Sueño

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Emma

Me despierto temprano, los rayos del sol entran por la ventana. Anoche tuve el sueño más bonito del universo, hacia el amor con Joshua y no era para nada lo que decían de él, era tierno, amable.

Fue un gran sueño, tanto que desearía que fuera realidad, me acuerdo que lo hicimos muchas veces y todas fueron únicas, quisiera que eso hubiera pasado en su casa, pero le importa más Mackenzie que yo.

Me hago bolita en la cama y siento que pateo a alguien, me giro muy espantada y veo a Joshua gruñendo por el golpe.

Debe ser una broma, no fue un sueño, realmente hicimos el amor toda la noche.

Me descubro un poco y veo que estoy desnuda y Joshua también, esto es increíble, realmente hicimos el amor.

—Buenos días, mi amor.

Joshua besa mi mejilla y me abraza pegándome a su cuerpo desnudo.

—Realmente lo hicimos...

—Si, te lo debía y quería demostrarte que todo iba a cambiar —Me besa otra vez—. ¿Tienes hambre? Yo quiero comerme un oso.

Me cubro la cara con las cobijas, es demasiado para mí, realmente deje de ser virgen.

—Anda, Emma, anoche te vi todo, no tengas pena.

—No es eso —digo con voz ahogada—. Es solo que...

Joshua me descubre la cara y me acaricia con tanta ternura que deseo estar así siempre.

—¿Qué te da miedo?

—Todo, me da miedo que nunca vuelva a pasar, que Mackenzie...

—Deja de meter a Mackenzie en nuestro amor, solo nos compete a nosotros.

Asiento, pero él no sabe que Mackenzie está enamorado de él.

—Eso y no sé si lo hiciste con algún método, yo no...

—Sé lo que te hizo Kenet, pero no te preocupes por eso, yo te voy a cuidar siempre —Me da un beso muy corto—. Verte así me hace querer más de ti.

Parpadeo un poco, creo que entiendo lo que quiere decirme.

—Puedes... si quieres...

Joshua me besa una vez más.

—¿Tú quieres?

Asiento con mucha vergüenza, veo que se estira a la mesita de noche y toma un condón, no quiero saber cómo los consiguió.

Cierro los ojos para no saber en qué momento lo hará, solo quiero volver a sentir todo lo que sentí anoche.

Suspiro cuando siento que está dentro.

—Tranquila, no pasa nada.

Abro los ojos y veo a mi Joshua encima, me gusta como se siente, como me mira, todo es increíble.

Me besa y empieza a moverse muy lento, sonrío entre el beso, esto es adictivo, en exceso adictivo, o tal vez es él quien me provoca esto.

La hija del coronelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora