Cinthia y Santiago son amigos de toda la vida.
Ella es romántica y soñadora. Una joven dulce y encantadora que desde pequeña imaginó que vivía su propio cuento de hadas. Soñaba con ese día que se casaría con su príncipe encantador; ese hombre perfec...
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ME MUERO ANTES DE PERDERTE
"Y aunque no siempre he entendido mis culpas y mis fracasos, en cambio sé que, en tus brazos el mundo tiene sentido".
Mario Benedetti
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La escuela de arte que hasta hace unos meses era solo un sueño lejano, comienza a ver luces de realidad. El terreno donde estará ubicada está rodeado de maquinarias, varillas, ladrillos, tuberías y demás materiales indispensables para la construcción. La base está casi terminada, ya ha sido nivelada y rellenada, las vigas y las columnas están siendo levantadas y las divisiones establecidas.
Cinthia observa todo el caos de la construcción y sonríe ilusionada y entusiasmada. Está muy bien situada en el sureste del pueblo, antes solo era un enorme terreno baldío, lleno de maleza, basura y escombros, no le fue difícil convencer al dueño, un joven y sonriente mecánico, para que se lo vendiera. Es hijo único y ese pedazo de tierra fue la única herencia que recibió de sus padres al ellos morir, pero no contaba con el capital ni los recursos para darle un buen uso, ni mucho menos un buen mantenimiento, así que cuando Cinthia llegó con su propuesta de compra quedó más que satisfecho.
—Muchas gracias, Juvenal —extiende Cinthia su mano, feliz y complacida.
—No, señorita Cinthia —muestra una vez más la media y ladeada sonrisa que nunca abandona sus labios, mientras estrechan sus manos cerrando el trato—, Soy yo quien le está más que agradecido.
—Dejémoslo en que... los dos somos muy afortunados.
Sonríen de acuerdo.
—Por fin podré ampliar mi taller y comprar las máquinas y los equipos que siempre he querido y necesitado —cuenta con entusiasmo—. Será el mejor taller mecánico del pueblo, se lo aseguro, señorita Cinthia.
—Estoy segura que será el mejor de toda la región.
Ahora ahí, supervisando los cimientos y el florecimiento de la construcción, se siente simplemente dichosa, plenamente conmovida porque su sueño ha hecho feliz no solo a Juvenal y a ella misma, sino por el futuro y las oportunidades que con este proyecto está trayendo a San Sebastián.