"Negocio"

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Anthony salto de alegría por el hermoso regalo. Era lo mas lindo que había visto y le encantaba. Era un vaporoso vestido rosa, joyas finas de una increíble calidad y un pequeño cerdo rosado que lo miraba con sus tiernos ojos.

-Gracias Val, lo amo—Dejo salir una lagrima de felicidad, estrujando entre sus mejillas a la encantadora criaturita.

-Todo es poco para mi hermoso Angel—acaricio la cabeza de Anthony.

-Te quiero, Val—Fue tan natural, le salió del alma. Sentía que lo quería, que necesitaba pasar tiempo con el proxeneta y jamás separarse.

-Te prometo que siempre estaremos juntos—Se abrazaron con desesperación, no queriendo separarse nunca. Tomo su mentón, para depositarle un delicado beso antes de salir por la entrada. Asegurándose de que su niño estuviera distraído con su nueva mascota, parar retirarse en silencio. Dolía la separación. A penas puso un pie a fuera de la habitación, su corazón empezó a anhelarlo y su cuerpo dolía como si lo estuvieran apuñalando. Se quito los lentes para llevar su mano hacía su rostro frustrado, dejando caer su frente en la pared, mientras la golpeaba violentamente. Aun siendo un ser supremo, controlar sus instintos era bastante difícil. Anthony, en verdad había logrado doblegarlo.

-¡Maldición!—maldijo con las ganas de regresar dentro y dominar a ese arácnido—¡Aguanta! ¡Aguanta!—se decía para sus adentros. Debía controlarse o se volvería loco. Su plan había funcionado, su futuro se veía brillante. No podía arruinarlo, no ahora.
El control era fundamental para dar el primer paso, debía concentrarse en su plan. Con la respiración pesada, saco un diminuto frasco en forma de tubo con sangre en su interior, su mano temblaba. Tan solo unas gotas de ese espeso liquido, lograría que su nombre creciera por todo el infierno. Sonrió, admirando el líquido precioso. Por suerte Angel, era fácil de distraer. Los obsequios y mimos que le entregaba lo sacaban por completo de su realidad, no hacía falta explicaciones y mentiras de sus largas ausencias y su negocio. Finalmente despertó de su ensoñación, en cuanto el timbrar de su teléfono lo regreso a la realidad. Con un fuerte suspiro se alejo de la entrada de su habitación.
Regreso a los estudios pornográficos con el mismo pesar que siempre tiene cuando se aleja de Anthony

-Te ves como la mierda—Escupió Vox, recibiendo a su compañero con una sonrisa.

-Púdrete—soltó irritado.

-Vamos querido, no pongas esa cara. Las ganancias subieron esta semana ¿Qué tal si vamos a celebrar?— Comento animado, queriendo abrazar la cintura de su pareja, mas fue rechazado de un manotazo por el contrario.

-No me toques, no estoy de humor—Vox lo miro dolido. Hace un tiempo que su pareja ya no quería compartir con él ningún momento íntimo.

-Vamos, ya nunca lo estas. Entiendo que el trabajo te tiene tenso, pero por favor amor, estamos en nuestro mejor momento—De fondo se escuchaba estática. Un sonido ahogado y triste.

-Con mas razón, no es momento para que estés pensando en sexo, tenemos mucho que hacer—sonrió pasando su mano por la mejilla de Vox, calmándolo sin conseguirlo. El overlord intento seguir las caricias, pero el proxeneta paso de largo, caminando a gran velocidad hacía la sala de juntas. Vox suspiro, siguiendo a su compañero.

*****

En medio de una gran sala de conferencias, se encontraba una mujer de apariencia divertida, como la de un payaso, con colores oscuros. Se quitó las gafas, recibiendo a sus socios con una enorme sonrisa.

-¿Has terminado con lo que te pedí, querida?—Valentino y Vox estaban sentados, tomando un vaso de algún licor.

-No, hice algo mucho mejor—sonrió con sorna.

-¡¿QUE?! ¡MIERDA! VELVET! ¡TE DIJE QUE TE ENCARGARAS DE LA FABRICACION DE LOS VINOS Y SU PREPARACIÓN!—Valentino había perdido la paciencia. Con aquel tema, se volvía violento, desquiciado. Quería que todo saliera perfecto.

-Calma, Val. Lo he pensado bien—De su bolso, saco un diminuto frasco redondo, con tapa spray, que tan solo media un par de pulgadas sosteniéndolo entre sus dedos.

-¡¿Qué carajos es eso?!—Vox se sentía excluido. No entendía que es lo que se traian entre manos.

- Esto es guerra, solo piensa. Aquella sustancia que me diste, si me enloqueció, mas de lo que ya estoy—Rio a carcajada limpia—Pero eso no significa que no me dejara pensar totalmente. Tienes un increíble producto. Lanzarlo en comida y bebida, sería un desperdicio total. Debes pensar en grande, tener mente de empresario—hablaba emocionada, agitando sus brazos graciosamente. Los dos demonios de la habitación, levantaron las cejas en señal de duda.

-Explícate—Vox hablo por los dos.

-Siendo un cliente que consume, fácilmente puedo prepararme la receta. Así que lo primero que se me ocurre, es saber qué es, qué contiene, donde lo consigo y a quien tengo que matar para tenerlo. Y por sobre todo, como puedo perfeccionar la receta, es decir, por mas que el sabor sea diferente, todos se darán cuenta que tiene un ingrediente principal—hablo agitando el frasco.

-¿Cuál es tu punto?—Valentino golpeaba ansioso, la superficie de la mesa son sus manos.

-¿Qué es exactamente lo mismo, pero que no se puede consumir. Evitando que los demás crean que hay un "ingrediente secreto"?—

-¿Algo que también se puede preparar con diferentes sabores?—Enarco una ceja el ser eléctrico, a través de su pantalla.

-El gas— respondió sonriente la encantadora muñeca.

-Un perfume- sonrió por fin el mayor, comprendiéndolo todo. -Mi hermosa niña ¿Qué haría yo sin ti? eres una genio en su totalidad—la abraso, besándole la cabeza. La de grandes coletas soltó una diminuta risa, mientras jugaba con el pequeño frasco en sus manos antes de darle un tierno beso.

-Y no olvides tu marca Gran V—le guiño de manera cómplice.

-¡Esperen!— irrumpió abruptamente—¿Qué pasara con las mil cajas ya hechas?—Vox dijo, con deje de la realidad.

-Es muy fácil pensar cuando se trata de negocios—Hizo una mueca sarcástica la muñeca—Claramente necesitaremos extender esto. Así que convencer a los empresarios y jefes de tiendas, bastara con una sonrisa y una dulce copa de vino—lo había pensando todo. Aquel elixir era el boleto dorado para ser los reyes de esa pocilga.

-Me encanta como piensas, usaremos los vinos para las salas de juntas Vox. Podremos convencerlos— Comentó la polilla—Gracias por todo mi linda princesa, puedes tomarte la tarde—saco un par de billetes y se lo paso—Cómprate lo que quieras—la despacho.

-Gracias— Se abalanzo para darle un beso en la mejilla, antes de salir de la sala dando grandes saltos. Con un fuerte suspiro, Valentino se retiró hacía la otra entrada, mientras su compañero le pisaba los talones. Ya en su oficina principal, un par de empleadas que jugaban entre ellas, sonrieron maliciosas, esperando por la llegada de su jefe. Hacía tiempo que no se divertían con el.

-¡LARGO DE MI OFICINA! ¡NO QUIERO VER A NINGUNA DE USTEDES AQUI, MALDITAS PUTAS!—por poco no las estrangulaba. Solo la presencia de Vox, detuvo el despliegue de poder. De inmediato las chicas comenzaron a correr, en lo que Vox, con una mueca seria, cerro la puerta detrás de si.

-¿Qué es lo que pasa contigo? ¿Ahora ni siquiera quieres estar con tus perras?—
-Simplemente no quiero ahora, es todo—se sentó gruñendo.

-Quiero saber que es—se paro en frente de la mesa, golpeando con autoridad y con el rostro de pocos amigos.

-El néctar, el negocio, todo me tiene estresado—intento desviar el tema, pero el demonio televisión no era imbécil.

-El néctar exactamente lo que te tiene así ¿No es cierto?—se cruzo de brazos, mirándolo a los ojos.

-Vox, tenemos mucho que hacer ahora, no hay tiempo para—La pareja del demonio se había acercado, intentando ponerle una mano encima, pero no pudo ni si quiera hacerse antes de que el proxeneta, gritara descolocado—¡HEY! ¡NO ME TOQUES!—Lo empujo bruscamente, cuando el contrario se acerco.

-Esa maldita cosa, no te deja ni pensar. Ya no eres el mismo, es peor que una droga, quiero verlo—no sabía exactamente a qué se refería, pero quería saber todo. Su pareja actuaba extraño y eso le dolía.

-Entiende que esto no es fácil para mi. Ya te dije que tu voluntad es mas frágil que la mía y cartas rendido bajo su hechizo—lo miro serio—Solo quiero lograr llegar a la cima, como tanto hemos soñado. Estamos a un paso de gobernar en el infierno, confía en mi—

-Mierda, Valentino. No seguiré esta tontería, has venido con mal carácter todo el mes. Apenas me hablas, no quieres estar con nadie, te pasas mucho tiempo en tu casa y de un momento a otro, vienes con esa cosa y haces que uno de los empresarios mas respetados y temibles de las arias de moda, literalmente lama el suelo que pisaste. Quiero saberlo todo ahora mismo—

"Divina Obsesión"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora