Capituló 19

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Laila se pasó casi toda la mañana arreglando sus flores. En el patio trasero del jardín tiene hermosas y grandes flores plantadas y cuidadas por ella misma, siempre le han gustado y es algo que la relaja en sus malos momentos. Milo solo la observa y acompaña mientras está recostado sobre el césped tomando sol.

Es medio día y Ferran se siente fatal. La gripe le dio fuerte y todo por no fijarse en la ventana que estaba abierta. Está tan acostumbrado a que Laila revise todo y él solo se va a dormir, que como se fué a la habitación de invitados no revisó nada.
Comenzó con escalofríos y fuerte dolor de cabeza mientras estaba en la oficina, asique decidió irse a casa... con Rachel. En sus ilusos pensamientos, pensó que al llegar lo recibiría con los brazos abiertos, pero se llevó una gran decepción. Aparco su coche fuera y al bajarse vió a la chica saliendo de la casa.
-¿A dónde vas?- pregunta Ferran .
-Al gimnasio, deberías saberlo, también tú lo pagas- responde la chica encogiéndose de hombros.
-Oh...- dice el castaño algo sorprendido. Hace algunos días le prestó su tarjeta de crédito para que comprara en el supermercado pero la utilizó para mucho más que eso.
-¿Y tú qué haces aquí a esta hora?, no me gustan las sorpresas Ferran - le reprocha Rachel.
-Me siento un poco mal, estoy con gripe y...- dice el castaño y Rachel retrocede unos pasos con mueca de asco- solo pensé que podría quedarme la tarde contigo y así tu me cuidas, como mi enfermera personal- Ferran sonríe.
-Lamento mucho arruinar tus planes cariño pero yo no soy empleada ni enfermera de nadie, aparte este es mi horario de gimnasio y ya debo irme- la chica se encoge de hombros restandole importancia.
-Espera, lo siento ¿si?, pero al menos ¿podrías quedarte conmigo en casa?- suplica el castaño.
-Ferran de verdad hoy no es un buen día para fastidiarme, te dije que ahora voy al gimnasio y es importante para mí asique sube a tu maldito coche y vete a tu casa- responde molesta Rachel haciendo sentir horrible a Ferran , él solo quería un poco de cariño y atención.
-Está bien...- dice el castaño cabizbajo- ¿me puedes devolver la tarjeta de crédito porfavor?
-¡Dios!, que molesto eres...- chilla la chica furiosa mientras abre la puerta de la casa, entra y cuando nota que el castaño está acercándose para entrar, lo detiene- espérame ahí, no quiero que llenes la casa de virus, no puedo ponerme mala- el rostro del castaño se desencajó completamente ante el desprecio de la chica. Molesto y decepcionado, tomó la tarjeta y se marchó a su hogar.
Laila apenas escuchó un coche estacionarse fué a mirar de quién era.
Ferran entra directo a ducharse y su esposa lo espera extrañada, él nunca vuelve a casa esta hora.
-¿Todo bien?- pregunta Laila apenas el castaño sale del baño.
-¿Puedes solo por hoy no fastidiarme?, estoy malo, me duele todo el cuerpo, creo que tengo algo de fiebre y solo quiero un poco de paz para dormir- dice Ferran . Como la mayoría del tiempo, solo hace sentir a Laila un estorbo en su vida. Laila sale de la habitación sin decir nada y él suelta un agotado suspiro, siempre paga su mal humor con su esposa que ni culpa tiene. Torres se acostó y un par de minutos después Laila volvió, se sentó a un lado de él y habló.
-Tómate esto- dice la chica tendiendole 2 pequeñas pastillas y un vaso de agua- te bajarán la fiebre y aliviará un poco la gripe- sin decir nada el castaño toma lo que le dió su esposa- ¿comiste algo?
-No tengo hambre- responde sin mirarla. Laila optó por salir de la habitación sin más, el rechazo de Ferran hacia ella la dolía ,si no estuviese tan enamorada se habría marchado hace ya tiempo.

Dos horas después Ferran despertó muy hambriento pero no quería salir de la habitación, ya se sentía mejor pero estaba realmente avergonzado por como trató a su esposa, al fin y al cabo ella no tenía la culpa de nada. Como si con al pensamiento la llamara, la puerta de la habitación se abrió dejando ver a Laila con una bandeja en sus manos.
-Sientate para que puedas comer, necesitas energía para recuperarte- dice Laila seria pero con esa mirada llena de amor a su esposo.
-Gracias...- agradeció el castaño cabizbajo. Cuando Laila iba a salir de la habitación él la detuvo- Laila ... ¿puedes... puedes acompañarme?, no quisiera comer solo...- apenado agachó la cabeza preparado para el rechazo de su esposa.
-Solo si me dejas poner mi serie favorita- respondió Laila con una sonrisa. Ferran asintió algo confundido, él esperaba que Laila se negara y lo dejara solo, inconscientemente esperaba la misma reacción que tuvo Rachel, pero no, Laila encantada se subió a la cama, se tumbo a un lado de su esposo y puso su seria favorita, "la casa de papel".
Luego de comer la exquisita comida, dejó la bandeja en la mesita de noche y se dedicó a observar a su mujer. ¿Como podía permanecer a su lado esa mujer tan hermosa? Si él la trataba con tanto desprecio. A pesar de todo y en el fondo de su corazón la quería, Laila le daba todo lo que él necesitaba, un hogar, cariño y atención.
-¿Porqué me miras así?- preguntó sacándolo de sus pensamientos.
-¿Puedo abrazarte?- preguntó el castaño en un susurro. Laila sonrió.
-Claro que sí, eres mi esposo...- Ferran sin más rodeó la cintura de su esposa y apoyó su cabeza en el pecho de Laila , muy cerca de su cuello. Ella por instinto comenzó a acariciar el pelo de él, lo conocía tanto que sabía que algo rondaba por su mente.
-Cuando quieras puedes contarme qué sucede, puedes confiar en mí- dice Laila .
-Solo... solo nunca me abandones- dice Ferran en un susurro por sus dolorosos recuerdos de niñez.
-Mírame- dice Laila haciéndolo levantar su mirada- yo no soy ella... yo no te voy a abandonar amor, te amo y jamás haría algo así, tú eres lo más importante en mi vida, solo... solo no me alejes de tí- termina por decir en un susurro y con un nudo en la garganta. Ferran sabía perfectamente a quién se refería por "ella". La madre biológica de Ferran lo abandonó cuando él tenía 6 años, era una mujer drogadicta y alcohólica que por un poco de dinero prefirió abandonar a su pequeño hijo e irse con un hombre, hombre el cual años después terminó por asesinarla. Hace un par de años por curiosidad investigó qué había pasado con su madre biológica y se llevó una gran sorpresa al saber que ella estaba sin vida.
-¿Puedo besarte?- pregunta Ferran haciendo reír a Laila .
-¿Porqué me preguntas todo?- Laila se llena de ternura ya que su esposo parece un niño pequeño y temeroso.
-Porque estoy resfriado y...- Laila lo interrumpió dándole un beso en los labios.
-Que bobo eres, qué mas da si tienes gripe o no, no tienes peste ni nada de eso, solo un resfriado y ya, y si me resfrío no moriré- Laila se enconge de hombros restandole importancia y dejando boquiabierto a Ferran , sin duda las dos mujeres son muy distintas.
Siguieron besándose y mimándose, entre caricias y besos terminaron haciendo el amor como tanto les gustaba a ellos.

[...]
Pues eso no se que poner me parece un capituló muy amoroso no me gusta 🙃🔫

El tiempo - Ferran TorresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora