40. Un punto y a parte

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Jade

-¿A qué esperas? -pregunta mi yo delante de mí. -¿A que mueran todos? 

-¿Y qué se supone que tengo que hacer? -extiende la mano hacia mí con seguridad y me mira a los ojos, pero ahora no son del mismo color que el mío, son verdes y me recuerdan a alguien, pero no sé a quién. 

-Déjame entrar. 

-¿Si lo hago podrás salir después? 

-Sí. -ya no es mi voz, ahora es distinta, es más adulta. 

-De acuerdo. -agarro su mano y al verla ya no soy yo, es una mujer idéntica a Isaac. En cuanto nuestras pieles se rozan desaparece y entra en mi organismo, es como si ahora pudiese respirar aire de verdad y llenar mis pulmones por completo. 

Caigo al suelo, lejos del caos, lejos de los lobos, lejos de Zev. 

Todos se le han abalanzado encima de golpe, arañan su piel y destrozan su ropa, le rompen poco a poco, pero él resiste y lucha para que ninguno de ellos se le cruce por la cabeza acercarse a mí. 

-¡Jade! -Nic y Stormy me hacen señas para que vaya con ellos y puedan ponerme a salvo. Todo se mueve a cámara lenta. Las voces y los ruidos están lejos. 

Mi pulso se acelera y la sangre de mi cuerpo comienza a correr. Sé lo que tengo que hacer y cómo debo hacerlo, pero no entiendo por qué sé hacerlo. 

Apoyo una mano en el suelo para poder levantarme y es en ese momento en el que todo transcurre a una velocidad que me aturde.

Como si de serpientes se tratasen, la sangre que había derramada en el suelo comienza a alzarse como estalagmitas. Se dirigen hacia Zev y comienzan a rodearlo como un tornado en constante movimiento que le mantiene alejado de los lobos. 

Consigo ponerme en pie bajo la atención de esas bestias que en el fondo son estudiantes como yo. 

Solo hay silencio en el bosque. Unos pájaros sobrevuelan el claro cantando, y eso es suficiente para provocar que ahora los lobos se lancen sobre mí. 

Zev

Abro los ojos con mucho esfuerzo, todo huele muy dulce. Huele a Jade. 

Pero no es ella la que está a mi lado, es Stormy. -Gracias al Demonio... -me abraza aliviada, se ha quitado un peso de encima al parecer. 

-¿Y Jade? 

-Si te lo digo tienes que prometerme que no vas a salir corriendo. 

-¿Qué le ha pasado Stormy? 

...

-No, no, no, no, no... -escarbo en la tierra buscando su ataúd, pero solo hay tierra. No puedo encontrarla. -¡Jade! -el cementerio de Caín no es tan grande, tiene que estar por aquí. 

-¡Zev! ¡Para! -ordena Stormy, pero como no le hago caso me agarra del brazo y me lanza lejos del cementerio. -Como vuelvas a poner un pie ahí el próximo al que enterremos será a ti, de forma permanente. 

-No puede... No... Tiene que estar conmigo... Mi trabajo es protegerla. -Stormy me coge antes de que caiga al suelo de rodillas, derrotado, llorando a mares. 

-Zev, hiciste lo que pudiste, ella te ha salvado. -me abraza con fuerza, todavía intentando que no vuelva a revolver la tierra que me falta. -Dale tiempo, va a volver. Tú y yo lo sabemos. 

-Pero la necesito... -duele como el mismísimo infierno, creo que no podré soportarlo mucho más tiempo. 

-Lo siento Zev, pero tienes que descansar. -usa su poder para dormirme, y lo consigue enseguida, no pongo resistencia alguna, no tengo fuerzas como para hacerlo. 

Nic

-No hay respuestas en los libros, así que tiene que estar aquí. -Isaac y yo miramos el pequeño frasco de cristal que contiene sangre de Jade.

-He sellado las puertas, nadie puede entrar y nada podrá salir. -confirmo suspirando y sacando la varita.

-¿Y Stormy?

-Cuidando de Zev, se ha enterado. -mi corazón se estruja al recordar que tuvimos que enterrar el cuerpo completamente destrozado de Jade en el cementerio hace una semana. Y todavía seguimos esperando.

-Empecemos. -Isaac comienza a encender ocho velas rojas al rededor del altar de piedra. La sala de conjuros de las catacumbas del castillo es perfecta para hacer estas ilegalidades.

Abro el frasco y vierto la sangre sobre la piedra que está a la altura de mi cintura, justo en el centro.

Centro toda mi atención y mi energía en el líquido, en cada partícula, cada molécula. Cada tira de ADN que puedan contener estas gotas.

Mi sangre se acelera y mi corazón bombea rápidamente.

El líquido se alza en el aire burbujeando hasta la altura de nuestros ojos.

Comienzo a separarla todo de forma ordenada, pero esta sangre está muy agitada. No toda solo una parte.

Se separa en dos mitadas perfectas, dos gotas idénticas a ojos de cualquiera menos para mí.

-La sangre tiene memoria, tiene historias por contar si le preguntas de forma adecuada, pero aquí hay dos historias distintas.

-¿Qué quieres decir?

-Que mis padres fueron los causantes de que Jade tenga magia.

-¿Cómo es eso posible?

-Solo con magia de sangre.

-¿Y de quién es la sangre mágica?

La sangre que no pertenece a mi hermana comienza a moverse hasta formar un círculo lo bastante grande como para que podamos ver la imagen que se forma en su interior.

-Es de mi madre. -el alma de Isaac se cae a sus pies de golpe.

La imagen de su madre aparece tenuemente dentro del círculo de sangre. Ambas gotas caen sobre la piedra y se evaporan, era muy poca cantidad como para seguir con el hechizo.

-¿Por qué Jade tiene la sangre de mi madre? -ambos nos miramos sin saber la respuesta.


JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora