XXV-Una disculpa señor Lan

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Si Jiang Cheng tuviera que estar en la misma situación que se encontraba Lan Huan en este momento, bueno sin duda no saldría nada bien.

Quizás el Lan no se llevaba tan mal con su tío como él con sus padres, pero aunque nunca lo hubieran hablado Jiang Cheng sabía que había cierto rencor entre tío y sobrino. Solo en un momento lo había insinuado, pero solo el tono que había utilizado en esa ocasión dejaba bien en claro el sentimiento.

Pero también Lan Huan era fiel a algunas viejas costumbres de su familia y si presentarlo a él y a su hijo iba a hacerlo al menos un poco feliz ¿Quién era él para juzgarlo y decirle que no?

Así que ahí estaban ambos sentados en la sala ya arreglados esperando a su hijo. Xichen tenía puesta una camisa blanca y un chaleco de un gris tan claro que se podía confundir tranquilamente con el color de la camisa, por sobre los hombros tenía un saco abrigado para cuando tuvieran que salir al frío. Jiang Cheng se había puesto también una camisa, pero no tan prolijamente como su novio, y solo la complementaba con unos tiradores y un abrigo negro igual que los pantalones, que contrastaban con los del contrario, que iban a juego con el chaleco.

Ambos inconscientemente y de manera casi sincronizada se encontraban tocando sus anillos, era algo que con el paso de los días se había vuelto una costumbre, cuando estaban nerviosos o ansiosos, sus dedos iban hacia ese objeto y lo comenzaban a girar, irónicamente ninguno había notado aun que el otro también lo hacía.

La puerta finalmente fue tocada, con un sincronizado y unísono "pase" de los dos, fue abierta por el menor de los hermanos Lan, quien lucía apurado o al menos eso dedujo Jiang Cheng luego de un par de clases de su novio de como traducir a su cuñado.

Rápidamente Jiang Cheng tomó a su hijo y fue a cambiarlo, no iba a obligarlo a que usara camisa o cualquier cosa que le resultara incómoda, pero si le iba a quitar esa camiseta toda manchada con pintura y fibras resultantes de toda una tarde de juegos con su primo y seguramente también su tío.

Luego de menos de diez minutos el niño ya estaba prolijamente peinado y vestido, finalmente entre ambos habían llegado al acuerdo de ponerse una camiseta manga larga lisa con un estampado de pequeños lotos. Aunque el niño seguía mirando con cariño y leve nostalgia su camiseta de Iron Man cuando salieron de la habitación.

Lan Zhan ya se había ido cuando volvieron a la sala.

-Mh, no me pude despedir de mi cuñado -dijo Jiang Cheng fingiendo tristeza.

-No le dijiste ni hola -comentó Xichen con una sonrisa.

-Yo si le quería decir chau... -Jingyi miró hacia el piso mientras daba una pequeña patada a la alfombra.

-Lan Jingyi ¿Qué te he dicho de golpear las cosas? -preguntó Jiang Cheng cruzándose de brazos, manteniendo un tono tan neutro y sin emociones que daba más miedo que un grito cargado de furia.

El pequeño niño rápidamente se escondió detrás de las piernas de su otro padre, quien lo miró con lástima y luego lo tomó en sus brazos.

-Mi amor, mira esta carita ¿en serio vas a enfadarte con este angelito? -preguntó mientras su hijo sonreía inocentemente.

El Jiang negó y sin decir nada más salió al pasillo, seguido rápidamente por los otros dos.

Y luego de unos cuarenta minutos de viaje, llegaron a la noble residencia Lan que en la noble opinión de Jiang Cheng, no era siquiera comparable con la gran mansión donde los Lan habían vivido quien sabe cuantos años alejados de todo en el receso de las nubes.

Por un momento pensó en que quizás debían darse otra escapada a ese lugar paradisíaco que estaba tan alejado de todo, solo para olvidarse por un momento del mundo y los problemas de este.

El detrás de escena - XichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora