16. ¿Zev?

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Jade

Me acerco a Rusu y cojo su cara con ambas manos para poder acercarme y ver mejor sus ojos rojos. -Son preciosos, espera... Eres como Drácula? Entonces también tienes colmillos? -le veo sonreír, y con ello me muestra sus afilados, puntiagudos y brillantes colmillos. Le abro la boca para verle mejor. -Dios, son preciosos Rusu, por qué no me lo dijiste antes? -sonrío dejando mis manos sobre sus mejillas. 

-Quería protegerte. 

-De quién? De ti? -tomo su silencio como un sí, pero no me da tiempo a decir nada antes de que me suba sobre su regazo y me abrace con fuerza. Esconde su cabeza sobre mi hombro y se queda ahí. -Hey, qué pasa Rusu? 

-Zev, mi nombre es Zev.

-Zev... -saboreo su nombre entre mis labios, como si del caramelo más dulce se tratase. -Zev Rusu... 

-Sí, soy yo. -se separa un poco de mí, volviendo a apoyar su espalda en la pared y mirándome sin alejar sus manos de mi cintura. 

-Me llamo...

-Jade, lo sé. -entrecierro los ojos y ladeo la cabeza con una pequeña sonrisa en la cara. Me gusta que sepa cosas sobre mí y que me quite las palabras de la boca. 

-Tengo muchas preguntas...

-Adelante, tenemos todo el tiempo del mundo. -sonríe mostrando la punta de sus colmillos. 

-Solo te alimentas de personas? 

-No, en el internado nos dan bolsas de sangre de animales.

-Eso quiere decir que hay más como tú aquí? 

-Sí, y no solo vampiros, pero vamos poco a poco, vale? -esconde un mechón de pelo tras mi oreja. 

-Cómo se siente que te muerda un vampiro? -mierda, lo he dicho en voz alta.

-Más despacio vaquera, no voy a morderte. 

-Por ahora, no? 

-Por ahora. 

-Por ahora... -repito para mí misma. -Eso quiere decir que quieres hacerlo? En plan, morderme y eso. 

Zev alza una ceja mirándome con cara de "no empieces". -Vale, perdón, es que nunca había conocido a un vampiro. 

No dice nada, solo lleva una de sus manos a mi mentón agarrando este con sus largos dedos fríos. 

El color rojo de sus ojos se extingue dejando el carbón aún ardiente por dentro. 

Dejo mis manos en su pecho, que sube y baja con tranquilidad. Acompaso mi respiración con la suya. 

Vuelve a pasar sus brazos por mi espalda para pegarme a su pecho. Cierro los ojos, disfrutando del silencio y la tranquilidad que hay entre nosotros. 

-Zev... 

-Sí?

-Tú has encontrado a tu media luna? -mi pregunta lo deja en silencio durante unos segundos, pero antes de que pueda volver a decir algo habla.

-No. -no sé si me decepciona o me entristece o cómo me hace sentir su respuesta. -Y tú? 

-Yo no tengo esas cosas, yo soy una humana "normal". 

-Segura? No has conocido a alguien que te interese? -pregunta algo sorprendido. 

-Que me interese? Las personas no son juegos como para que me "interesen". A mí una persona tiene que atraerme por su forma de tratarme, cómo me habla... Cuánto me conozca. -inspiro el aroma a pino de su ropa, cosa que consigue adormecerme bastante en cuestión de segundos. 

-Prometo que voy a protegerte con mi vida si es necesario Jade, no pienso permitir que te vuelvan ha hacer daño. -lo último que me dice antes de que me duerma no acabo de entenderlo, pero lo tomo bien, me hace sentir segura en este mar de dudas en el que me acabo de sumergir acompañada de Zev. 

...

-Entonces, por eso Hitler decidió... 

Escribo en un cuaderno todas las preguntas que tengo. Sigo pensando en lo que me dijo ayer Zev. 

"Zev... "

Cojo un bolígrafo rojo y escribo su nombre en el centro de mi cuaderno entre dos interrogaciones. 

Resulta que él es mi pregunta más grande. 

Quién es Zev Rusu? 

No se nada sobre él, solo su nombre y que es un vampiro un tanto bipolar. 

Y solo viste de negro.

-La segunda guerra mundial acabó con... -mientras la profesora sigue explicando una pregunta más grande aún me llega a la mente. 

Por qué Drácula no mordió a su mujer para hacerla inmortal? 

Si la quería por qué no se aseguró de mantenerla con vida durante toda la eternidad? 

El timbre toca y enseguida recojo mis cosas, hoy no iré al comedor, no tengo hambre. 

Creo que eso sumado al hecho de que estaré rodeada de cosas que me pueden matar no me hará ningún bien, al menos hasta que sepa quién es de fiar y quién no. 

Entro en la biblioteca, que está completamente vacía, saludo a Megan, que empuja un carrito lleno de libros. -Hola Jade! Necesitas que te ayude? 

-Sí, tienes algo sobre fantasía? En plan de guía o algo así? -pone una cara rara pero niega y sonríe. 

-Claro, dame diez minutos y te traeré todo lo que tengo. 

-Perfecto, gracias. -me pongo en una mesa al lado de la máquina expendedora. Enseguida la mesa se llena de montañas de libros y un portátil abierto en una página de seres mitológicos. 

-También tengo este, no creo que lo vayas a necesitar, pero te lo dejo por si acaso. 

-Qué es? 

-"Sesenta y un relatos e historias de la mitología", el cuento más famoso de cada criatura, mi favorito. 

-Puede que sí lo necesite, gracias. 

-No es nada, si necesitas algo ya sabes dónde estoy. -me sonríe y se va para darme privacidad. 

Cojo el libro que me acaba de dejar, el lomo es de terciopelo morado oscuro con letras en metal negro. 

Lo abro y busco en el índice lo que tengo en mente. 

"Drácula... Pág. 165 "

Busco esa página y empiezo a leer la historia, es la misma que me contó Zev la noche anterior pero más detallada. 

Hay cosas que él no me dijo, pero lo que más me llama la atención es una cuestión que aparece en cursiva y en el medio de la página. 

"Si Drácula amaba tanto a su mujer, ¿Por qué no la mordió para darle el regalo de la juventud y la vida eterna? "

Aquí tampoco se responde a mi duda, simplemente la deja en el aire y sigue contando como Drácula maldijo a a humanidad de mil formas distintas hasta que su hijo los "salvó" a todos. 

Las puertas de la biblioteca se abren de par en par con furia, y por ellas cruza Zev. 

Incluso desde aquí siento su furia. 

Sus ojos se cruzan con los míos, lo que me hace llegar a la conclusión de que hice algo malo y no me he dado cuenta. 

JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora