Papá

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Emma:

Veo como Joshua va de un lado a otro, la verdad es que no me habla mucho desde que regresamos, estoy segura que escuchó mi pelea con Cass, llegó unos minutos después de que terminaramos de hablar, detesto que no me hable.

Me levanto del escritorio y salgo del lugar, necesito aire fresco.

Al salir siento el aire helado, siempre me ha encantado el clima de mi ciudad, aunque desearía que el frío no congelara todo.

—¿Estás bien?

Me giro, Joshua me da un suéter que rechazo de inmediato, me molesta mucho que se comporte así.

—Todo perfecto —Me recargo en el barandal del balcón—, ¿no deberías estar arreglando las cosas?

—Eso hago —Toma mi mano—. Emma, sé que no me he portado muy bien contigo estos días, tengo tanto en la cabeza que no encuentro la manera de resolverlo todo.

—Yo puedo ayudar...

—No —Me interrumpe—, no quiero que te sigas involucrando en esto.

Resoplo un poco, cree que solo soy un estorbo en su banda.

—¿Qué hago entonces? ¿Me voy a casa a preparar la cena? ¿Eso quieres? Soy tu esposa, deberías dejarme ayudar.

—Créeme, desearía poder darte una casa a la que puedas llamar hogar, darte una vida normal, pero no puedo.

Así que por eso está actuando así.

—Yo no quiero una vida normal, Joshua —Tomo su mano—. Te elegí por encima de todo, en las buenas y en las malas.

—Lo entiendo, pero entre menos sepas de esto mejor.

Se aleja de mí, de verdad detesto que se comporte como si yo fuera una niña buena que no podría ni romper un plato.

Pues quiera o no me voy a involucrar, yo sé como ayudarlo y eso haré.

Tomo el suéter y salgo a la calle, no me sorprende que Derek me siga como una sombra.

—¿Qué harás, Emma?

—Lo que debí hacer desde hace mucho tiempo.

Caminamos una media hora y por fin llegamos a la casa de Arti, bueno, a su antigua casa.

Entro usando la llave que esconde en su maceta. Me trae muchos recuerdos esta casa, me veo con Connor viendo películas en el sofá, veo a Arti dándonos pizza en la barra, extraño esa época.

—¿Quién vivía aquí?

Acaricio la mesita con los libros de Arti.

—Mi papá.

—Es peligroso estar en casa del coronel.

Tomo nuestra foto, nuestra graduación de la escuela de policía, extraño esos ojos avellana mirándome, tanto los de Arti como los de Connor, los necesito más que nunca.

Le paso la foto a Derek.

—Él es mi papá, no Carlisle.

Derek mira fijamente la foto.

—Este hombre... siento que lo conozco de algún lado.

Me señala a Connor.

—Era mi compañero cuando te capturamos, casi te mata cuando me heriste.

La hija del coronelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora