Capítulo 29

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UN PLAN DESAFORTUNADO

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UN PLAN DESAFORTUNADO

"No toda distancia es ausencia...

Ni todo silencio es olvido".

Al oeste del valle de San Sebastián se encuentra la Hacienda Sandoval, una de las haciendas más grandes, productivas y hermosas de la región

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Al oeste del valle de San Sebastián se encuentra la Hacienda Sandoval, una de las haciendas más grandes, productivas y hermosas de la región. Genaro Sandoval se encarga de todo lo relacionado con los animales, es decir, el ganado vacuno, porcino y ovino, la cría de caballos tanto los domésticos como los de paso fino, y así, con el resto de animales; y Rodrigo, su hijo menor, cuida las plantaciones, los sembradíos, los cultivos y todo lo que tiene que ver con la administración, su mantenimiento y su cuidado, trabajo que desempeña a la perfección; gracias a él, a Rodrigo, la hacienda se ha recuperado y se ha reestablecido después de que su hermano mayor Duván, casi que la llevara a la ruina.

Genaro aprendió la lección, desde la última deuda que cubrió de su hijo, no ha vuelto a entregarle un solo centavo y más aún, después de la vergüenza y deshonor que trajo a las dos familias Sandoval y Gandaela. Para él fue una ofensa tanto o más grande, ya que era su apellido, su palabra y la respetabilidad de la familia, los que quedaron por el suelo. No estaba dispuesto a recibirlo más en su hacienda y Rodrigo, aunque no tan inflexible, lo apoyaba en su decisión, sin embargo, él si estaba abierto a la posibilidad del perdón, después de todo son hermanos y Duván proclamaba arrepentimiento y reivindicación, tanto que pagó las deudas y no ha vuelto a pedir dinero.

Mariana fue quien influyó finalmente, en la decisión de acogerlo de nuevo en el seno familiar, luchó y luchó hasta que convenció a su esposo del arrepentimiento de su hijo y de su deseo de enmendar las cosas. Aunque Rodrigo no interfirió en las decisiones de sus padres, sí fue claro cuando Duván volvió.

—Eres mi hermano. —Rodrigo enfatizó serio, en ese entonces—. Está siempre será tu casa, pero te tendré vigilado, no permitiré que vengas a perturbar la vida de quienes estamos en paz.

—Solo vengo a pasar un tiempo con mi familia —asegura con aparente sinceridad.

—No quiero que te acerques a Emilia —ordena con firmeza—. Por razones más que obvias, no te quiere cerca de ella.

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