Nuestra vida

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Malo:

Veo a mi esposa sonriendo, no puedo creer que diga esto, Emma es mi esposa. Cass me matará por no invitarla a la boda, aunque no fue una boda espectacular como ella merece fue algo hermoso.

Veo su cabello, ya comienza a verse su raíz, creo que debemos visitar a Cass.

—¿En qué piensas, esposo?

—En que debemos ir con Cass.

—Si, me imagino que quieres darle las noticias.

—Si, pero también quiero que te haga un retoque, más bien otro cambio de imagen.

Emma se toma el cabello, algo no le gusta de lo que dije.

—¿No te gusta? Yo siempre quise verme así.

Tomo su mano, se ve hermosa, pero con esos traicioneros más vale que cambie.

—Me encanta, pero ahora tu padre debe saber cómo te ves.

Separa sus labios, sabía que no había pensado en eso.

—Tienes razón, Carlisle ya debe saber todo.

Se muerde las uñas, algo le preocupa.

—¿Pasa algo?

—Clara va a decirle que somos pareja y no sé de que sea capaz Carlisle.

—Intente lo que intente nosotros estaremos juntos para enfrentarlo, tú lo conoces y yo sé cómo fastidiarlo, somos el equipo perfecto, esposa mía.

Emma sonríe, sabe que es la verdad, somos el equipo perfecto.

—Creo que llegó la hora, amor.

—¿Hora de qué?

Suspira un poco, creo que dirá algo que me molestará mucho.

—Debo cortar mi cabello.

Me orillo de la nada, no puede estar hablando en serio.

—No lo harás.

—Sé que lo prometí, que le dije a mi mamá que siempre lo tendría largo porque a ella le encantaba y así honraría su memoria.

—Por eso no lo harás, sé lo importante que es esa promesa para ti y no te dejaré hacerlo.

Emma vuelve a suspirar, no me gusta el rumbo de esta conversación.

—Ya tengo otra forma de honrarla, una que nadie podrá quitarme nunca.

Nunca debí hacerle ese tatuaje, no tiene porque cortar su cabello, una promesa a una madre es más que sagrada.

—Emma... tu mamá te pidió que no lo hicieras, no te dejaré hacerlo.

—Es mi decisión, Joshua, no tuya, vamos a ver a Cass.

Resoplo cansado, no voy a ganar esta discusión, Emma ya tomó una decisión y no podré hacerla cambiar de opinión con nada.

Seguimos viajando por la carretera, no quiero que se corte el cabello, tengo que pensar en algo para evitar que haga eso.

~*~

Al llegar al salón de Cass mi querida amiga abraza a Emma y pretende que yo no existo.

—Me alegra verte, ¿cómo te trata el ogro?

Emma se ríe un poco y aprieta sus manos.

—Ahora es mi esposo.

Por primera vez en lo que llegamos me mira y no es una mirada muy agradable que digamos.

La hija del coronelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora