XXVII-El caballero, el mago y el hechicero

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Jiang Cheng asentía de mal humor mientras intentaba de disimular que no quería irse en ese momento a cualquier lugar que no fuera su propia sala.

Frente a él, su primo totalmente aburrido estaba manoseando de forma muy poco disimulada a Lan Zhan, quien no se mostraba particularmente molesto.

¿Pero porque debía irse él si estaba en su propia casa y el que estaba siendo indecente era alguien ajeno a ese lugar? Que se fuera él. Oh, pero claro que los hermanos Lan debían hablar de no sabia que cosa y estaban teniendo una reunión ahí mismo. Y donde estaba Wei Ying era donde Lan Zhan permanecería más tiempo.

-Iré a ver a los niños -anuncio, y sin esperar respuesta alguna partió hacia el cuarto de su hijo.

Ambos niños, tanto su hijo como su sobrino, eran tranquilos dentro de todo, hacían cierto desastre al momento de jugar, desparramando todos los juguetes por todos lados, pero eran pequeños, era lo más normal. Pero lo mejor de todo era que se los podía dejar un cierto tiempo jugando solos sin la necesidad de estar constantemente cuidando de que no se mataran, como otras personas (Wei Ying y él) cuando eran niños.

Jiang Cheng subió las escaleras con cuidado, le dolía el cuerpo luego de haberse caído de la cama en la mañana debido a que Jingyi se había metido temprano en la mañana y lo había empujado media hora luego de haberse metido en la cama de sus padres con la excusa de que hacia mucho frio en su habitación, la cual por cierto estaba totalmente calefaccionada con tal de que el niño no pasara ni un poco de frío.

Al llegar a la habitación de Jingyi, la puerta estaba abierta y podía oírse la risa de los dos niños que jugaban tranquilamente adentro en una especie de fortaleza con las almohadas tanto del mismo Jingyi como de sus padres. Mierda que tenían almohadas en esa casa.

-Pero Yuan... Tu estabas muerto -dijo Jingyi a modo de queja cuando su primo no siguió el juego.

-Yo no quiero estar muerto -contestó el mayor cruzándose de brazos.

-Pero tonto, yo soy un mago y te dare una pocion para que revivas, pero debes estar muerto primero. Además si eres un caballero debes ser valiente -explicó.

Lan Yuan miró con reproche a su primo y luego se tiró sobre una frazada que estaba detrás de él, fingiendo estar muerto. Jingyi sonrió y volvió a su personaje, poniéndose serio de repente y comenzando a buscar cosas aleatorias de su habitación, a veces incluso tomaba algo, lo analizaba y volvía a dejar al no ser lo que supuestamente le serviría. Su primo ya comenzaba a molestarse por la tardanza.

-A-Yi ¿ya está?

-Shh... Deben pasar cinco lunas llenas para que esté hecho -dijo concentrado.

-¿Cuántas van? -preguntó en voz baja.

-Cuatro -dijo concentrado, mirando el recipiente vacío.

Jingyi estaba concentrado totalmente en su poción cuando se percató de la presencia de su padre en la puerta.

Casi que en puntas de pies, totalmente sigiloso, el pequeño Lan se acercó a su padre y con una seña le pidió que se agachara, Jiang Cheng con curiosidad le hizo caso, de inmediato el niño se acercó a su oído y comenzó a hablar en voz baja.

-Papi ¿quieres jugar con nosotros?

Como prácticamente no tenía nada más importante que hacer, asintió y le dio una pequeña sonrisa a su hijo, quien sonrió ampliamente y lo tomó del brazo, guiándolo hasta donde se encontraba el otro niño.

-Joven caballero Lan Yuan -dijo formalmente, imitando el tono y la psotura de un adulto- he conseguido localizar al hechicero supremo y él va a poder revivirte.

El detrás de escena - XichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora