20. Desastre.

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- Jinbe tiene razón, no tenemos nada que ver con esta clase de islas. Además, hay una niña de cuatro años a nuestro cargo.

- Ya piensas como papá, Zoro - se burló su nakama - pero coincido, no debemos involucrarnos, especialmente si podemos toparnos con piratas y marines muy poderosos.

- Tú solo tienes miedo, Usopp - rió Luffy - bien, entonces demos la vuelta.

Mientras el moreno se retiraba silbando, el resto de su tripulación se encontraba con la quijada desacomodada ante el retroceso de su capitán, pues él nunca había rechazado ir a alguna isla, especialmente si esta gritaba "Peligro" desde kilómetros.

- Creo que el que piensa como papá ahora, es Luffy.

- Cállate, Usopp - rechinó Zoro - ya lo oyeron, regresemos.

Todos regresaban a sus puestos para poder poner al Sunny en marcha a otra dirección que les dictara su aparato de navegación, de no ser porque cierta pequeña; ajena de la situación y/o discusión de los mayores, se encontraba jugando y observando el mar desde donde el barco le permitía ver.

Cuando a lo lejos, observó en una vela negra, un dibujo que le sonaba familiar; hasta que su pequeña cabeza hizo el match con algo que tuvo guardado en un rincón de su mente.

- ¿Pasa algo, Urma? - se acercó el espadachín al notar los pequeños saltos de desesperación que daba para ver mejor aquel dibujo.

- Ese - señaló con su dedo en la dirección de la vela - mamá debe estar ahí.

A pesar de la leve niebla que levantaban los grandes muros de metal que rodeaba la isla, era clara la figura de cierta nave amarilla que se encontraba a pocos kilómetros, pero que al parecer, aún no notaban su posición.

"El Polar Tang" - exclamó Zoro para sus adentros.

Sin pensarlo, tomó a Urma en brazos y se dirigió corriendo a Luffy que se encontraba tirado en el cesped junto a Nami.

- ¡Hay que girar a babor!

- ¿Ah? ¿Porqué?

- Sí, Zoro estaríamos regresando a la...

- ¡Hay que girar! Si no, ¡Law nos verá!.

Al ser mencionado el nombre del cirujano, no hubo mugiwara que no se tensara al saber lo que significaba, y Jinbe no dudó en seguir la recomendación 

- ¡Mi mamá! - se quejaba Urma en brazos del espadachín - ¡Mi mamá debe estar ahí! - se podía escuchar la desesperación en la voz de la pelinegra.

- ¡Urma, basta!

Un niño no puede tener el control de sus emociones, pues recién van aprendiendo a lo largo de la vida conforme se den sus vivencias. Por lo que al no tener control ni manejo de lo que sienten, es común de que la única forma que encuentran para expresarse, es mediante una rabieta.

Ahora, a la falta de control de sus emociones, aumentenle el poco control de un poder desconocido tanto para ella, como para el mundo.

Exacto. Desastre.

No había que tener el haki de observación desarrollado, como para sentir una fuerte presencia en medio del Sunny, más cuando el rugido de una bestia se alojó en los oídos de toda la tripulación.

El repentino movimiento del barco, puso a todos en alerta, buscando una explicación del movimiento brusco que estaban teniendo. Por lo que al visualizar a Jinbe tratando de detener el timón, hizo que todos corrieran a ayudarlo.

Todos menos un peliverde que sentía que las fuerzas se le iban como para seguir de pie sosteniendo a una Urma en medio de llanto y enojo, que no tenía ni idea de lo que estaba provocando a su alrededor.

Mala (Zoro Rorona x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora