Jade
Quiero arrancarme todas las partes de mi cuerpo para dejar de sentir dolor. Es como si todo el peso de dos montañas estuviese sobre cada centímetro de mi piel.
Es un tipo de dolor que ahoga, me deja sin aliento por momentos.
Me marea.
Consigo abrir los ojos, pero siento molestias incluso en cada vena, cada pequeña parte de mi ser revienta una y mil veces, y se desgarra al mismo tiempo.
Solo veo un techo de piedra, con musgo. Hace frío y eso me provoca más dolor.
Al respirar siento como parte de mis costillas se clavan en mis pulmones.
Trato de moverme, pero no encuentro fuerzas que usar para ello, así que solo me quedo ahí, tirada sobre una superficie fría y dura.
No sé cuánto tiempo pasa hasta que escucho movimiento. Una puerta chirría a lo lejos.
-Jade, Jade, Jade... ¿Qué haré contigo? -le reconozco enseguida. -No es por mí, es por ti. -es el padre de Zev. -Eres un peligro para todos.
No puedo ni responder.
-Te saqué de ese ataúd antes de que pudieras recuperarte. Si te vieras coml lo estoy haciendo yo te darías repulsión, te faltan cachos de cuerpo... No creí que esos novatos pudiesen llegar a causarte este destrozo. -no le veo, pero sé que tiene una sonrisa en la cara. -¿Qué se supone que eres? Porque ambos sabemos que una humana no.
Pone sus manos sobre mis hombros y el dolor es suficiente como para sacarme un par de lágrimas. -O al menos lo fuiste en su momento. Es como si estuvieras a medio camino entre mi mundo y el de los mundanos.
No puedo procesar tanta información, necesito dormir aunque sean cinco minutos, solo eso.
Zev
Abro los ojos de golpe, salto de la cama y empiezo a correr por el castillo. No hay nadie, no tengo ni idea de qué hora es.
Al abrir la puerta me encuentro de frente con los vampiros de la clase de Stormy, y ella me mira sorprendida.
Mis pies van solos, me muevo por el césped a una velocidad a la que nunca antes había llegado.
Caigo de rodillas sobre la tierra revuelta y mojada. Está lloviendo y no me había dado cuenta.
Arrastro la tierra con las manos, me ensucio y está frío.
-Zev ¿Qué coño haces? -pregunta Stormy. La lluvia empieza a caer con más fuerzas.
-No está.
-Zev, Jade está enterrada, tienes que darle tiempo.
-¡Te estoy diciendo que no está! ¡Se la han llevado! -la miro cubierta con un paraguas y enfundada en una gabardina negra. Al procesar lo que le digo deja caer el paraguas y me ayuda a rebuscar en la tierra.
-¿Por qué no está? -me mira con la cara manchada de barro y empapada. -Lo siento...
...
-¿Dónde está mi hermana? -grita Nic entrando en el despacho de su tío.
-No lo sabemos Nic, pero necesitamos que nos ayudes.
-¿En qué? -gruñe mirándome a mí, a Isaac y a Stormy.
-Necesitamos magia de sangre. -anuncio todo lo serio que puedo.
-Te puedo decir sin usar magia que ha sido el maniático del padre de Zev.
-Eso ya lo sabemos todos, listo. -Stormy no está para tonterías.
-¿Entonces?
-Tienes que usar la sangre de Zev para ratrearla y averiguar dónde la tienen. -explica el director intentando calmarle.
-Está bien. -me pongo en pie mientras Nic saca su varita. -Pero te va a doler.
Pone la punta de esta sobre mi pecho y traza una "x" sobre mi camiseta. Según mueve la varita por encima de mí siento como mi piel se abre y arde de dolor. No me inmuto. No es nada comparado con la pena que llevo dentro.
Empiezo a sangrar manchando la punta de la varita, mnatengo mi mirada firme con la del hermano de Jade. No aparto los ojos, estoy débil porque no la tengo conmigo, pero no pienso derrumbarme por esto.
Se aleja unos pasos, Isaac y Storm se acercan a mí mientras que Nic hace unos movimientos raros con su mano libre. En el aire se dibuja un símbolo que ninguno reconocemos y lanza la sangre que se quedó en la varita sobre el dibujo.
Enseguida se abre un portal muy brillante de color granate, más que luz parece sangre, y eso nos espabila a mí y a Stormy.
Es como un vórtice de sangre en constante movimiento.
-Está al otro lado.
-¿Así de fácil? -cuestiona Isaac alucinando.
-Sí, así de fácil.
-¿Tus padres te enseñaron mucho no?
-Todo lo que sabían. -mi corazón late desenfrenado porque la oportunidad de salvarla está justo delante de mí. Pero todos están demasiado ocupados discutiendo en quién debería cruzar antes que en cruzar el portal.
Algo se asoma durante unos instantes por el portal. Unos dedos finos y delgados, pero manchados d rojo y algo deformes, como si estuviesen rotos.
Ese aroma dulce altera más aún mi pulso. No lo dudo ni lo discuto con nadie, agarro esa mano y la atraigo a mí con todas mis fuerzas.
Poco a poco comienzo a ver a Jade, destrozada, hecha mierda y agotada. Con los ojos hundidos en lágrimas de dolor.
Su cuerpo está destrozado, y ver esto es mil veces más doloroso que cualquier hechizo de sangre.
Le faltan extremidades, partes d piel y no deja de sangrar. Y en en su pecho hay un hueco que deja a la vista un corazón que late malamente.
Nos miramos el uno al otro, abrazando nuestras almas y rompiendo las a cada instante que pasa.
Cuando consigo sacarla del vórtice y se cierra la rodeo con mis brazos y la pego a mí.
-Shh, ya estás aquí... -toda mi ropa se mancha de sangre, el suelo del despacho también. Todo está teñido de rojo.
Su corazón late desbocado y ninguna palabra se atreve a salir de sus labios. Le duele, y siento en cada fibra de mi cuerpo ese dolor constante y ascendente.
Siento como su energía se va apagando poco a poco hasta desaparecer entre mis brazos. No respira, no se mueve.
Ya no le duele.
Mi corazón se rompe de nuevo porque la chica a la que amo acaba de fallecer entre mis brazos y no pude hacer nada para evitarlo, para protegerla. Cierro los ojos y me quedo sentado en el suelo con las mejillas empapadas.
Esto no puede seguir así. Jade no puede seguir sufriendo. No podemos seguir muriendo.
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Jade
FantasyLlegar a un internado no ha sido fácil para Jade, y menos al notar cosas raras todo el tiempo. ¿Sangre en la ropa de su compañera? ¿Sombras raras? ¿Sonidos extraños? ¿Habitaciones llenas de huesos? Y... ¿Zev?