Después de mi decisión, siempre supe que me merecía el infierno, era algo que por segunda vez en mi vida estaba segura de que pasaría; aunque con todo esto, ¿Qué tal si el infierno es en donde estoy ahorita? Y teniendo conocimiento de ello, ¿Justo ahora tendría que decidir de nuevo sobre el traer a un ser indefenso al mundo?
Dentro de mi lógica, lo había salvado de mi propio infierno, de lo que yo no tenía para ofrecerle ni para lo que no estaba lista; pero sabiendo todas las condiciones en las que se encontraba, mi corazón no podía hacerse el ciego y dejar que ahora sí, muera.
Quizás yo había tenido algo de humanidad y compasión al querer interrumpir su llegada cuando solo era materia, pero teniendo consciencia de que ahora tenía un corazón latiendo, no podría.
¿Me perdonará alguna vez por no haber querido tenerla? ¿Qué le responderé cuando me pregunte sobre su padre? ¿Se parecerá a él? ¿Con qué propósito Trafalgar Law forzaba a mi hija a vivir?
Porque sí, era mujer; es mujer.
Ya había pasado alrededor de un mes desde que acepté la infamia de propuesta que me había hecho el ex aliado; y el retroceder en todo esto, ya era imposible. Ni siquiera sentí cuando después de envolverme en su burbuja azul, colocó al pequeño feto, que tuvo en una incubadora artificial todo este tiempo, en mi vientre; de estar vacío, un pequeño peso en mi estómago hizo que mis piernas temblaran y que mis lágrimas se resbalaran incontrolablemente de mis ojos, tanto que tuvieron que sedarme al inicio del shock que estaba por tener. Tras ello, ni una palabra adicional se me fue dirigida, nada más que para traerme comida y chequear el estado de mi cuerpo y de mi pequeña.
¿Llegaría Zoro Roronoa a salvar a su sangre?
Ya ni me importaba si es que yo tendría que sacrificarme para que ella estuviera a salvo, pero no podía dejarla a la deriva y sola en el mundo, cuando tiene un padre; aunque, ¿Sería él, el padre que mi niña se merece? No, tendría que rechazar la idea esperanzadora de mi mente, Zoro no sacrificaría lo que le costó para estar con Robin, por una pequeña bastarda que tuvo con quién fue su mejor amiga.
- No deberías estar baja de ánimo, los niños sienten desde el vientre.
- Ahora eres un experto en maternidad.
- Quiero que ella crezca saludable.
- ¿Por fin te apiadarás de mí y me dirás el porqué de tu loco plan? - silencio - ¿Qué quieres, Torao? - silencio de nuevo - Bien, trágate tu silencio.
- Ven conmigo, (Tn)_____-ya - soltó de repente, sin yo evitar mirarlo como si tuviera un tercer ojo en su frente - iremos a dar un paseo.
- Vete a la mierda.
- Consciente o no, igual iremos a dar ese paseo - amenazó - no me hagas gastar la fuerza de mi tripulación en vano.
- ¿Sabes? Me caías mejor cuando parecías serle fiel a Luffy.
- Yo no soy un subordinado para serle fiel a alguien.
- No - miré sus ojos grises - pero eras nuestro amigo ¡Mierda, Torao! Luffy te consideraba nuestro nakama ¿Qué a caso eso no era nada? - el embarazo me ha vuelto sensible.
- Nico-ya era tu nakama y llevas el hijo de su esposo en tu vientre.
¿Ya había dicho que el embarazo me ha vuelto sensible? Sensible y susceptible a todo. Dijo una verdad, una verdad de mierda; que solo hizo que me lanzara a él sin oportunidad de asestarle un golpe, pero sí le di la ventaja de que me inyectara con otro jodido sedante. Si seguía inyectándome esas cosas, ponía en riesgo la vida de mi hija.
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Mala (Zoro Rorona x Reader)
Fanfiction¿Te hace un error, una mala persona? Muchas veces creemos que la vida solo se puede dividir en dos colores: el blanco, y el negro; pero conforme van pasando los años y las experiencias, nos damos cuenta de la cantidad de grises en cada persona. Las...