20. Deja de ser tan Jade

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Jade

Camino por el pasillo tirando de la mano de Zev para que me siga.

-No hagas ruido. -susurro antes de entrar en la zona de habitaciones.

Recorremos el pasillo hasta que llegamos al fin a mi puerta. Entramos y enciendo la luz, me fijo en las manchas rojas que hay a mis pies, así que el líquido espeso del suelo era sangre...

Un escalofrío me recorre la espalda de arriba abajo. Tan siquiera me voy a molestar en preguntar, prefiero no saberlo.

-Espera aquí, voy al baño. -intento alejarme, pero no logro dar ni un paso cuando me tira del brazo y me pega a su pecho desnudo (ahora me doy cuenta de que está sin camisa). -Zev, suéltame, por favor...

-Shh... -sus ojos están fijos en la puerta del baño. Nos quedamos en silencio, sintiendo que la tensión va a explotar en cualquier momento.

Se repente la puerta se abre de golpe, antes de que pueda distinguir lo que sea que ha saltado sobre nosotros Zev se interpone y agarra del cuello a... Stormy?

Ella se retuerce intentando llegar hasta mí, sus ojos están rojo y sus colmillos muy afilados y relucientes. Araña los brazos de Zev para que la suelte, pero él no lo hace.

Camina con Stormy agarrada del cuello y sin tocar el suelo hasta pegarla a una pared y, con unas palabras que no logro entender, la deja ahí pegada y a pesar de que se remueve y lucha no puede soltarse.

-Vamos. 

-Qué? A dónde? -agarra mi cintura y me levanta del suelo obligándome a enredar mis piernas en su cintura. 

-Aquí no estás segura. -abre la puerta y empieza a moverse con una velocidad sobrehumana. No tengo tiempo de analizar lo que sucede porque ya hemos llegado a su habitación, pasa la llave y se queda ahí quieto, de espaldas a mí y mirando la puerta. 

Me fijo en su espalda ancha y pálida, se notan algunos huesos de lo delgado que está. 

De repente se da la vuelta y empieza a acercarse a mí lentamente, yo retrocedo poco a poco hasta chocar contra la cama, me subo en ella y me alejo todavía más hasta pegar mi espalda al cabecero y quedarme ahí mirándole. 

También se sube a la cama y empieza a gatear hasta mí, al estar delante se pone sobre sus rodillas para verme desde su altura. 

-Sé que tienes miedo y no es buen momento para ti ni para lo que nos está pasando, pero eres para mí. 

-No digas tonterías Zev, es la luna roja, que te está afectando al cerebro. 

-Créeme que soy más yo que nunca. -agarra mis mejillas con una de sus manos frías y me vuelve a besar con más ansias, si es que es posible. 

Pero esta vez, justo cuando empezaba a sentirme bien con sus labios, se separa. Su respiración está agitada al igual que la mía. -Qué pasa? 

-Si me dejas seguir esto acabará mal... -sus ojos brillan, en cualquier momento saltarán chispas de ellos. -Y no quiero asustarte. 

-Tú no me das miedo Zev, pero si es eso lo que quieres está bien. -dejo que apoye su cabeza sobre mi pecho y empiezo a acariciar su pelo con suavidad. -Zev, quieres morderme? 

Se queda en silencio durante unos minutos. 

-Pues claro que quiero. 

-Ahora, lo harías? -entrecierro los ojos mirando un punto fijo en la nada. -Me morderías ahora? 

-Solo si tú me dejaras. -se endereza para mirarme a la cara. 

-Hazlo. 

Un brillo cruza por su mirada como una estrella fugaz, y sonríe como una bestia a punto de comer a su presa (aunque en verdad eso es lo que va a hacer). 

Sin perder tiempo, me tumba sobre la cama quedando encima de mí. Agarra mis brazos y los coloca a ambos lados de mi cabeza. Se hunde en el hueco de mi cuellos, no sin antes pasar la punta de su fría nariz por la piel de mi clavícula.

Cuando llega al punto que él cree indicado hunde sus colmillos en mi piel , al principio siento como cuando me ponían una vacuna de pequeña, esa sensación de que dolor y de que algo ha entrado en tu organismo; pero a los pocos segundos el dolor desaparece y una ola de placer me hunde en lo más profundo de mi ser. 

Me dejo llevar por la marea a dónde sea que vaya. Cierro los ojos para disfrutar de esta sensación tan maravillosa. Al hacerlo me imagino hundiéndome en el agua, pero no lucho por subir a la superficie, si no que e dejo ahogar por la oscuridad del mar. Pero algo agarra mi mano, Zev, que no sabe si dejarse hundir conmigo o salvarnos a ambos de lo que sea que pueda pasar. 

Al final se decanta por la segunda opción, me rodea con uno de sus brazos mientras que con el otro nada hacia arriba para alejarnos de la oscuridad. 

Siento como saca sus colmillos de mi cuello, pero estoy muy cansada, necesito dormir. 

Antes de quedarme dormida siento como me besa una última vez dejando un sabor metálico en mis labios. También le escucho susurrar algo, pero no logro distinguir sus palabras. 

Zev

Mi boca tiene un sabor dulce y suave, como a algodón de azúcar.

Giro la cabeza viéndola dormir, sin preocupación alguna.

Sus mejillas están rojas, al igual que sus labios.

"Joder Jade, no puedes dejar de der tan Jade? "

JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora