Alastor se lavaba la boca desesperado, tratando de sacarse por completo ese repugnante sabor. No entendía que había ocurrido ¿Acaso Mimzy lo había intentado envenenar? No, no podía ser, ella lo adoraba y eso el ciervo lo tenía bastante claro. Además de que en fuerza no eran comparables. Él era infinitamente más poderoso que la rubia, no le convenía atacarlo por la espalda ¿Entonces? Después de varios minutos, salió del baño con un fuerte suspiro. Aun llevaba entre sus dedos el sobre de la princesa, por lo que lo guardo en su saco en lo que regresaba a la sala. La robusta bailarina, lo había estado esperado muy preocupada y confundida. El locutor se acerco con un mal genio encima, tronando sus dedos para llamar a sus sirvientes.
-¿Alastor, estás bien? ¿Qué ocurrió?—se levantó para socorrerlo, pero lo único que obtuvo fue un rechazo de parte del ciervo.
-El té sabía mal— comento con una voz profunda
-Eso no tiene sentido. Lo preparo como siempre, hasta le agregué unas gotas de sangre para hacerlo más agradable. Jamás te haría daño y lo sabes—sus ojos eran suplicantes. Alastor los analizo no encontrando nada de maldad en ellos.
-Quizá el agua estaba mala o el té estaba vencido, no importa. Olvídalo—suspiro sentándose en ellos sillones. Trono su cuello adolorido por el estrés. Antes de que ella pudiera refutar algo, unas figuras sombrías hicieron acto de presencia, con un par de bandejas para servir un té nuevo, acompañado de unos dulces panecillos. Mimzy bajo la cabeza apenada, no comprendía porque había pasado aquel suceso. Ella siempre se asegura de que el agua esté fresca y procura mantener los sacos de té bien conservados, ya que sabe cuales son los favoritos de Alastor. Apretó los dientes, y se dedicó a comer en silencio. Entonces vio de reojo que unos demonios llevaban unas bandejas de comida hacía el otro lado de la sala.
-Ejem...— pronunció para llamar la atención de una de las sombras en frente de ella—¿Cómo esta esa arañara?—Alastor la miro seriamente, trago duro y se hizo el desentendido. Mientras no atentará contra la vida de Angel.
-Por el momento está tranquilo mi señora—
-¿Qué piensas hacer con el?—volteo a ver a Alastor— Ya te dio lo que querías ¿No? Creo que lo mejor sería sacarlo de aquí— se cruzó de brazos mirando fijamente al ciervo.
-Yo me encargare del asunto, querida. No hace falta que te preocupes—iba a ser amable. No quería que volvieran a pelear por esto. Estaba cansado y aún no revisaba el mensaje de Charlie.
-Me preocupa porque anoche te dejó agotado. Se nota por tu semblante— anuncio mas seria, sin darse cuenta que el ciervo, tenso su sonrisa con un leve temblor en su labio inferior. Se acercó a el colocándose en sus rodillas, en una posición sumisa—Solo te dará problemas—apoyo su mejilla, acariciando las piernas fornidas de su pareja— Si no te sirve, no hace falta que este aquí. Podrías venderlo, al menos, de algo sería útil—su lengua era venenosa, pero sus gestos eran de amor puro.
-Mimzy...- pronuncio con mas severidad su nombre, mirándola frívolamente a los ojos—No tienes el derecho de entrometerme en mis asuntos. E un tema que incumbe mi futuro estatus. Si quiero tu opinión, te la pediré, no te metas- termino levantándose, dejando a la rubia turbada. Ella con una expresión vacía, regreso a bajar la cabeza, sintiéndose ofendida y dejada. Solo intentaba ayudar. Sentía que lo perdía, que se alejaba poco a poco cuál pétalo en el viento. No era algo que podría soportar, pero tampoco iba a forzar sus límites. Asintió en silencio y se fue hacia su habitación. Otro día en silencio, mirando el techo con un deje de tristeza mientras esperaba el llamado de su amado. Alastor caminaba entre los pasillos, tomando el mensaje de Charlie entre sus dedos. En cuanto empezó a leerlo, una sutil risa invadió su pecho, le hubiese gustado ver la cara de Valentino en ese momento. Al parecer, por la descripción de la princesa, el proxeneta ya se dio cuenta de la ausencia de Angel y se le notaba bastante desesperado. En el barrio rojo el ambiente se ha relajado y algunos demonios comenzaban a despertar de su ensoñación. Charlie envió algunos espías para investigar y se ha dado cuenta que las tiendas marca gran V, no han abierto todavía y acaba de lanzar un nuevo aviso: “Habrá un retraso por falta de personal” El locutor sonrió satisfecho, al final de la nota, había una pregunta por parte de la princesa. Que si ha encontrado algo, o si ya recolectado alguna información por los acontecimientos recientes. El ciervo torció la sonrisa, tragando duro, levanto la vista hacía la puerta al final de los pasillos, observando aquella donde hospedó al tierno intruso. Respiro profundo y volvió a llamar a su mensajero con un silbido.
-¿En que le sirvo mi señor?— De la nada una voz fina y vivaz se manifestó detrás de el, junto con la figura de una pequeña demonio de un solo ojo.
-Niffty querida, necesito que vayas al palacio y le des un recado a su alteza menor—Solo podía confiar en ella, su fiel lacayo. Niffty lo había acompañado desde siempre y en todas las oportunidades había cumplido con los recados que le había encomendado. No esperaba menos esta vez.
-A sus ordenes—puso su mano en la frente, en señal de subordinación.
-Dile—Entrecerró los ojos—Que aun no he encontrado nada, pero que ya casi lo logro y que me de uno días mas de lo acordado—Termino de hablar volviendo a a su recorrido por la mansión, para dirigirse hacía esa estancia con las manos hacía atrás. La joven nombrada con una reverencia de inmediato desaprecio, corriendo a gran velocidad hacía el territorio de la familia Magne.
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Valentino tomó con fuerza la mesa de noche que yacía aun lado de su cama y la estrecho violetamente contra el piso. Sus gritos desgarradores por la ira sobrepasaban, no solo la habitación, si no gran parte de su mansión logrando que casi todo su personal se mantuviera oculto del miedo.
-¡MIERDAAAA! ¡MALDICIÓN! ¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ?! ¡LOS MATARE A TODOS! ¡BUENOS PARA NADA! ¡¿DÓNDE ESTA ANGEL?! ¡ANGEEEEL! ¡AAAGHH!— continuaba eufórico, lanzando y rompiendo cosas en su alrededor.
-¡VALENTINO CALMATE!— lo sostuvo Vox por detrás, intentado inútilmente calmar su locura.
-¡MALDITA SEA! ¡VOY A MATAR ESE MALNACIDO MALAGRADECIDO! ¡LE PONDRE UNA CADENA Y LE CORTARE LAS PIERNAS!— se agito con violencia en los brazos de su amante. Velvet con los brazos cruzados, se paro en frente de algunos sirvientes con una mirada severa, mientras estos continuaban temblando del miedo.
-¡¿Cómo es posible que nadie lo haya visto?!- preguntó molesta.
-Nosotros no...—temblaban como pez fuera del agua.
-¡Cállense! ¡Vayan a buscarlo! ¡Es su responsabilidad! ¡Contraten espías si quieren! ¡al carajo!—estaba igual de furiosa. Su fuente de dinero había desaparecido de un momento a otro y nadie sabía nada.
-Ustedes pagaran por su incompetencia. Y no se atrevan a volver hasta que al menos no nos den una simple noticia de el—Velvet los mando rápidamente fuera de la mansión. Todos obedecieron sin chistar. Con una reverencia, los diablillos salieron corriendo de ese lugar, al fin y al cabo, la muñeca era quien tenía que tener el control ahora, ya que su socio había perdido la razón y quien sabe cuanto estaría así. Suspiro cansada cuando vio que Vox salió casi volando hacía el otro lado de la recamara, para luego ver al de cuatro brazos tomando su inmensa cama por encima de su cabeza para arrojarla por las grandes ventanas. No podía creer que ese muchacho se había escapado y lo haya hecho sin que nadie se diera cuenta. Parece que no era tan inútil como lo pensaba, era muy escurridizo y tenía total control de su propio poder, tendrían que encargarse de manipular su mente en cuanto lo hallaran.
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"Divina Obsesión"
Fanfiction"Él era especial. Su sangre un elixir de los dioses, su rostro, angelical como ninguno y sin embargo, se encontraba en el infierno" este fanfic es una colaboración con @QueenFirebell entre las dos lo escribimos y editamos. espero que les guste. Rad...