"Tratamos de buscar nuestro norte sin medida.
Nos volvemos locos y no encontramos el rumbo.
¿Te has parado a disfrutar de lo bonito que es estar perdido?
Cambia el significado de las palabras.
No todo es negativo"Recuerdo perfectamente ese día, se quedó grabado en mi piel como un tatuaje que termina curándose mal y solo queda el reflejo de lo que querías y no lo que pudo ser.
Escuché el despertador. Como de costumbre solo quería que el mundo me tragara y no tener que levantarme. Lo que vivía cada mañana era un infierno, y hasta el momento pensaba que mi vida terminaría algún día en una escalera de aquel espeluznante colegio. Hubo algo diferente esa mañana, mi madre se acercó a mi cama y me dijo que hoy sería mi último día en el colegio, que después del puente ya no volvería. En ese momento sentí una mezcla de emociones, principalmente miedo por lo desconocido. Se me pasaban tantas preguntas por la cabeza y ninguna tenía respuesta.
Comenzó a invadirme la nostalgia de haber vivido tantas cosas allí, mi infancia y mi adolescencia. Pero debía terminar. Ya nunca más tendría que vivir con miedo y podría ser libre.
Cada gesto de esa mañana marcó un antes y un después en mi vida.De camino al colegio, por primera vez decidí ir yo sola, sin que mi hermano me acompañara como de costumbre. Encendí el móvil y me puse los cascos. Quise evadirme durante los quince minutos de trayecto al colegio, hasta tener que enfrentarme a decir adiós a quien realmente quería. Sonaba "Uncover" de Zara Larsson, su melodía invadía todo mi cuerpo, encogía cada músculo de mi cuerpo hasta llegar al pecho, sintiendo una presión que no me dejaba respirar. Me sentía tan identificada con esa canción, era invisible para el mundo y jamás hice nada para salir de mi escondite, me gustaba pasar desapercibida. Era bonito que la gente no supiera nada de ti, tenían menos oportunidad para hacer daño. Eso era lo que me hubiera gustado que sucediera, pero jamás pasó. Quienes no me gustaría que no supieran de mi existencia, sabían más de lo que yo creía.
Estaba a una calle. Tenía tanto miedo y nervios que solo quería darme la vuelta, correr y que nadie me encontrara nunca. Que difícil decirle a alguien adiós cuando en verdad no quieres hacerlo. Las despedidas nunca fueron fáciles, pero debía armarme de valor y plantar cara por última vez a quienes me habían dañado durante tantos años.
Llegaba tarde, como normalmente. Mientras subía las peligrosas escaleras que habían sido las protagonistas de mis pesadillas diarias, estaba meditando que iba a hacer y con quién hablaría primero. Conté hasta diez y abrí la puerta de clase, sentía que todas las miradas se centraban en mí. Es como si supieran que hoy se acabaría todo.
Me senté en mi lugar, y le dije a Andrea que hoy sería mi último día. Ella se echó a llorar y no volvió a dirigirme la palabra hasta la hora del patio. Pero como siempre, hubo un cotilla que se enteró y llegó a oídos de la tutora. Antes de que terminara la clase, la tutora delante de todo el mundo, me dijo con voz desafiante que saliera un momento con ella. Desde luego no era nada bueno lo que iba a decirme, su cara mostraba una ira que jamás había visto en nadie. Recuerdo unos segundos de silencio que me angustiaron, porque no entendía qué pasaba si nunca se había interesado en saber de mí. Además, pensaba que ella no sabía que después del puente ya no volvería, puesto que mis padres me dijeron que lo mantuviera en secreto, que fuera discreta.
Cuando se armó de valor, me habló con un desprecio y con una chulería que solo hicieron que mi contestación fuera peor que su pregunta.- Me acaban de comentar unos compañeros tuyos, que ya no vas a volver al Colegio después del puente. ¿No ha sido suficiente lo que hemos hecho? - dijo burlándose como si acaso en algún momento se hubieran dignado a mover un pelo por mi, por mi seguridad. En cambio de eso, fomentaron que ellas se hicieran más fuertes y yo cada vez más débil. Además de que los docentes y especialmente mi tutora, habían presenciado muchas de las humillaciones, y su respuesta cuando busqué apoyo en ellos, fue hacerme pensar que todo lo que estaba sufriendo era una mísera mentira, que estaba imaginándomelo todo.
- La verdad es que nadie debería saberlo, solo he querido despedirme de las personas que han hecho algo por mí. Pero sí, por suerte ya no voy a volver.
- Pues nada, espero que te vaya bien.
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¿Te quedas conmigo?
Teen FictionMía es una joven que ha vivido experiencias en su adolescencia que han marcado el nuevo rumbo de su vida. Ha conocido qué es vivir el acoso escolar de primera mano, la depresión y la desesperación de sentirse sola. Pero un día de verano sin esperarl...