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Pov Jennie

Después de que había salido del edificio, Jisoo llegó minutos después, con Rosé y Lisa, quienes hacían todo lo posible para no mirarse, sonreí sabiendo porque se evitaban. Continuaron con los ejercicios de formaciones, los cuales se convirtieron en una tortura cuando Jisoo decidió participar en ellos, quitándose la chaqueta y subiéndose las mangas de su camisa. Se veía increíblemente sexy marchando, corriendo, sudando, haciéndome tragarme mi excitación más de una vez. ¿Qué me estaba pasando?

Estaba muy equivocada pensando que podía tratar normalmente a Jisoo después de todo lo que había pasado entre nosotras. Era un esfuerzo monumental no arrojármele encima cada que me daba sus miradas serias y penetrantes o incluso cada que me llamaba "Soldado Kim", que era básicamente todo el tiempo.

El día terminó sin mayores inconvenientes aparte de mi perversión descontrolada, lo cual por si solo era un enorme problema. Me acosté frustrada conmigo misma, le había dicho que no la iba a besar, que no la iba a presionar, pero dioses, me estaba muriendo por probar sus labios otra vez, por sentir sus caricias sobre mi piel desnuda... Cerré los ojos con fuerza intentando ignorar mis sucios pensamientos y caí en un sueño profundo.

-No te preocupes preciosa- dijo un hombre de voz melosa- no vamos a hacerte nada- un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, mientras observaba a los dos hombres parados delante de mí, que me miraban con un brillo desagradable en sus ojos.

Me encontraba atada a una silla respirando con dificultad, sudor frío caía por mi espalda. No tenía ni idea porque estos hombres me habían traído aquí, pero sabía que no era para nada bueno. Lo confirme cuando el que todavía no hablaba se acercó a limpiarme una de las lágrimas que había soltado, el contacto me hizo retroceder instintivamente. Al parecer eso lo molestó porque me dio una cachetada que resonó en todo el lugar.

-Mira, muñeca- el hombre tenía una voz ronca muy desagradable- es mejor que hagas todo lo que digamos si quieres salir de esto sin ningún rasguño- vaya mentira, aún así le creí y asentí- buena chica, ahora, si retrocedes te voy a golpear otra vez- volví a asentir.

Se acercó a mi cuello y empezó a olerlo, me ericé inmediatamente, todos mis instintos me decían que me alejara, pero si lo hacía me iba a golpear otra vez. Nuevas lágrimas comenzaron a cubrir mi rostro me mordí el labio para no gritar cuando el hombre empezó a tocar mis piernas y besar mi cuello. Agradecí cuando fue detenido por el de voz melosa.

-Prometimos no hacerle nada y lo sabes- lo jaló bruscamente. Otra mentira.

El hombre de voz ronca se veía molesto, me miró con ira y me volvió a golpear- no te voy a tocar- escupió con rabia- pero no he dicho nada sobre golpearte- sonrió desagradablemente antes de darme otro golpe en las costillas.

Desperté con ganas de vomitar, me levanté y salí corriendo de la habitación, estaba segura de que había despertado a alguna de las chicas pero no me importaba  necesitaba llegar al baño antes de vaciar el contenido de mi estómago en el pasillo. Entré bruscamente a una de las cabinas y me arrodillé dejando salir la cena de ayer. Estaba temblando, había soñado con el día en que me habían secuestrado, y ese era sin duda un recuerdo que creía había borrado. Porque a pesar de que en ese momento hice todo lo que me dijeron que hiciera, no cumplieron ninguna de sus promesas.

𝐌𝐢 𝐒𝐚𝐫𝐠𝐞𝐧𝐭𝐨〃𝐉𝐞𝐧𝐬𝐨𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora