Capítulo 20

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"La vida es tan incierta, que la felicidad debe aprovecharse en el momento en que se presenta".

Alexandre Dumas.

El camino de regreso a San Sebastián es bastante agradable y entretenido y la sensación de libertad y plenitud que embarga a la pareja es definitivamente indescriptible

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El camino de regreso a San Sebastián es bastante agradable y entretenido y la sensación de libertad y plenitud que embarga a la pareja es definitivamente indescriptible.

Para algunas personas, el placer consiste en caminar descalzo por la arena de una playa batida por un mar furioso. Para otras, es volar en parapente, o sumergirse en el océano con un traje de buceo, o tal vez escalar escarpadas montañas nevadas, en fin. Sin embargo, para Cinthia y Santiago, nada se les antoja más maravilloso y deslumbrante que esas poderosas y descomunales montañas rocosas que se divisan en el horizonte; esos inmensos prados cuajados de flores y árboles gigantescos, formando en algunas zonas hermosas arboledas, o la cascada que se precipita desbocada y descansa finalmente sus aguas diáfanas en la cristalina laguna. O ese cielo despejado, celeste y luminoso que para concepto personal de Cinthia semeja los ojos de Santiago.

No, definitivamente, nada puede compararse con el exquisito placer que es contemplar toda esa belleza que rodea a San Sebastián.

Una que otra vez paran a observar el fastuoso panorama, deteniéndose en alguno de los muchos miradores naturales que se presentan a su paso.

—No sé realmente qué sentí cuando lo vi —cuenta Cinthia, sentada frente a Santiago en una enorme roca plana ubicada en el precioso mirador—. Primero fue... desconcierto —tuerce la boca en un gesto de contrariedad—. No me esperaba realmente verlo en ese lugar.

Habían evadido por unos días el tema del reencuentro con Duván. Después de aquella noche en la galería decidieron pasar juntos un par de días en la Gran Ciudad, solo ellos dos. Cinthia no fue a ninguna otra de las exposiciones de arte, delegando completamente en Renato la responsabilidad de las ventas, con instrucciones precisas y estrictas de no venderle absolutamente nada a Duván Sandoval. Aunque Renato no entendía muy bien, presentía que algo delicado había sucedido entre ellos tres, así que, con la discreción que lo caracteriza, prefirió mejor, no hacer preguntas. El evento terminó de manera satisfactoria para todos y Cinthia engrosó un poco más su cuenta bancaria.

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