XVII-Un corazón roto

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Cuando aceptó el contrato de esa serie desde un principio supo que debía irse a Estados Unidos por un tiempo todavía indeterminado aún, lo que no esperaba es que aún cuándo ya se encontraba en el país extranjero todavía no le pudieran asegurar cuando volvería a casa.

Que si la grabación se retrasaba por un inconveniente de los actores, que si llovía, que si hacía mucho frio, todo jugaba en su contra y odiaba eso.

Ya llevaba dos semanas sin ver a su familia y extrañándolos como nunca, si bien tenía noticias a diario tanto de su hermano como de su novio e hijo, Lan Huan extrañaba el poder hablar con ellos cara a cara.

El jugar con Jingyi, hacer enfadar a Jiang Cheng y molestar a Lan Zhan, hasta incluso bromear con Wei Ying, eran las cosas cotidianas que extrañaba más de lo que esperaba.

También le dolía el saber cuánto estaban sufriendo su ausencia tanto su hijo como su novio, aunque este último no quisiera admitirlo era demasiado obvio tanto en mensajes como en llamadas, las cuales siempre terminaba con una sonrisa falsa tratando de no verse decepcionado por tener que esperar hasta el día siguiente para volverse a ver. Ambos estaban iguales.

Miro la hora, Jiang Cheng debería de estar dormido seguramente, si es que Jingyi no se había despertado a mitad de la noche, a veces mientras tomaba el metro o un taxi hasta el plato de rodaje que tocara ese día, lograba sacar un poco de tiempo para llamar a su hijo con el fin de que este se pudiera dormir con su voz. También podía notar como esto aliviaba a Jiang Cheng, lo podía sentir en su respiración, que Jingyi durmiera bien era casi imposible desde que él se había ido del país.

Cuando volviera no se despegaría de ellos ni un minuto por todo el tiempo que estuvo lejos.

-Lan Huan, Lan Xichen ¿me estás siquiera escuchando? -preguntó el hombre que estaba frente a él.

-Lo siento a-Yao, estaba pensando en algo... ¿decías?

El director de la serie que estaba grabando, Meng Yao, estaba frente a él hablando desde varios minutos atrás. La verdad que pensar en Jiang Cheng era mucho mejor que escuchar a ese hombre, pero trabajo era trabajo, así que se forzó en comenzar a prestarle atención, luego de unos minutos se dio cuenta de que era lo mismo que le había dicho en la mañana.

-Se que debes estar molesto porque te deje plantado más temprano en el café, pero escúchame ¿si? quizás puedas volver a China unos días esta semana -con eso logró captar toda su atención- deberías volver la semana que viene, pero por unos días no te necesitamos en el plato.

-¿En serio? ¡gracias, gracias, gracias! -dijo eufóricamente con una sonrisa cubriendo su rostro.

-Pasado mañana ya estás libre.

Si hoy era 31, eso significaba que el 2 ya estaría libre debido al vuelo quizás llegaría el 3 o 4, lo que significaba que podría estar ahí para el cumpleaños de Jiang Cheng y quizás luego de eso, ya sabiendo que la distancia los mataba, quizás podría llevarlos a él y su hijo con él a Estados Unidos.

No espero ni un minuto desde que escucho que podría volver a casa hasta que tomó su celular para comprar el boleto de avión el mismo día que estuviera libre, por suerte pudo obtener uno, bastante caro pero la causa lo valía totalmente, bueno además de que el dinero no era casi nada de que preocuparse para él.

¿Era de mala educación hacerlo frente a Meng Yao? Probablemente si, pero poniéndolo en una balanza ¿Qué era más importante? claramente Jiang Cheng y Jingyi.

-Veo que estas feliz, me alegro -dijo Meng Yao.

Hasta el momento no lo había notado, pero la mano que no estaba sosteniendo su celular, había sido apresada por las manos del otro, esto lo incomodó un poco, pero supuso que era solo un gesto amistoso, como para señalar que se alegraba por él.

El detrás de escena - XichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora