Capítulo 21

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NO ME DEJES

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NO ME DEJES

"No hagas con el amor, lo que hace un niño con su globo, que al tenerlo lo ignora, y al perderlo llora".

Pablo Neruda.

—He intentado suicidarme —le muestra las heridas en sus muñecas y los brazos—

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—He intentado suicidarme —le muestra las heridas en sus muñecas y los brazos—. Paola ha intentado ayudarme, pero no es ella quien puede salvarme, tú eres el único que puede, Santiago.

—¿De qué rayos hablas? —pregunta consternado.

—Mis padres se cansaron de lidiar con mi depresión y me echaron de la casa —solloza destrozada—. Si me dejas otra vez, te juro que ya nada ni nadie podrá salvarme. Te lo juro, Santiago —promete agarrando su pecho con desesperación—. Y solo tú serás el responsable.

Santiago la observa detenidamente y no le termina aun de creer nada de lo que está escuchando, su mirada pasa con atención por las marcas en sus brazos y se acerca a ella.

—Enséñame —le pide extendiendo las manos.

—¿De qué hablas? —pregunta nerviosa y desconfiada.

—Las heridas —contesta con absoluta seriedad—. Quiero ver las heridas.

—¿Desconfías de lo que te digo? —grita histérica, cruzándose de brazos, ocultando las marcas—. ¿Crees que te miento con algo así?

—Muéstramelas, entonces —demanda sin vacilación.

Se acerca a ella y con un gesto de la mano abierta la insta a que lo haga. Vanessa poco a poco va soltándose de su propio agarre y extiende los brazos con cautela, mirándolo nerviosa y temerosa.

—Si —exclama detallando con cuidado cada lesión—. Hay algunas laceraciones, algunas son leves, otras son un poco más gruesas —repara cada una con la agudeza propia que le ha otorgado su profesión—, ninguna tiene suficiente profundidad como para...

—¿Quieres profundidad? —grita retirando con brusquedad el brazo de su agarre.

Corre a la cocina y busca entre una gaveta uno de los cuchillos para cortar carne y lo aprieta contra las venas que se le alcanzan a ver en la muñeca.

InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora