Algo más peligroso 1/2

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Kaminari estaba enloqueciendo o en verdad estaba entrando en celo.

Pero eso era poco razonable, acababa de tener su celo hace apenas un mes y era cada tres meses, si, había tenido adelantos o atrasos de una o semana y media, pero este era de dos meses.

Lo descubrió no gracias a que estaba sudando, tanto que tuvo que bañarse otra vez o porque tenía calentura y había bajado el termostato pensando que estaban en una ola de calor o talvez porqué literalmente había ido casi cinco veces al baño porque no dejaba de escurrir.

No, Dios nos salve de que Kaminari Denki pensara lógicamente, fue en el momento en que intentó salir del departamento para poder ir al de Izuku para preguntarle sobre la tarea y la puerta no se abrió.

- ¿Pero que carajo? - intentó abrirla con su llave y fue cuando el sistema se activó.

- Kaminari Denki, tus niveles de hormonas están altos, no podrás salir de este departamento hasta que se estabilicen – eso lo sorprendió.

Miró la puerta como un idiota por un segundo hasta que las dos neuronas que aún poseía se pusieron a trabajar.

-¿Estoy en celo de nuevo? - no tuvo tiempo a seguir dejando que su cerebro trabajara, porque la puerta fue abierta y el aroma a frutos rojos de su pareja lo golpeó de lleno.

Su destinado tenía los ojos brillando, su cola y orejas fuera y un sonrojo por toda su cara.

- Estás en celo – la afirmación no sorprendió a Eijiro, ya que el elevador del edificio se lo había dicho, lo que si lo sorprendía era el hecho de que ambos estaban en celo.

- Tu igual – la tención llenó el ambiente, Eijiro quería abalanzarse sobre su pareja y devorarla en ese mismo momento, pero no quería parecer desesperado, eso no sería varonil, ni caballeroso.

Denki estaba tratando de controlarse, estaba a nada de lanzarse hacia su pareja y restregar su aroma sobre él, olía a muchas personas y sobre todo a un omega. Estaba seguro de que Eijiro no había hecho nada con ese omega, pero Rai se estaba volviendo loco.

- Ve a darte un baño – quería hacer las cosas bien y junto con Izuku había ido a comprar una bonita lencería para esa ocasión, su pareja lo miró con ojos de cachorro agitando su cola y bajando sus orejas, sonrío con ternura – No te estoy rechazando, es solo que hueles a otras personas -.

Ejiro olió ligeramente su brazo y el aroma de la chica que había salvado y el tipo loco le llegaron, entendía porqué le estaba pidiendo que se bañara.

Kaminari aguantó la respiración y le dio un beso ligero a su pareja.

- Claro – le sonrió con todos sus dientes.

Y fue corriendo a bañarse lo más rápido que pudo.

En cuanto escuchó la puerta cerrarse él mismo corrió a la habitación y sacó la pequeña bolsa rosa debajo de la cama, la suabe tela roja le hizo sonrojar, era del mismo color de los ojos de su pareja.

Le va a encantar. Le dijo Rai emocionado de igual forma.

Se lo puso rápido pero con cuidado, era una pequeña tanga de hilo, unas pezoneras con forma de corazón y encima un bralet, el conjunto se complementaba con una bata de encaje negra que no es que impidiera ver lo que traía puesto, pero quería sentir que Eijiro lo desvestía más allá de la ropa interior.

Apresurado al escuchar la ducha apagarse se subió a la cama y se colocó en medio sentado como una sirena mirando justo a la puerta del baño.

Dejó de respirar al escuchar movimiento dentro del baño, su corazón palpitaba como loco, aparte de que su celo estaba empezando a ser molesto, su entrada palpitaba y estaba seguro que dentro de poco empezaría a humedecerse.

Su corazón dio un salto cuando la puerta se abrió revelando a su pareja con solo una toalla alrededor de su cintura, el pelo a medio secar y un sonrojo visible en todo su cuerpo.

Eijiro lo miró como si fuera la cosa más hermosa que hubiera visto en su vida y recorrió con sus ojos cada centímetro de su cuerpo cubierto en encaje.

Cuando finalmente sus ojos se conectaron la mirada de Eijiro se había vuelto famélica, era un cazador esperando un simple movimiento para abalanzarse sobre su presa.

- Ah – no pudo evitar suspirar, su cola y orejas se liberaron en el momento en que olio las fuertes feromonas de su pareja, Kaminari empezó a soltar más feromonas en respuesta y en cuanto llegaron a la nariz de Eijiro este se dirigió lentamente hacia su pareja dejando salir sus orejas y cola.

Con la respiración acelerada Denki solo atinó a seguir los movimientos de Eijiro.

Le tomó la cara en cuanto estuvo en la cama, con delicadeza le acarició los labios con el pulgar – Oh cariño – un gemido tembloroso salió de su boca que ahora tenía el pulgar de Eijiro abriéndola – Te voy a hacer el amor hasta que no puedas pensar más que en mi – eso no era una amenaza, era algo más peligroso, una promesa.

El brillo de tu pechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora