Paletas de azúcar

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Había llegado temprano como Shota le pidió, el director se vio contento de tenerlo entre sus "maestros de apoyo", que resultó no solo ser él, el bastardo de Shoto y el maldito pelo de menstruación también iba a estar ahí. Le dirigió una mirada furibunda a su antiguo profesor, pero este se limitó a sonreír con sorna.

No era raro que se vieran, pero regresar a la escuela le trajo recuerdos nostálgicos y le hacía notar los cambios de sus amigos, por ejemplo, Kirishima, que era el héroe número 14 hasta el momento estaba más fuerte que antes y eso que ya era bastante musculoso cuando salieron de la escuela, también tenía el pelo más largo a la altura de los hombros y había dejado de levantárselo con gel, ya no podía decirle pelo pincho desde hace un año. Y por otro lado Shoto, que se había posicionado detrás de él como numero 8, era un poco más bajo que él, tenía el pelo largo hasta la cintura recogida en una coleta alta y se había relajado bastante, ya no cargaba con esa mirada de odiar el mundo como él también tenía al entrar, otro trabajo dedicado del profesor Aizawa.

- Desde la aparición de la Liga de villanos, implementamos el sistema de dormitorios, hasta ahora no hemos tenido ningún incidente – el director tomaba su té mientras hablaba.

- Me sorprende, con un montón de adolescentes siendo guiados por sus hormonas uno pensaría que esto sería un zoológico - Kirishima asintió al comentario de Katsuki.

- Si, sobre todo con tantos cambia formas – Kirishima tenía razón, casi el 90% de los estudiantes en la U.A. eran cambia formas, Katsuki, Kirishima y Shoto eran la prueba de ello.

- Bueno de ese tipo de incidente solo tuvimos uno, pero de ahí en fuera todo ha transcurrido con normalidad – los tres asintieron.

- El profesor Aizawa menciono que tendríamos que quedarnos en la institución durante el periodo que estuviéramos aquí - hasta ahora Shoto se había mantenido callado.

- Si, al igual que los alumnos se les asignará un lugar en un edificio correspondiente, tenemos dos para cada año, cinco clases en uno y seis en otro, tuvimos la idea de que si estaban juntos habría más convivencia y una rivalidad sana, en realidad dio mucho resultado – el director empezó a hurgar dentro de su cajón - Aunque las áreas comunes no están separadas por castas los dormitorios están separados entre alfas, betas y omegas, con el piso de los profesores a su cuidado y el de los betas en medio de esto dos para evitar problemas con hormonas desenfrenadas -.

- Wow, si pensaron en todo – Kirishima se rascó la cabeza – ¿Que dormitorio se nos asignará? -.

El director se paró sobre su escritorio y mostró tres paletas de azúcar de tres diferentes colores – El tercer año de la letra A a la F, por ciertos incidentes los necesitamos a ustedes en lo que vemos que profesores pueden sustituirlos – le dio una paleta amarilla a Eijiro – Se que no es su usual trabajo de héroes - le dio una azul a Shoto – Pero cuento con ustedes no solo para cuidar y ayudar a estos chicos, si no para que también los motiven con su presencia – le dio una verde a Katsuki.

Después de eso el director los mandó a su respectivo piso que al parecer iban a compartir, Kirishima compartiría con él uno de los dos departamentos, mientras que Shota y Shoto compartirían el otro, esto ya que Kirishima y él eran Alfas y Shoto era un omega sin marca y Shota también era un omega.

Los tres fueron dejados a su suerte para buscar el edificio ya que Aizawa tenía que ir a dar clases, así que ahí estaban caminando por la escuela.

- ¿Esto será interesante no creen? - Kirishima iba a su derecha y estaba dando saltitos mientras se comía su paleta.

- Esto va a ser una mierda – dijo él.

- Yo creo que será educativo, después de todo al final todos los héroes nos convertimos en tutores de alguien – Shoto se metió su paleta a la boca.

- ¿Te vas a comer tu paleta? - Eijiro lo miró con carita de perro.

Enojado arrancó el plástico transparente y se la metió a la boca, no era tan dulce como creía, sabía a manzana, pero con un toque de picante que le encantó, sin duda el director los recordaba y conocía demasiado bien, no sabía si eso le daba miedo o lo reconfortaba.

El brillo de tu pechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora