuridad absoluta, no ayudaba. Algo dentro de Alastor se apagó. Su razón lo abandonó y arriesgando el plan y su alianza con los Magne, la familia del rey, se fue sin cumplir con su promesa. Jamás se encontró con Valentino ni averiguo nada del caso. No le importaba, no si tenía a ese demonio indefenso entre sus dedos. Se desvaneció en las penumbras con su nuevo y encantador tesoro en brazos.
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En los estudios pornográficos, levantaron un nuevo anuncio en medio del edificio. Valentino orgulloso, tomo con delicadeza el pequeño frasco redondo entre sus dedos, colocándose dicho perfume entre su cuello. Vox sin resistirlo, llego por detrás, abrazando su cintura, satisfecho de otro contrato, se deleito con su amante, para festejar con un trago. El enorme cartel con grandes y brillantes luces, sacudía todo su entorno, dándole a la pareja, un punto de vista muy hermoso. in pensarlo mucho, se tomaron juntos un buen vino fino, agregando unas cuantas gotas rosadas del dulce elixir. Nada podría arruinar su momento, la polilla, llena de emoción, se atrevió a tomar de un trago toda la botella. Sabía que esto no sería nada para cuando consiga mas, feliz de su posición, jamás podría imaginar que su niño, no solo había escapado, si no que lo hizo en brazos del peor ser que se podría cruzar en su mente.
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"Divina Obsesión"
Fanfiction"Él era especial. Su sangre un elixir de los dioses, su rostro, angelical como ninguno y sin embargo, se encontraba en el infierno" este fanfic es una colaboración con @QueenFirebell entre las dos lo escribimos y editamos. espero que les guste. Rad...