Jade
Me duelen los pies de tanto caminar. Resulta que mientras todos estaban en clase (incluido Nic, que parece no tener problema alguno en estar aquí), Isaac me ha hecho un tour por todo el maldito castillo, incluyendo cada sala común, salidas al exterior, pasadizos "secretos" para llegar a ciertas zonas, la cafetería, los dormitorios, las clases, las salas de juegos, las de descanso, y infinitas salas más que no recuerdo.
-Solo queda un sitio más, la joya de la corona!
-Espero que no haya que caminar más. -digo intentando recobrar el aliento.
-Bueno... -le miro pidiendo piedad, mis pobres piernas no aguantarán más. -Solo si quieres recorrerte todo el sitio, entonces sí.
-Dudo que lo vaya ha hacer.
-No creo que pienses lo mismo cuando lo veas por ti misma. -nos detenemos delante de una puerta doble de color negro con pomos negros. -Preparada para ver la biblioteca del Internado?
Mi cara debe iluminarse porque él sonríe al verme. -Te doy la bienvenida a la mejor biblioteca que verás en tu vida prima. -abre las dos puertas y ante mí aparece una sala gigantesca, llena de estanterías con libros, algunos sofás de colores, un segundo piso con más libros, algunas estatuas y cuadros bonitos (nada que ver con los que hay en el resto del castillo), todo son colores blancos, beiges y azules claros. El techo es abovedado y está pintado con un paisaje nocturno lleno de estrellas, constelaciones y lunas (puestas en orden de sus fases).
De la luna llena cuelga una enorme lámpara de araña dorada con velas algo derretidas.
En la estancia se escucha una música clásica de piano y violín que me encanta.
-Dios, esto es precioso... -me quedo boquiabierta intentando mirar todo a la vez para quedarme con cada detalle.
-Sabía que te gustaría, déjame presentarte a la bibliotecaria. -le sigo sin dejar de observar todo. -Megan? -del mostrador se asoma una chica joven, de unos treinta y pocos, con gafas de pasta negra enormes, su melena pelirroja está recogida en un moño muy desordenado. -Hola, quería presentarte a mi prima, Jade, esta es Megan, la bibliotecaria.
-Hola. -sonrío.
"Puede que este lugar no esté tan mal del todo. "
-Encantada! Qué tal? Te gusta el sitio?
-Me encanta! Es espectacular!
-Estás invitada a venir cuando quieras y coger lo que quieras. -le sonrío ampliamente sintiéndome por un momento como en casa.
-Bueno, yo debería volver a clase ya, nos vemos en el comedor?
-Vale, gracias.
-No es nada prima. Chao. -él se va y yo me quedo admirando de nuevo todo.
-Aquí hay de todo, puedes encontrar novelas actuales o cosas de hace siglos, veo que te gusta la lectura, si quieres puedo decirle a tu tío que hagamos un pedido de libros y me ayudas a ver cuales comprar. -me guiña un ojo sonriendo, eso me hace fijarme en el color verde tan inusual de estos, es un verde demasiado brillante, como tóxico.
-Por supuesto, estaría encantada.
-Genial! Aprovecha y explora todo antes de que llegue la gente.
...
Después de haber estado la mayor parte de la mañana encerrada en la biblioteca leyendo y explorando todo he decidido que es hora de salir un poco al jardín.
Necesito respirar aire fresco y no con olor a castillo de mil años.
Después de ver que hacía sol y decantarme por una falda negra y un top rojo de tiras con una chaqueta color crema y unas botas me arrepiento de no ponerme medias.
A pesar del sol hay una ligera brisa gélida, pero ya es tarde de echarse atrás, me obligo a mí misma a empezar a caminar fuera de las paredes de pierda y ver qué cosas hay aquí fuera.
No llevo nada conmigo, ni el móvil, está cargando en la habitación.
Paseo por el inmenso jardín con calma, disfrutando de los rayos de sol y del silencio, que solo es interrumpido por el ruido de las olas del mar.
Resulta que el internado está en un acantilado que da al mar. Me acerco hasta la barandilla de madera que no parece cien por cien segura.
Decido sentarme en un banco de piedra que hay delante y limitarme a ver el paisaje y reflexionar sobre lo que ha pasado durante estos meses.
Cierro los ojos y suspiro para aguantarme las ganas de llorar, pero algo me distrae, el maullido de Sylver, giro mi cabeza para buscarle, pero lo único que veo es el inicio de un sendera que entra al bosque y que extrañamente me está llamando.
Me levanto y camino hasta la entrada del sendero, no lo pienso dos veces cuando empiezo a recorrer el camino en silencio, solo se escuchan pájaros e insectos pequeñitos además del ruido de las hojas al moverse con el viento.
Los árboles son tan altas que me hacen sentir más pequeña de lo que ya soy.
Paso mis dedos por los troncos de los pinos sintiendo las arrugas de la corteza bajo mi piel.
Una mariposa se cruza en mi camino y empieza a revolotear adentrándose en el bosque, la sigo sin saber porqué.
Para cuando me doy cuenta me he adentrado demasiado y la mariposa se ha ido.
Escucho algo moverse detrás de mí, me giro y creo ver que en un arbusto se ha sacudido, solo son imaginaciones mías.
Tengo que volver, no sé qué hora es y tampoco quiero hacerle el feo a Isaac y no aparecer en el comedor.
Camino deshaciendo el camino que acababa de seguir en silencio.
Me detengo en seco al ver una sombra pasar delante de mí.
Algo frío roja mi cuello y me doy la vuelta, pero no hay nada.
Intento ignorar todo esto y seguir mi camino, pero algo me empuja y tropiezo con una piedra.
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Jade
FantasyLlegar a un internado no ha sido fácil para Jade, y menos al notar cosas raras todo el tiempo. ¿Sangre en la ropa de su compañera? ¿Sombras raras? ¿Sonidos extraños? ¿Habitaciones llenas de huesos? Y... ¿Zev?