Solo

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Malo:

Estoy convertido en un maldito energúmeno.

—Amigo, ¿qué le pasó a tu cara?

Mi amigo, Derek, se sienta frente a mi. Ayer tres imbéciles me acorralaron en el cuarto de lavado y uno de ellos me dio un puñetazo en la cara, los oficiales se los llevaron a confinamiento y yo fui a dar a la enfermería.

Pero no estoy enojado por esos idiotas.

—Tres idiotas me acorralaron en el cuarto de lavado, como puedes notar no me fue muy bien que digamos.

—Lo lamento, Noé, en serio debes aprender a cuidarte, no siempre estaré para cuidarte.

Me guiña el ojo.

—Como si pudieras cuidarme.

Le arrojo una papa a la cabeza.

—Oye, déjame un ojo morado para disfrutar de ese menú.

Derek observa mi bandeja con papas fritas, puré de papa y un filete.

—Tomalo, no tengo hambre.

Empujo la bandeja y Derek me mira con ojos de corderito.

Devora el filete de forma primitiva, qué asco.

—¿Me dirás porque estás tan enojado? —dice masticando el filete.

—Traga y después habla —lo regaño.

—Vamos, hermano —Traga el filete—. ¿No me digas que estas así por un ojo morado?

No, estoy así porque ayer la señorita Emma Kenet no fue a visitarme por la noche. Ni siquiera tuvo la amabilidad de enviarme un maldito mensaje para avisarme, eso me jode, tengo miedo de que me abandone.

—Noé Jhonson.

Derek se sobresalta cuando escucha mi nombre.

Levanto la mano y un oficial va hasta mí.

—Tienes suerte muchacho —Me coloca las esposas—, el coronel desea verte.

¿Qué es lo que trama ese idiota?

Me levanta y me lleva por los pasillos arrastrándome. Llegamos a una sala muy parecida a su base, esa a la que me llevaron cuando me atraparon.

El coronel está sentado frente a una mesa repleta de la mejor comida del mundo, lo sé porque cenaba esto muy seguido cuando aún era Joshua.

El oficial me obliga a sentarme sobre la silla.

—Aquí le dejo al hacker, coronel.

Se va silbando un poco, no quiero ver a los ojos a ese maldito, este maldito le ha traído puro sufrimiento a Emma y eso nunca se lo perdonaré.

—Un gusto, Noé —Toma una copa de vino—. Lamento no haberme presentado antes, soy el coronel Kenet, el padre de Emma.

No me gusta como suena su nombre saliendo de su maldita boca.

—No le diré nada, deje de perder el tiempo y déjeme ir.

La hija del coronelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora