Algo más peligroso 2/2

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- ¡Eijiro! – se había corrido en la boca de Eiji.

Sus ojos estaban empañados por lo bien que se había sentido, estaba acostado en medio de la cama con Eiji entre sus piernas, la bata aún cubría sus brazos y la pequeña tanga seguía cubriendo sus testículos.

- Eres lo más delicioso que he probado – Eiji le sonreía de medio lado, orgulloso de haberlo hecho llegar al límite.

- Por favor – llevaba rogándole que atendiera su entrada desde que comenzaron a besarse, pero el pelirrojo no había tocado una sola vez el húmedo lugar.

Amando la estrangulada suplica decidió ignorarla solo un poco más, le dio un beso al no tan flácido pene de su pareja y comenzó un viaje hacia arriba, una pequeña mordida cerca del ombligo, y algunos chupetones y lamidas en su abdomen.

- Ah! – todo su cuerpo estaba erizado. Terminó de acomodarse entre las piernas de su pareja, evitando que su aún poco dura y vestida erección se frotara con la de Denki, pero dejándola recargada en su muslo justo donde se encontraba la glándula de olor.

- Que bonito – había llegado al bralet – Debo suponer que escogiste mi marca a propósito – la mirada de sorpresa en Denki lo hizo reír un poco – No lo sabías -.

No, no lo sabía y no era necesario que lo dijera – Bueno, si te fijas aquí... - dijo mientras tomaba el borde del bralet donde había un pequeño bordado que no había visto – Hay un pequeño lobo aullando a la luna, este es el sello de mi marca – Denki lo miró con curiosidad y luego asombro que se transformó en algo de vergüenza.

Se cubrió la cara y soltó un pequeño chillido – Me hubiera gustado hacerlo a propósito – la risa profunda de Eiji lo hizo sonrojarse aún más.

Finalmente, Eiji desabrochó el bralet y se quedó sumamente quieto. Denki miró la cara de sorpresa de su pareja a través de sus dedos aun ocultando su cara.

- Estos, si fueron a propósito – le dijo algo más desinhibido.

Lo que Eijiro estaba viendo era algo que sabía que era pero que jamás, con las pocas relaciones que había tenido, se había topado, eran unas lindas pezoneras delgadas en forma de corazón rojo, eran transparentes y podía ver los botoncitos de Denki a través, erectos y pidiéndole ser mordidos y lamidos.

- Son comestibles – así lo había soltado, sin miramientos, la cabeza de Eijiro hizo corto circuito.

Denki sintió como la erección que se frotaba en su glándula de repente se volvía más dura y caliente.

- AH – el rubio soltó un gemido de sorpresa cuando Eijiro se puso a succionar su pezón.

- Sabe a fresa – dijo rápidamente y continuó con su labor, la delgada capa fue rápidamente comida de dentro hacía afuera y en cuanto esta desapareció Eijiro comenzó a morder y lamer el hermoso botón erguido.

- Ah! – Denki sentía los afilados dientes de su pareja y se preguntó si le dejaría marcas, eso de alguna forma lo excitó más.

- Delicioso – dijo el oji escarlata mirando a su pareja desde arriba.

No se detuvo y pasó al siguiente, lamiendo y chupando para poder llegar a la parte más deliciosa, cuando finalmente había dejado limpio y marcado el otro pezón decidió que era hora de probar la parte más deliciosa de su pareja.

- Eiji – miró como su pareja gemía el diminutivo de su nombre y se quedó embelesado por la vista, Denki era un completo desastre, su cabello alborotado y esparcido por toda la almohada, sus orejas caídas, sus ojos brillosos por el placer, sus labios levemente rojos, sus pezones y prácticamente todo su abdomen con marcas de mordidas y chupetones, su pequeña polla de nuevo erecta y medio cubierta por la diminuta tanga, pero sobre todo el pequeño riachuelo que se había formado desde la entrada de su pareja hasta la toalla que aún cubría su erección.

El brillo de tu pechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora