Suya

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Emma:

Creo que nunca había estado tan feliz de llegar al trabajo, anoche dormí como un bebé, sigo recordando ese beso como si aún tuviera sus labios sobre los míos.

De todo lo que esperaba eso era lo último que creí que pasaría, me tomó con tanta decisión y sus labios tan suaves como terciopelo, ya toque fondo con él, si antes estaba enamorada ahora mismo estoy a sus pies.

Me dejo caer sobre mi silla frente a la computadora y reviso las cámaras de seguridad, lo primero que veo es a mi Malo entrar a las regaderas, benditos todos los que verán a mi hombre desnudo. Dejo que haga sus cosas y reviso de vez en cuando que nadie lo moleste, todo parece ir bien.

Estoy ansiosa por ir a verlo por la noche, esta vez dejaré una grabación más larga, tenemos varios temas para discutir y quiero darle algo, un poco de lo mucho que él me dará.

—Necesito un café —anuncio a mi equipo—, no toquen nada.

Coloco algunas grabaciones y voy a ejecutar mi maléfico plan. Recorro gran parte de la cárcel y saco de mi auto una colchoneta que me juraron es muy cómoda, la meto a uno de los carros de ropa sucia y la llevo a un almacén donde sé que nadie entra.

Regreso a mi lugar sin el café, la única ventaja de ser la estúpida hija del coronel es que nadie me cuestiona nada. Vuelvo a checar a mi querido criminal y veo que un par de convictos lo rodean, no me gusta el rumbo que esto lleva.

Tomo mi radio para alertar a los guardias.

—Posible enfrentamiento en el comedor, voy en seguida.

—¿Perdone? —dice una de mis compañeras asustada—. No puede ir, si su padre se entera que la dejamos...

—Mi padre no está aquí y yo soy la persona a cargo, no voy a permitir una pelea.

Me levanto y me voy corriendo al comedor, espero que no le moleste al Malo lo que voy a hacer.

Malo:

Me quedo viendo la asquerosa comida que sirven en este lugar, por lo que gana Kenet debería exigir una mejor calidad en la comida. Veo que un par de compañeros murmuran y después sonríen en mi dirección, estos imbéciles piensan que por ser un geek será muy fácil someterme, lo que más detesto es que no podré defenderme como deseo o corro el riesgo de ser descubierto.

Los idiotas se ponen de pie y se sientan uno a cada lado, no debes enojarte, Malo. No puedes pasar esta noche en confinamiento, Emma irá a verte y si no estás ahí en la noche le dará algo.

—Hola, muñeco —dice el de mi izquierda—. ¿Cuál es tu nombre?

—Noé —digo entre dientes.

—Dime, Noé —El otro chico me acaricia la cara—, ¿no quieres ser nuestro protegido?

De inmediato quito mi cara de su mano, la única que puede llegar a hacerme eso es Emma.

—No tengo interés —Me cuesta mucho mantener la calma—, gracias por el ofrecimiento.

Los dos reos se burlan en mi cara, creo saber a dónde va todo esto.

—Parece que no entiendes tu situación, querido Noé —El primer reo me estrella la cara en mi asquerosa comida—. Aquí tienes dos opciones, la primera es ser nuestro o estar contra nosotros, sea como sea...

Dejo de sentir a mi compañero sostener mi cuello, levanto la cabeza y me encuentro con Emma, esta niña está loca, va a descubrirse.

—¿Qué está pasando aquí?

De inmediato el otro reo se le acerca a mi chica, también me levanto, pero Emma ni siquiera me mira a mí, eso me pone celoso.

—Mira lo que trajo el viento —Toma la cara de mi niña—, aquí no eres nada, Kenet.

Doy un paso al frente dispuesto a matar a ese maldito, pero Emma en un solo movimiento lo arroja al suelo y lo inmoviliza. Mi chica es ruda, me alegra saber que sabe defenderse.

—No soy nadie, tienes toda la razón, pero yo no dejo que nadie me toque sin mi consentimiento —Emma coloca su rodilla sobre las muñecas de mi compañero—. Te ganaste una semana en confinamiento.

Le coloca las esposas y el guardia levanta al hombre que toco a mi linda policía. Emma mira al que me metió la cara a la comida.

—Las reglas van a cambiar a partir de hoy —Por fin me mira y sonríe un poco—, yo soy la nueva encargada de esta prisión, todo aquel que moleste a sus compañeros se irá una semana a confinamiento y tú —Señala al otro—, tú ayudarás a los cocineros por una semana, ojalá así aprendas a valorar la comida.

Se gira mostrándome ese hermoso trasero que tiene, no puedo dejar de pensar que ella es toda mía.

Quisiera ir hacia ella, tomarla entre mis manos y hacerla gritar como nunca.

Pero un guardia se interpone entre ella y yo, está claro que no dejarán que nadie se acerque a mi linda Emma. Da igual, por la noche ella será completamente mía y ningún guardia me impedirá tenerla.

Emma:

Eso estuvo muy cerca, estuve a dos segundos de saltarle encima a mi Malo, estuve a dos segundos de descubrirnos. Ahora me doy cuenta que soy completamente suya, pude haberlo dejado, pero no quería hacerlo, no quería que nadie más lo tocara y ahora dudo que lo hagan, fui muy clara y así tenga que hacer el área de confinamiento más extensa eso es lo que haré.

Cuando llego a la sala de vigilancia todos me miran como si hubieran visto a un muerto.

—¿Sucede algo?

—Su padre está en el hospital.

La hija del coronelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora