"Realidad"

600 71 8
                                    


Mimzy se despego de la almohada, tenía ojeras muy grandes, había llorado casi toda la noche y su humor estaba por los suelos. Se levanto con pesadez arrastrando los pies para dirigirse hacía la sala, esperando poder reunirse de nuevo con Alastor y arreglar todo de una vez. Pero en cuanto se adentro a la otra habitación se descolo por completo al completar la surreal imagen que se proyectaba delante de sus ojos. Aquel intruso arácnido no solo estaba comiendo en la mesa personal de su amo, si no que además, comía de su plato mientras se aferraba como un niño a su brazo.

-Abre la boca—le escucho decir mientras se acercaba de forma descarada, con una sonrisa traviesa adornándole las mejillas sonrosadas.

-¡¿Qué esta pasando aquí?!— perdió el control en cuanto vio que nadie se dio cuenta de su presencia. Inmediatamente el locutor miro hacía el lugar de donde provenía aquel grito. Su sonrisa se borró del rostro y frunció el ceño al contemplar a la rubia furiosa y fuera de si. Mientras que Angel, solo tomaba un panecillo desinteresadamente. El pelirrojo se levanto de su asiento, llevando un puño hacía su boca para toser antes de comenzar a hablar.

-¡Ah!... Mimzy, querida buenos días—

-¿Buenos días? ¡te espere toda la noche!—le recriminó cuál novia despechada.

-Estuvo conmigo—anuncio inocente el de mirada rosa, sin darse cuenta de lo que confesó ante la pareja. La bailarina palideció, su boca caía en picada hacía su mentón mientras parecía que sus ojos se saldrían de sus cuencas por la impresión. En cuanto al ciervo, tensó su sonrisa sin evitar que sus labios temblaran.

- ¿D-de que esta hablando?—se atrevió a preguntar, aun con el corazón en su garganta. Pero lo único que recibió fue un silencio por parte de su amado, quien hizo aun lado la mirada mientras entrecerraba los ojos--Alastor responde ¿Qué quiso decir con eso?—apretó los dientes empezando a desesperarse. Angel algo incomodo, llevó su vista de un lado a otro hacía los demonios, preguntándose por la tensión entre ellos. Pero antes de poder decir algo, la pequeña mujer salió corriendo de la sala, dejándolo extrañado.

-¿Vas a ir por ella?- cuestiono con un tono irritado, viendo cómo Alastor tenía la intención de salir tras ella. El contario se detuvo, quedando en silencio por unos segundos sin mover un musculo, antes de soltar un fuerte suspiro, regresando a sentarse a su lado, respondiendo de manera seca.

-No—comento Con voz gutural. El albino sonrió dulcemente, acomodándose cerca de el. Por su parte el pelirrojo, con la mirada vacía y perdida, llevo su mano hacía su cabello, cubriendo parte de su cara.

**

La mañana acabo junto con el desayuno, Alastor llevo a Angel al jardín, donde lo distrajo con su mejor ayudante: la pequeña Niffty. El locutor despareció de aquel jardín, sin que nadie notará su falta. Debía conversar con Mimzy, se le veía afectada y dolida. La dulce bailarina se hallaba en uno de los sillones mas grandes de la sala principal de la torre, llorando desconsolada, sin importarle que su maquillaje se corriera por todo su rostro. Con algo de pena, el ciervo se acerco lo mas sutil posible hacía ella, no quería sofocarla, pero después de una mañana muy complicada, era mejor dejar las cosas en claro de una buena vez por todas.

-Para mi no es fácil esto Mimzy—comento algo serio, mientras se sentaba en el sillón de enfrente. La rubia levantó la cabeza con pesar, mirándolo con pena infinita.

-Tú sabes que estoy dispuesta a todo por ti ¿Por qué te cuesta verlo?—
-Eres tú la que no quiere entender—sabia que no podría arrepentirse de su decisión ni de sus palabras—Tu sabes porque te dejé a mi lado, lamento mucho que mi cariño y aprecio por ti te hayan dado una mala idea de lo que siento—la quería. Aquello no podía negarlo, pero esto ya no podía continuar—Pero deje las cosas muy en claro el día en que nos conocimos. Fuiste tu quien insistió en convertirlo en una especie de matrimonio. Te quiero pero no te amo. Y es una lastima que hayas tenido que pasar por esto para comprenderlo—

-¿Ahora es mi culpa? también estabas al tanto de lo que sentía por ti. Por eso quise venir contigo—Recordaba su primer encuentro, su amor ciego por aquel hombre y aquello le dolía aún más.

-No se trata de culpa si no que entiendas el problema. Esto es el infierno y yo soy un simple pecador que nunca se ha enamorado de nadie. Jamás me interesaron las relaciones de ningún tipo. Además tu poder era mas que suficiente para valerte por ti misma. Incluso pudiste ser…—

-Ser un overlord, lo se, me lo has dicho tantas veces que ya pierde el sentido. Además nunca anhelé poder—

-Debí ser mas directo contigo. Lo siento ya no podemos vivir juntos—

-¡¿Me vas a echar ahora?! ¡¿Y todo por ese insecto de poca clase?!—su corazón se agito en su pecho. Las lágrimas fluyeron cuál ríos.

-Lo siento mucho, pero no podemos seguir peleando por lo mismo. Esto se vuelve repetitivo—

-Pero te entregue mi alma, mi vida ¿Me vas a sacar de tu lado así nada más?–Se acercó a Alastor, buscando compasión, algún indicio de las palabras que decía.
-No dije que no estaba complacido por tu labor, siempre estaré agradecido por todo lo que has hecho por mi. Eres mi mejor lacayo y por ello no debí dejar que mi trabajo se mesclara con mi vida personal—suspiro sabiendo lo estúpido que había sido. Cayó cuál mosca en la miel, atrapado por la esencia de la rubia. Se había dejado enfatizar y lo había disfrutado pero veía la realidad ahora. Quizás nunca fue enamoramiento solo el efecto del hechizo que tenían estos seres ¿Entonces, por qué sentía que su corazón se desgarraba con esta conversación? Algo de lo que sintió fue real y se lo agradecía pero también estaba al tanto de que no podía mantener a los dos viviendo bajo el mismo techo por un largo periodo. Le había hecho elegir, espero que con aquella conversación quedarán los límites más marcados y que prontamente ella quisiera irse a otra mansión.

-¿Y todo lo que compartimos? ¿Las noches que pasamos juntos? ¿Nada de eso significó algo para ti?—

-Tu compañía será mi mas preciada posesión en mi corazón, yo te estimo mucho, pero no dejare que esto se salga de control. Yo soy tu amo, no tu esposo, tu alma y tu eterna lealtad me pertenecen, por lo tanto tu falsa ilusión, debe acabar aquí mismo—debía ser fuerte—La decisión de seguir viviendo conmigo está en tus manos todavía. Muchos de mis territorios tienen las mas lujosas y cómodas mansiones, puedes posicionarte donde quieras o si lo deseas, igual que mi estimado sirviente Husk, puedo ponerte un negocio grande que dominar—

-Yo...- agacho la cabeza apenada—Quiero seguir estando aquí contigo—se mordió el labio. Alastor la miro fijamente en silencio por unos segundos, una incomoda tensión se formo en el ambiente. La pobre mujer apretó los dientes esperando una respuesta, sintiendo que su pecho se oprimía por el miedo de escuchar algo negativo.

-Esta bien, has lo que desees pero ten cuenta tu posición y tus limites. Lo que yo haga o no, donde este o no, no son de tu incumbencia. Así que por lo tanto, será mejor que atiendas bien tus quehaceres aquí. quédate con la recamara grande, se que es de tu gusto. Yo tomaré otra—Con eso ultimo se levanto llevando sus manos hacía su espalda dirigiéndose en silencio hacía las puertas dejando sola a la desdichada bailarina, quien comenzó lentamente a llorar en silencio, mientras sus pensamientos mas crueles, oscurecían su interior.

"Voy a matar a ese maldito hijo de puta"

****

"Divina Obsesión"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora