Abandono

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Emma:

Comienzo a estar nerviosa, mi contrato termina mañana y los chicos del Malo no tienen ningún plan establecido. Pero... estás semanas han sido maravillosas, el Malo y yo hablamos todos los días y siempre terminamos besándonos, todo es increíble, pero mañana...

Tendré que hablar con Carlisle para quedarme, pero no sé que me pedirá a cambio.

Observo al Malo comiendo junto a otros presos, ha hecho varios amigos y le di una pulsera de buen comportamiento que le garantiza buena comida, eso ha motivado a los otros reos a comportarse.

—Como siempre haces un excelente trabajo, es una lástima que debas irte a homicidios.

Cierro mi computadora y saco todo el aire de mis pulmones.

—¿A qué veniste, Carlisle?

—Solo pasaba por aquí, por lo que he escuchado las riñas aquí han desaparecido —Toma mi computadora—. A partir de mañana las cosas cambiarán, ¿cuánto crees que dure el geek sin tu protección?

Lo veo de mala manera.

—¿De qué hablas?

—Digamos que a partir de mañana el geek que atrapamos tendrá compañía y haré que hable por las buenas o por las malas.

Suelto una carcajada seca, se nota su desesperación.

—Intentalo, pero dudo mucho que te diga algo del Malo. Le tiene más miedo a ese delincuente que a ti.

—¿Estás segura? —Mueve la cámara y lo enfoca a él—. ¿Sabes que más escuché?

Lo veo fijamente, no puede darse cuenta que es mi nuevo punto débil.

—Iluminame.

—Escuché que ese geek tiene cierto interés en ti, dicen que te come con la mirada y creo que no te deja indiferente.

Sé a donde quiere llegar, no sería tan cerdo como para usarme de cebo a mi también.

—No te atreverías a usarme, te conozco muy bien.

Carlisle se me acerca demasiado.

—Pero él no lo sabe —Toma mi cabello—. Y tú deseas quedarte aquí por él, ¿me equivoco?

Maldito enfermo.

—Te equivocas, quiero quedarme aquí para no terminar igual que Clara o Tara.

Golpeo su mano y me alejo de él.

—Entonces, ¿no te importará esto?

Me muestra la cámara de la lavandería, noto como tres reos acorralan a mi Malo. Trato de mantener la calma, no puede saber que me muero por ir a matar a esos tres idiotas.

—No, ¿crees que Noé es importante para mí? Él es otro preso más, por mí puedes mandarlo a matar —Le doy la espalda—. Pero no mientras yo esté a cargo.

Tomo mi radio y le informo a los oficiales sobre los tres presos que están fastidiando a mi chico.

De inmediato escucho a Carlisle aplaudir, en serio lo odio.

—Emma Kenet siempre hace lo correcto, ¿me equivoco?

Suelto el aire y lo encaro.

—¿Qué es lo que quieres a cambio?

Sonríe lleno de satisfacción, pero esto no será para siempre, yo me iré con el Malo y jamás sabrá de mí.

—Lo primero es que me llames padre, si vuelves a llamarme Carlisle te sacaré de aquí —Da un paso al frente—. Lo segundo que harás es ayudarme a capturar a ese criminal, me ayudarás dos noches a la semana a rastrearlo y yo te vigilaré, ya no podrás jugar con ese idiota, ¿trato?

Aprieto los puños, esto tiene que terminar pronto. Tengo que hablar con el Malo o esto se pondrá feo.

—Te ayudaré una sola noche, tu equipo también tiene que trabajar y yo no puedo dejar mi puesto así de fácil.

—Dos noches o regresas a homicidios, escoge.

Odio que juegue así conmigo, no puedo dejar solo al Malo, le prometí que nunca lo abandonaría y no soy una persona que falte a sus promesas.

—Bien, manda a redactar el nuevo contrato y...

—Ya está hecho, puedes leerlo si gustas.

De su saco saca un rollo de hojas que deja en mi escritorio, espero no arrepentirme de esto.

—Llamaré a mi abogado para que...

—Ya contacté a Richard, en cualquier momento te enviará un correo.

Casi por obra de magia mi computadora parpadea, al abrir el correo veo un mensaje preciso.

«Acepta el contrato, Carlisle se compromete a buscar a Clara y a Tara por todo el país, ¿no deseas volver a verlas?»

Cierro la computadora y empiezo a leer el contrato minuciosamente, dice que solo debo trabajar cuatro horas cada noche en el caso del Malo y que buscarán a la niña y a mi hermana por cielo, mar y tierra. Observo de reojo a Carlisle, creí que se desesperaría y se marcharía, pero sigue en el mismo lugar con la mirada fija en mi.

Regreso la mirada al contrato, me sobresalto cuando veo otra estipulación.

—Debe ser una broma.

—Hablas de que debes sacarle información al geek coqueteando con él, temo informarte que no es ningún chiste, cualquier cosa que puedas sacarle a ese nerd será de utilidad para el caso.

—¿Qué te garantiza que vaya a decirme la verdad? —espeto enojada—. ¿Qué te hace pensar que delatará a su jefe por mí?

Carlisle se ríe por lo bajo, no me gusta el giro que esto está dando.

—Es una apuesta arriesgada, Emma —Camina hasta mí—. Pero eres una mujer muy hermosa, inteligente y sé que podrás usar todo lo que tienes para enredar a ese geek.

—¿No temes que me enamore de Noé?

Vuelve a reír, está vez sin contenerse.

—No se parece nada a...

—No te atrevas a decirlo —lo corto—. No te atrevas a mencionarlo.

—Él si que era un excelente partido, es una lástima que se enamorara de la Kenet equivocada.

Eso es el colmo, me apresuro a firmar su estúpido contrato y se lo tiro a la cara. Ya no importa lo que ese pedazo de papel diga, no estaré aquí para que pueda obligarme a cumplirlo.

—No sabes cuánto te odio, padre, escucha muy bien mis palabras porque te perseguirán por el resto de tu miserable vida, en algún momento podré liberarme de ser una maldita Kenet y lloraras lágrimas de sangre cuando te des cuenta que perdiste todo por tu egoísmo.

Me alejo de él y miro hacia la calle, estar en prisión es mejor que seguir viviendo con él.

—A ti nunca te dejaré ir —Estrella su mano en el vidrio—. Tú eres la que más se parece a tu madre y así tenga que encerrarte en este lugar no podrás escapar de ser una Kenet, ahora sígueme.

Me giro con el ceño fruncido, no haré lo que él quiera, él es quién está en mi oficina.

—Aquí mando yo, padre, no haré lo que quieras.

Carlisle golpea el contrato en su mano.

—Aquí dice que irás a trabajar conmigo cuando yo lo considere adecuado y creo que esta noche vas a trabajar conmigo, ¿nos vamos?

Aprieto los dientes y quito mi chamarra del respaldo de la silla. Carlisle me abre la puerta y salgo echando chispas.

Juro que te arrepentirás, Carlisle Kenet.

La hija del coronelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora