¿Amor perdido o amor compartido?

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"El amor perdido es aquel que no puede demostrarse, es el que se queda atado a tu corazón. En cambio, el amor compartido, es el que te deja libre y te otorga felicidad. Nunca debes pensar que el amor debe estar guardado, el amor existe porque lo compartes, deja que salga, es la única manera de sanar"



No con cualquier beso se sienten mariposas, ni con cualquier cuerpo se arde hasta punto de fusionarse, no con cualquier alma se es eterno ni con cualquier recuerdo se aguan los ojos, no con cualquier amor se inspira uno y se hace poema. Esto era básicamente lo que diferenciaba nuestro amor del de los demás.

Ese día de verano en la urbanización de Aurora, la verdad es que crucé pocas palabras con Nico, más allá de conversaciones bastante normales y cortas entre adolescentes que apenas se conocen, y lo que conocen de ellos es por otras personas.
- ¿Eres Mía?
- Sí... ¿Nico?
Dios. No me podía creer que Mike, bueno Miguel, fuera amigo de Nico. ¿Sería otra persona diferente en el colegio a la que es fuera? La duda me estaba matando.

Los amigos comenzaron a hablar en bajito y claro Aurora estaba alucinando. Ambas nos miramos sabiendo lo que estábamos pensado, ¿era una simple casualidad o sería cosa del destino? Teníamos tantas preguntas que no podíamos hacernos debido a las circunstancias.
- Bro, ¿os conocéis? - Comentó Mike extrañado.
- Nico no me habías dicho nada de que la conocías, ¿eh? ¡que bien guardado te lo tenías!
- No, a ver, es que no sabía que estabas hablando de ella, sabes...-Dijo avergonzado.
El caso es que nos liaron para que nos quedáramos. La verdad, es que yo estaba muy incómoda y prefería irme... Pero Aurora quería fiesta.
- Va, quedaros un rato más, ¿o es que es tarde para las niñas de papá? -Comentó uno de los amigos.
- Tía, dile a tu madre que llegarás más tarde.Venga, por favor. -Me dijo Aurora.
- Bueno, vale... pero solo un rato.

Bajamos a la pista de paddle que estaba en la parte de abajo del jardín. Era como si entraras en un garaje y te dirigieses al semisótano más profundo. Ahí estaba la pista de papel, toda acristalada. Era como si a un niño le dices que no toque eso, para que vaya, lo toque y lo rompa. Era la misma situación, pero os aseguro que podía empeorar.
- Eh tíos, sacad los cubatas, ¿no?
No daba crédito. ¿Enserio iban a ponerse a hacer un botellón aquí? En fin, casi lo más cutre y aburrido que he visto en mi vida. Tan chungos de barrio y se van a poner aquí, ¿escondidos en una de la mejores urbanizaciones de Valencia?
- ¿Enserio vais a beber aquí?
- ¡Cuidado, no se os caiga una gota al suelo y ensuciéis la pista de paddle!
Continuamente se reían de nosotras. O igual es que yo no pillaba su humor. En fin, entre la música que salía de los altavoces o como ellos lo llaman bombos, el olor a alcohol y en suma el humo de los cigarrillos, estaba deseando que alguien dijera de salir afuera.
- Oye ¿y si nos bañamos en la piscina?
Esto pintaba fatal. Esta gente iba como cubas. No podíamos hacer ruido si no queríamos tener problemas con los vecinos. Pero al parecer, estaba yo más preocupada por lo que podía pasarle a Aurora, que ella misma.
Comenzamos a subir. Me adelanté con Aurora, para decirle que esto podría traernos problemas. Bastó con decírselo para que Mike le quitara las llaves de las manos a Aurora.
- ¡Oye, devuélveme eso!
- Rubia, tranquila. Solo será un momento.
Sentí como me cogían de las piernas y me inclinaba hacia abajo. Solo veía los pies del chico que me tenía agarrada.
- ¡Bájame ya! ¡Esto no tiene ni puta gracia!
Al parecer, su majestuosa idea era dejarnos encerradas ahí abajo mientras hacían lo que les diera la real gana. Bueno más bien, hacer el gilipollas como se dice en mi pueblo.
Nos acercamos a la puerta para "suplicarles" que nos dejaran salir. Al parecer, tenían nuestros móviles también, no nos habíamos dado ni cuenta de que nos los habían quitado. ¿En qué estábamos pensando?
- Va tío, devuelve las llaves y ya está. (Intervino Nico).
- Vale, yo voy a dejar las llaves ahí, a ver cuál de las dos es más inteligente y consigue llegar hasta ellas.
Dejó las llaves en el último escalón. Era imposible alcanzarlas a no ser que cogiéramos algo.
- ¡Ale, nosotros mientras os esperamos en la piscina! Os dejo los móviles ahí.
Se fueron todos riendo mientras Nico se quedó mirando, pensando en qué hacer.
¡Te lo dije! Tendríamos que habernos ido. Estos tíos son unos gilipollas...
Le dije a Aurora enfadada.
- A ver, yo creo que es una broma y que ahora vendrán a abrirnos. Tú tranquila. Tampoco nos han hecho nada tan malo para hacerles la cruz.
- ¿Qué no? Tía, que estamos encerradas en tu jardín, con unos diez tíos que no sabemos ni de dónde han salido y que nos quitan las cosas, que fuman, que beben como cosacos y que se toman unas confianzas sin pedir permiso siquiera. No sé, llámame loca o paranoica o yo que sé. Pero esto, no tiene gracia.

Comencé a pensar una idea para conseguir las llaves y mandarlos a tomar por culo por haber desafiado a dos pedazo mujeres. Me dirigí al cuarto donde estaban guardadas las cosas de limpieza que normalmente está abierto para recoger las cosas que los vecinos utilizan cuando están aquí. Comprobé la puerta, efectivamente estaba abierta. Alcancé la escoba y fui corriendo a la puerta, que más bien era una verja.
- Vale Aurora, creo que con esto podremos llegar. Cuando yo te diga intentas alcanzar con el brazo las llaves, ¿vale?
- Está bien.
Intenté alcanzar las llaves por el cordón que llevaba colgado. El plan era conseguir meter la escoba en el llavero, acercarlo muy despacio al brazo de Aurora.
- ¡Toma! ¡Qué les jodan!
- Tía somos un equipazo.
- Hombre, que se pensaban, ¿qué Zipi y Zape no se las saben arreglar solas?
- ¿Pero ahora qué hacemos?
Preguntó Aurora.
- ¿Cómo qué que hacemos? Pues irnos, ¿no?
- Joder tía. Venga, nos quedamos un rato y nos vamos. Nos damos un baño rápido y nos vamos a casa.
Resoplé. No me gustaba el rollo que llevaban, pero me apetecía hablar con Nico... Igual iba a ser la única manera de conseguir su teléfono.
- Bueno vale, pero solo un rato y nos vamos.
En cuanto subimos a la piscina, empezaron a gritar. Se quedaron alucinados con que hubiéramos conseguido salir. Nos subestimaron.
- Bueno, bueno. Al final no vais a ser tan tontas como pensábamos.
Dijo Mikel.
Me acerqué a él y le dije:
- Nos has subestimado, no sabes de lo que somos capaces.
Vi a Nico reírse, la verdad es que me provocó un cosquilleo en la tripa, enseguida me subieron los colores.
Mientras Aurora tonteaba con algunos de los del grupo, yo me acerqué a hablar con Nico.
- ¿No te vas a bañar?
Le pregunté sonriente.
- No, es que estoy malo. No me encuentro muy bien.
Me dio un bajón. Yo ya había estado imaginando por unos segundos los dos en el agua, el roce, el acercamiento. En fin, estaba claro que no iba a pasar. Ni siquiera le gustaré. No creo que se fije en un tipo de chica como yo. Debo contaros que Nico, aquí donde lo veis es un ligón nato. Ha estado con bastantes chicas del colegio, y eso que solo lleva un año. Tengo la certeza de que nadie le ha dicho te quiero de verdad. Su mirada está pidiendo a gritos un abrazo, un gesto de cariño, eso es lo que le hace falta. Es tan guapo, me está contando no sé qué de como se constipó, y yo no puedo centrar mi atención en lo que me dice. Solo veo sus labios, carnosos y con forma de m es como si te embarcaras en un río que rodea una montaña, y yo quisiera recorrerlos.
- ¿Mía?
- Sí, sí te entiendo. Es una putada.
No sé que dije, pero él se echó a reír. Y como no pude remediarlo, reí yo también. Sonaba con una belleza nuestras voces al unísono. Era música para mis oídos. Pero algo interrumpió nuestro momento.
Noté como me cogieron en brazos y corría gritando:
- ¡Allá voy!
Lo siguiente que noté fue frío. Me acaban de tirar a la piscina con ropa.
- ¿Por qué has hecho eso? -Dije yo temblando de frío.
Seguidamente Mikel tiró a Aurora. Hubiera deseado que fuera Nico el que hubiera hecho esa tontería.
Me salí corriendo. Estaba avergonzada, tenía toda la ropa mojada, pegada a mi cuerpo como si fuera mi propia piel. Me dirigí hacia mis cosas, donde estaba Nico.
- Te dejaría mi sudadera, pero no va a servir de mucho.
- No te preocupes...
- Oye me voy a tener que ir, porque la verdad es que no me encuentro muy bien. Pero si quieres podemos hablar o algo.
No me podía creer lo que estaba pasando. Pero, yo ya tenía su número. Pau me lo había dado. Como se enterara que lo tenía...
- Sí claro, déjame tu móvil y te apunto y ya hablamos.
- Oye ¿me das el de Aurora también?
- Sí, toma... - ¿Para qué querría el móvil de Aurora?

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