Cinthia y Santiago son amigos de toda la vida.
Ella es romántica y soñadora. Una joven dulce y encantadora que desde pequeña imaginó que vivía su propio cuento de hadas. Soñaba con ese día que se casaría con su príncipe encantador; ese hombre perfec...
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LA FIESTA DE AÑO NUEVO
"Él había puesto tres puntos suspensivos a la historia... Ella borró dos".
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La llegada de un nuevo año siempre genera expectativas y alegría en cualquier persona en San Sebastián que disfruta y ama estas fechas, quizás porque de alguna forma simboliza lo que es la unión y la renovación, también representa el fin de una etapa y el comienzo de un nuevo ciclo de tiempo. En el calendario local está estipulado como un día feriado así que se organiza a nivel general una reunión donde están invitadas todas y cada una de las familias del pueblo y sus haciendas alrededor.
Niños, jóvenes, adultos y mayores se reúnen para despedir el año que termina y recibir en armonía el nuevo que florece como los capullos en primavera. Para ello, se organiza una enorme mesa central donde cada familia trae una ofrenda que compartirán entre todos los asistentes, la cual, en esos momentos, está repleta de manzanas, fresas, peras y cualquier cantidad de las frutas que se cosechan en las grandes y pequeñas haciendas de todo San Sebastián, hasta las hermosas y enormes uvas de la hacienda Delvalle adornan con arrogancia y esplendor el centro del imponente mueble comunal.
Todas las familias están presentes; la Sandoval, la Gandaela y la Altamira no podían ser la excepción, quienes departen sonrientes y fraternales.
—Todo ha quedado maravilloso —reconoce Cinthia, admirando encantada la decoración mientras reposa de espaldas en el pecho de Santiago.
Él la abraza por la cintura, deleitándose con el aroma que aspira de su cuello y su cabello, una mezcla de fragancias que a él se le asemejan a la vainilla y al jazmín. A su lado, Rodrigo, su mejor amigo y su esposa Emilia, junto con Paola y su acompañante, observan igualmente complacidos mientras esperan los estallidos de los fuegos artificiales. Un poco más allá, ubicados a una distancia moderada, están Duván y Vanessa acompañados de Mariana Sandoval; Genaro, Gregorio y Gabriela Gandaela y los esposos Altamira departen en una mesa aparte.
El inmenso castillo de fuegos artificiales explota y las luces no se hacen esperar, las descargas estallan atiborradas de colores y colman el lugar los silbidos fuertes de la pólvora que abrazan el firmamento llenándolo todo de magia y regocijo; en la iglesia repican inclementes doce campanadas que anuncian la llegada del Nuevo Año; las parejas se abrazan, se besan, se desean felicidad y prosperidad, una vida y una eternidad juntos. Algunos brindan chocando las copas de quien tienen más cerca, otros comen divertidos y ansiosos las doce uvas mientras piden un deseo por cada mes del nuevo año.