9. Sin contexto.

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Parecía que cierto velo había cubierto al barco del león que continuaba su rumbo ante la falsa paz que brindaba el mar ese día, o será que el mar les daba la paz necesaria para que no tuvieran que preocuparse por nada más en ese momento.

No había nadie en cubierta a pesar de que a penas era medio día. 

Bueno, había alguien.

Colocado en posición fetal, con la cabeza entre sus piernas y tratando de controlar su respiración para mantener cada una de sus emociones en su cabeza. Preguntándose sobre qué es lo que había hecho para merecer todo lo que le estaba sucediendo en esos momentos. Aunque lo que más le atormentaba, es que, muy dentro de él, se gritaba una respuesta.

- No deberías estar aquí - interrumpieron su pesar - No has almorzado - sintió un leve patada en su pantorrilla - Ven, necesitas fuerza.

- Cállate - respondió casi en un susurro.

- Marimo...

- ¡Qué te calles! - levantó de un momento a otro su cabeza, haciendo que el cocinero ni siquiera tuviera la intención de contestarle a su grosería. Pues los ojos rojos del peliverde se podían notar aún con la leve oscuridad que rodeaba el barco.

- Necesitas descansar - dijo ignorando su reclamo - ella te va a necesitar cuando despierte - sacó un cigarro - Ve, y de ahí toma un baño.

Zoro como si obedeciera automáticamente a las palabras del rubio y omitiendo que hacía segundos había negado su ayuda, se levantó, y como un alma en pena, emprendió su marcha a la cocina.

Sanji inhaló toda la nicotina del cigarro como queriendo conseguir más que solo aire para expulsar y seguir dando en funcionamiento su sistema respiratorio. Mientras sentía como una lágrima, acariciaba sutilmente su mejilla.

- Si a mí me afecta en esta magnitud - suspiró - no quiero imaginar ellos - pensó en voz alta.

* * *

- Buenas tardes - saludó cordialmente - vengo por el anuncio. Yo...

- Sí, sí - agitó su arrugada mano - tienes cuentas que pagar y ello - miraba con desdén a la peli(tc)____ - ¿Tienes experiencia?

- No - sintió su estómago retorcerse.

- Pues no estamos para enseñar a novatas.

- No tengo experiencia - defendió rápidamente - pero tengo las habilidades físicas necesarias para esto.

- Tranquila, esto no es una oficina - sonrió maliciosamente la anciana, mientras la observaba de arriba a abajo - debo admitir que tiene mejor porte que muchas de mis muchachas. 

- Voy a ser tu mejor atracción - afirmó sin dudar - si en mi primera noche nadie te paga más de cincuenta mil berries para estar conmigo, me iré.

- Mi mejor atracción cobra veinte mil - alzó su ceja - ¿Me estás diciendo que eres mejor que ella? 

- Lo puedo ser.

- ¡QUÉ AMBICIOSA ERES! - empezó a reír estrepitosamente mientras golpeaba la mesa; pero a pesar de ello, la joven no dudó en su convicción - No vales tanto - dijo entrecortada aún por la risa - Tienes el trabajo - afirmó - Pero comenzarás con mil berries, si te va bien, escalarás.

- Cincuenta mil - dijo con determinación.

- ¡Mira mocosa! - se levantó de golpe la anciana - la ambición es una cosa que solo una mujer con mi edad y posición puede tener. Aprende desde ahora cuál es tu lugar.

- Cincuenta mil, y si no lo consigo, me retiro sin nada el siguiente día - la señora fijó su mirada en los ojos (tc)_______ de la joven, y juraba que en los ojos de la desconocida, había un brillo que ni una mujer tenía ni bien pisaba la entrada del sitio.

Mala (Zoro Rorona x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora