Kaminari Denki no era el mejor alumno, aunque se esforzaba en serio y gracias a ello tenía un promedio decente y con Izuku como su amigo había alcanzado el puesto 12 de 20 en su salón.
Pero eso no le quitaba lo despistado que en algunas ocasiones podía ser, como cuando le llegó su primer celo, ya que este se presentó ligeramente con solo una fiebre y fue a la escuela. Aizawa tuvo que prácticamente noquear a muchos de sus alumnos que no pudieron controlarse.
O como cuando tratando de hacer una broma a Jirou en una práctica de su banda y terminó por electrocutarse a sí mismo, poniéndolo en su estado Yeeey por casi diez horas.
Así que cuando su amigo Izuku se presentó tarde a clases con el aroma de un supresor de olores en el cuerpo lo primero que se le vino a la cabeza preguntarle fue:
- ¿Te acostaste con alguien? - así sin más sin importarle que había otros cuantos compañeros en el salón.
-!¿Q..que?! - Izuku se puso rojo hasta las orejas.
- ¿Qué si te acos...? - Izuku tapó su boca con algo de fuerza.
- Te escuché la primera vez, no lo repitas – no quitó las manos de la boca de su amigo – No, no me acosté con nadie – lo dijo en un susurro.
Kaminari quitó la mano de su amigo y susurró igual – ¿Entonces porqué usas un supresor de olor? - se rascó la nuca pensando en si mentirle o no.
- Te cuento después de clases ¿Sí? - le suplicaba con la mirada y Denki nunca pudo oponerse a los ojitos de cachorro de su amigo.
- Bien, pero más te vale que sea bueno – el joven asintió algo apenado.
- Jóvenes empezaremos la clase por favor siéntense de una vez – Cementos comenzó la clase con un repaso de lo que habían visto ayer.
Las clases transcurrieron normales, pero había algo que inquietaba a Denki, era extraño un sentimiento de frustración y desesperación que venía de su puma. Si bien Kaminari era un omega, su animal interno era un carnívoro gracias a sus padres, una alfa y un alfa.
Era el receso y le había pedido a Izuku que le comprara algo rapido en la cafetería porque se sentía algo raro.
- ¿Pero estás bien? - el solo asintó con su sonrisa más calmada.
- Si solo me duele un poco la cabeza por el hambre, no desayune bien en la mañana - era cierto no había comido bien desde el viernes en la noche.
- Ok – Izuku salió corriendo para regresar rápido junto con Uraraka e Iida.
- ¿Qué te pasa?, me estás poniendo nervioso – le susurró a su puma.
No lo sé, hay un aroma que está volviéndome loco, por un momento Kaminari dejó salir a su puma para olfatear mejor de que se trataba, su nariz cambió y sus bigotes salieron, lo podía oler eran de nuevo esos frutos rojos, se paró lentamente, parecía como si el aroma se hiciera más fuerte, a medida que caminaba a la puerta.
Escuchó voces y se paralizó al escuchar la puerta abriéndose y mostrando a un adulto tal vez en sus veintes, con el cabello rojo y largo, con sus ojos igualmente rojos, lo reconoció como el héroe en acenso Red Riot.
- Tu... - Kirishima se tensó había seguido sus instintos, desde que había dado la vuelta por el pasillo algo en él se había encendido y su lobo solo le pidió que corriera. Había seguido el hermoso olor a vainilla con miel que lo estaba volviendo loco desde que lo olió por primera vez.
Y ahí estaba un hermoso chico con los ojos ámbar, cabello amarillo con un increíble rayo dibujado perfectamente en uno de sus lados y en cuanto él lo vio a los ojos su pecho comenzó a brillar en amarillo.
Izuku estaba pensando en como hacer que su amigo y Eijiro se conocieran sin tanta gente al rededor, cuando vio un brillo anaranjado que venía de su salón, estaba al final de las escaleras y las subió corriendo para llegar rápido. Cuando finalmente abrió la puerta no se impresionó tanto de ver a Kirishima con cola y orejas fuera y a Denki de igual forma sonriendo.
El brillo del salón alertó a los dos héroes que habían seguido a su amigo, encontraron a Izuku parado en la puerta viendo fijamente el encuentro de su mejor amigo y su alma gemela.
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El brillo de tu pecho
FanfictionEstaba en el punto más alto de su vida y tenía que ser puesta patas arriba por un mocoso de diecisiete años, bueno ahora dieciocho, pecoso, con forma y color del brócoli y unos hermosos ojos que eran las esmeraldas más brillantes que había visto. Y...