Capituló 25

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Luego de esa charla con el pequeño niño, María me comenta que Laila la ayudó cuando la despidieron de su trabajo anterior y que al verla llorar en la calle Laila la ayudó y le dio trabajo, yo siempre pensé que mi esposa sólo contrato una sirvienta para ella no hacer nada, lo cual muy equivocado estaba. Laila cocinaba, se preocupaba de Milo y siempre ella misma con sus propias manos arreglaba el jardín, ahora es cuando me doy cuenta que nunca me di el tiempo de conocer bien a Laila , estaba tan cegado por la costumbre y libertad que me daba Rachel, que nunca valoré el tesoro que tenía a mi lado.
Me despido de María y del niño, me subo a mi coche y conduzco rápidamente sin importarme nada. Lo único que sé, es que debo de ir a casa de Ricard y exigirle hablar con Laila , estoy seguro que está embarazada, lo siento en mi corazón, si es así yo no la dejaré, no firmaré esos malditos papeles y nunca me alejaré de mi hermosa esposa, formaremos la familia que ella tanto me pidió y que yo de idiota no le concedí. Le cumpliré su sueño y la llevaré hasta el fin del mundo con nuestro bebé.
Al llegar a la casa de mi suegro me encuentro con la gran sorpresa que no me dejan entrar, intento convencer al guardia y cuando él no se da cuenta entro a la fuerza y comienzo a correr. Nunca pensé verme en esta situación, pero necesito arreglar las cosas. Llego agitado a la entrada, solo abro la puerta y corro al despacho de Ricard. Él levanta su cabeza y me observa de mala manera.
-Supongo que si te atreviste a venir a mi casa es porque trajiste los papeles firmados- dice con media sonrisa y yo niego con mi cabeza. Aún tengo la respiración acelerada por haber corrido.
-Ella... ella está embarazada- le digo y su sonrisa se borra- hace algunos meses ella dejó de cuidarse... no creo que quieras los detalles pero ahora entiendo porqué se fué... ella debe sentir que si yo sé que ella está embarazada, estaré con ella por obligación, pero no es así...
-¿Me estás jodiendo?- dice Ricard sorprendido y niego con mi cabeza.
-Sé que es cursi lo que te diré Ricard pero siento aquí- apunto mi pecho- que en el vientre de Laila lleva a mi hijo, no puedo ni quiero dejarla, no puedo... de verdad quiero vivir esto con ella, ser padre con la mujer de mi vida es lo más bonito que me puede pasar, quizás no la merezco pero tú has vivido ese sentimiento Ricard ...
-Espera... espera... ¿estás seguro que mi hija está embarazada?- su rostro aún demuestra sorpresa y está cediendo, esto es bueno. Yo solo asiento con mi cabeza- ok... ok esto es lo que haremos, la voy a llamar para preguntarle pero tú te quedas en silencio.
-Lo juro- respondo. Siento una mezcla de sentimientos que nisiquiera sé como explicar. Ricard llama y lo pone en altavoz, admito que estoy muy nervioso.
-¿Bueno?- dice Laila adormilada al otro lado de la línea y un escalofrío me recorre. No me había dado cuenta lo mucho que echaba de menos escuchar su voz.
-Hola hija, lamento molestarte, yo... yo quiero preguntarte algo- dice  nervioso- ¿estás embarazada?- escucho que Laila ríe.
-¿De dónde sacaste eso papá?- pregunta Laila burlona y mís manos comienzan a sudar, ¡Joder!
-Ferran me lo dijo... me dijo que estaban planeando tener hijos y pues...- dice Ricard pero Laila lo interrumpe.
-Él no quería- dice Laila en tono frío y juro por dios que nunca me había sentido tan imbécil en mi vida- cuando le dije que dejé de cuidarme me dió a entender que a él no le importaba, sabes que quiero tener hijos papá, pero no lo podía obligar- ella suspira y se me hace un nudo en la garganta- un par de días después de eso fuí al médico para comenzar nuevamente a tomar anticonceptivos- y ahí se fué una de mis grandes oportunidades. Ella no está embarazada y sinceramente eso me decepciona mucho porque creí que quizás si teníamos un bebé ella nunca me dejaría.
-¿Entonces no estás embarazada?- pregunta Ricard .
-No papá, quítate esa idea loca de la cabeza, cuando eso pase lo sabrás de inmediato- dice Laila y luego cortan la llamada.

-¿Sabes?, me hubiese gustado que mi hija me hiciera abuelo... pero me alivia un montón que no esté embarazada de tí, ahora vete y firma los jodidos papeles, te quedan 5 días, se te acaba el tiempo Torres.

Cada vez volver a casa me cuesta más. Ya nadie me recibe en casa, nadie me pregunta cómo estuvo mi día, nadie me regalonea ni se preocupa por mí, y nadie me abraza por las noches dormida. Nunca pensé que Laila me haría tanta falta, la echo mucho de menos y nosé donde coño buscarla. Sé que si hablo con ella puedo convencerla...
Abro la puerta y veo a Milo acostado donde Laila siempre se sentaba a hacer sus cosas, creo que también la echa de menos.
-¡Milo ven!- le digo a mi mascota. Él levanta su cabeza y no se mueve de ahí- ¡ven aquí !- se pone de pié, se da media vuelta y vuelve a recostarse pero dándome la espalda. Esto es lo último que me faltaba. Es como si estuviese enfadado conmigo porque sabe que por mi culpa Laila se fué.

Nisiquiera pude dormir en toda la jodida noche, pero me sirvió de algo porque una idea vino a mi mente... el gps del auto de Laila , si lo reviso quizás pueda encontrarla.

[...]
Volví no sé por cuánto tiempo pero aquí estoy mañana probablemente suba otro capituló si este tiene apoyo. Gracias por leer y lo siento por tardar tanto estado de exámenes ❤️

El tiempo - Ferran TorresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora