Cinthia y Santiago son amigos de toda la vida.
Ella es romántica y soñadora. Una joven dulce y encantadora que desde pequeña imaginó que vivía su propio cuento de hadas. Soñaba con ese día que se casaría con su príncipe encantador; ese hombre perfec...
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DE UNA VEZ POR TODAS
"Ella lo esperaba con tal ansiedad que la sola sonrisa de él le devolvía el aliento".
Gabriel García Márquez
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El día amanece particularmente frío, el otoño da sus últimas exhalaciones agónicas anunciando la pronta llega del invierno. Algunos árboles de hoja caduca que dejaron atrás el color verde y sus copas se tiñeron de rojo, ocre y naranja empiezan a perder espesura, pronto caerá lo que aún le queda de follaje ayudado por los vientos que poco a poco van tomando mayor vigor.
Es un escenario tan extraordinario e irresistible que Cinthia no pierde tiempo, toma sus materiales, los sube a su auto, maneja hasta uno de sus lugares favoritos, el majestuoso campo de lavanda, y una vez sumergida en la magia y el olor envolvente de aquellas praderas perfumadas, acaricia el lienzo con delicados pero firmes trazos multicolor, perdiéndose en su exclusivo mundo, en su propia y especial realidad donde los colores, los sonidos, los olores, las emociones y sensaciones que todo aquello produce en ella, son los principales protagonistas.
De regreso más tarde en la hacienda, mientras ordena los pinceles y demás utensilios recibe la llamada de Santiago.
—Necesito verte por la tarde —informa él un tanto preocupado después de un amoroso saludo por parte de ambos—. Apenas termine las consultas salgo para la hacienda.
—¿Sucede algo? —pregunta inquieta.
—Han ocurrido algunas cosas que tengo que comunicarte, pero por favor, confía en mí —pide sonando mucho más tranquilo de lo que en verdad está—. En la hacienda te cuento, ¿vale?
—Está bien, mi amor —consiente con una sonrisa—. Te espero y acá hablamos.
—Te amo, Cinthia, con toda mi alma —exclama cerrando con fuerza sus ojos, intentando transmitirle de alguna forma por medio de las palabras todo lo que ella significa para él—. Nunca lo dudes, mi amor, por favor.
