Escena del crímen

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¿Por qué siempre que hay un crímen me llaman a mí?

-Detective Kenet -Cierto, soy la detective de homicidios-, al fin llega.

-¿Qué me tienes, Susan? -Me agacho para ver al cadáver.

Parece un accidente, pero no está tirado en un cruce, me parece que es un ajuste de cuentas.

-¿Cuánto lleva así?

-Por la temperatura corporal yo diría que murió hace unas horas, esa pareja fue la que llamó, al parecer presenciaron el accidente, él no quería llamar a la policía, por eso tardaron en dar el aviso.

Susan señala a un par de adolescentes, conozco al chico, lo he arrestado dos veces por posesión de drogas, él siempre está metido en alguno de mis casos y este no es la excepción.

Una lágrima recorre su rostro, no puede ser posible.

-¿Lo conoces? -Sus ojos se abren por la sorpresa- ¿Quién es, Susan?

-M-mi hermano -susurra.

Tenía que ser.

-Esparza -llamo a una oficial que de inmediato me mira-. Llama a la estación y pide que Hoop venga a la escena.

La oficial toma su radio y hace lo que le pido.

-¿Qué haces? -me reclama- Yo...

-¿Cuál es la regla principal en este trabajo?

Hace un gesto, en ese aspecto soy implacable, adoro la perfección.

-Lo personal y el trabajo nunca se mezclan -digo por ella.

-Soy la mejor forense y lo sabes -dice molesta.

Es buena, pero Hoop es el rey de los muertos, él puede encontrar pistas hasta en una sola uña, extraño trabajar con él.

-Puedes ser la reina de Inglaterra, pero si estás relacionada de alguna manera con la víctima tu lugar no es en las escenas del crimen, es ahí -Señalo a los adolescentes-. Si no quieres que te suspenda vas a irte de aquí y te veré en una hora en la estación, escoge.

Se va molesta de la escena, me fastidia que sea tan infantil. Todos deberíamos saber que esto no es un maldito programa de televisión, muchos eligen este trabajo sólo porque quieren ser como los detectives falsos, pero cuando llega la hora de matar o que te maten siempre terminan heridos y yo con cinco renuncias para pasarle al teniente.

-En cuanto llegue Hoop quiero hablar con él.

La oficial asiente, salgo de la escena y me dirijo a los adolescentes, Hank palidece al verme.

-Genial -lo escucho susurrar-, aquí viene la loca.

-También me da gusto verte, Hank -Le sonrío a la chica-. Soy la detective Kenet, supe que tú diste el informe del asesinato, ¿puedes decirme lo que viste?

-¿Aquí o en su oficina? -dice Hank.

-Preferiría que sea en la comisaría, no quiero estar aquí -responde la chica.

-Yo no iré a ese lugar, estas sola, Ibeth.

Es obvio que algo esconde, desearía que Hank dejara de meterse en problemas solo una maldita semana.

-No te preocupes, él irá -Saco la pistola-. Hank Miller estas arrestado por obstrucción en una investigación, tienes derecho a permanecer callado.

-No, no esta vez, Kenet -Se burla-. No estoy impidiendo nada.

-No declarar también es obstrucción, si no quieres que revise tus bolsillos vas a cooperar.

Hank levanta las manos en señal de rendición, Ibeth me mira asombrada, guardo mi arma.

-Gómez -llamo a un oficial-. Llevalos a la estación, iré en una media hora a tomar su declaración.

-¿Revisará la escena con Hoop?

Asiento, sin previo aviso Ibeth me da un abrazo.

-Gracias.

Me suelta, los veo marcharse en la patrulla, había olvidado lo lindo que es ayudar a alguien, por lo general mis víctimas son muertos y sus familias jamás me agradecen por poner a los malos tras las rejas, siempre se quejan de que si hiciéramos nuestro trabajo nadie moriría, pero no somos Dios ni nada por el estilo, somos simples mortales.

-Detective -me llama la oficial-, llegó Hoop.

Vaya que es rápido, creo que estaba muy cerca de aquí o simplemente corrió para ver a la víctima.

-Emy, Emy -Enarco una ceja-, que gusto que me hayas invitado a trabajar, ¿quién es el muerto?

-De seguro la oficial Esparza.

Nos reímos un poco y lo conduzco a la escena, observa al cadáver y se coloca los guantes de látex. Mueve la cabeza y descubre un enorme hoyo, el impacto fue intenso al parecer.

-¿Tú que opinas? -dice examinando un poco más la herida.

-Creo que es un ajuste de cuentas, debió hacer enojar a alguien muy peligroso, tal vez deberíamos llamar al coronel.

Hoop se ríe un poco.

-Un ajuste de cuentas implica un disparo e incluso un asalto para no ser tan obvios, este fue un asesinato premeditado, al parecer tiene todas sus pertenencias y, por el golpe, deduzco que lo atropellaron, un automóvil bastante grande, y que al chocar contra el pavimento se rompió el cráneo, si el impacto del auto no lo mató entonces lo hizo el golpe al caer.

Y por eso digo que Hoop es el rey de los muertos, sabe distinguir muy bien las causas de muerte.

-Detective, encontramos huellas de un vehículo pesado.

Hoop sonríe victorioso.

-Te odio -Me levanto-. Quiero toda la evidencia en mi escritorio.

-¿Y yo qué?

Esta vez yo le sonrió de forma victoriosa.

-Tú eres el forense, sabes que hacer con el cuerpo.

Le giño el ojo y salgo de las cintas amarillas, tengo un par de interrogatorios pendientes.

-Kenet -me giro para ver a Hoop-, es lindo volver a trabajar junto a ti.

Vaya que si, Hoop es de los pocos que toma muy en serio su trabajo, ama lo que hace y se le nota. Ojalá pudiera decir eso de todos.

-Vigila a los novatos, Hoop, no pierdas ninguna evidencia.

Vuelvo a girarme.

-¿Qué harás, Kenet, jugar con tu computadora? -se burla.

-Si, eso haré, veré si encuentro algo en las cámaras así que no lo arruines el caso.

Me subo a mi modesto automóvil, enciendo las sirenas y voy directo a la estación, no tengo tiempo que perder. Entre más rápido encuentre al culpable más rápido podré ir a mi casa y olvidarme, sólo por unas horas, que soy la maldita hija del coronel Kenet y que soy una detective.

Ya tendré tiempo para lamentar mi patética existencia, ahora debo atrapar a unos cuantos delincuentes.

La hija del coronelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora