Prólogo

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Tuve que correr para salvar mi vida. Una vida que supe que se había marchitado cuando me enteré de quién era él realmente.
Tras ocultarme en unas casas abandonadas porque sabía que me buscaba a mí, comencé a pensar cuando ocurrió todo esto. Y no encontré nada. Solo mi mente en blanco. Sin embargo, esta historia no comienza con ocultarme de ellos. Si no, un año atrás. El día en que conocí a Luka Wood.
Recuerdo el día en que nos conocimos perfectamente. Algo que no se me olvidará. Era perfecto hasta que los dos comenzamos a cambiar en todos los aspectos. Sobre todo, él. Luka se había convertido en un asesino con uno de sus mejores amigos y me lo tenía oculto. O ya lo era y no me di cuenta hasta el momento en que vi a disparar a esos inocentes en la cafetería y puesto hasta arriba de cocaína.
Él llegó a dónde me había ocultado en las casas abandonadas y tras varios segundos sin mirarme a la cara, lo hizo con frialdad a los ojos, apuntándome con el arma que tenía en la mano. Tenía ante mí al hombre que había y seguía amando tanto, que no supe que hacer.
―No me mates por favor ―le supliqué.
―No me supliques por algo que sabes que no voy a concederte, Mariella Sanz ―me respondió él.
De pronto, su mano comenzó a temblar mientras intentaba dispararme. Ya que sabía que muy en el fondo y tras dejarme hace varias semanas, aún me seguía amando.
Sin embargo, él bajó su arma.
―Levántate. Tengo otros planes para ti.
―¿Qué planes? ―pregunté.
―Ya lo verás.
Sin embargo, me negué a levantarme del suelo en el cual estaba sentada, muerta del miedo y con lágrimas en los ojos. Ya que sabía que el hombre que aún seguía amando, estaba de pie ante mí y apuntándome con un arma. Sin embargo, eso era lo menos que me preocupaba ahora. Si no, el hecho de recordar el daño que nos hicimos cuando descubrí que se había metido con otra mujer.
Luka me levantó a la fuerza y empujó de mí como si fuera un mueble imposible de mover.
―¡No! ―exclamé.
Luka sacó una sonrisa malévola y comencé a forcejear para evitar cualquier cosa que fuera a suceder. Me ponía en que me haría las peores cosas que se le podían pasar por la cabeza. Más aún cuando estaba enfadado.
Y cogiéndome en sus hombros, comencé a forcejear hasta que no me quedaron fuerzas para impedir que Luka me hiciera daño. Un daño que me había hecho un mes atrás...

Simplemente MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora