18. Manipúlame todas las veces que quieras

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Jade

-A dónde vamos? -pregunto dejando que Zev me lleve con él a través del bosque. 

-Quiero enseñarte algo. -dice con una pequeña sonrisa en la cara, está emocionado, lo siento. 

-Algo mágico? 

-Sí, te dije que en el internado no solo había vampiros, y te quiero enseñar a mi ser favorito, obviamente por debajo de los vampiros. -no puedo evitar reírme con su comentario. -Aquí está bien. -nos sentamos sobre un tronco caído, estamos escondidos tras unos arbustos en lo alto de una pequeña ladera. 

En el claro que hay a los pies de la ladera hay bastante gente hablando y estirando. 

-Qué hacen?

-Calentar. 

-Es una clase de vuelo? -miro a Zev, que asiente y sonríe como un niño. -Son dragones? 

-Sí, pero no te harán nada. -pone una de sus manos sobre mi muslo. -Fíjate bien en aquellos de allí. 

-Están escupiendo fuego?! -digo emocionada y asustada, espero que no me churrusquen. 

-Sí, impresionante, verdad? 

-Es genial. -al volver a fijarme en los que estaban en el claro, ahora solo se ven dragones enormes y de todo tipo de colores y tamaños. 

-Vienen hacia aquí! -uno de ellos empieza a caminar, aumenta la velocidad extendiendo sus enormes alas hasta emprender vuelo y alzarse al cielo. Es precioso. 

Los demás imitan al primero hasta que todos están en el aire, sobrevolando en círculos y siguiendo al que echó a volar primero, el que supongo será el profesor. -Es precioso. 

Miro a Zev con una sonrisa en la cara. -Puedes hacer eso... Otra vez? 

-El qué? -me mira sin entender. 

-Tus ojos, hazlo, por favor. -pido, casi ruego porque lo haga. 

Nos quedamos en silencio durante un rato, yo mirando fijamente sus ojos y él los míos hasta que por fin sucede. 

El color negro es invadido por uno rojo vivo, como el de la otra noche. Verlo me recuerda a cuando echas una gota de tinta roja en un vaso de agua y ves como se va hundiendo y esparciendo hasta que poco a poco tiñe todo el agua de rojo. 

Me acerco más a él hasta que nuestras caras están a milímetros de distancia. 

-Qué eres? 

-Un vampiro. 

-Quién eres? 

-Definirse es limitarse. -sonrío al escuchar su respuesta. 

-Así que seguiré sin saber quién eres, Zev Rusu. -me vuelvo a alejar de él. 

-En dos días habrá luna de sangre. 

-Qué es eso? 

-La noche en que las bestias salen de caza. Todos en este internad, absolutamente todos se dejarán llevar por sus instintos más primitivos. 

-Van a matarme, no? Porque soy la única humana de todo el internado... -suspiro agotada.

-Por qué Nic es un sobrenatural y tú no?

-Es una larga historia. -se pone en pie y me da la mano.

-Vamos, caminemos un poco. -pide con una sonrisa, el color negro de sus ojos vuelve.

Empezamos a andar adentrándonos más en el bosque. Ninguno dice nada, pero me decido por romper el silencio.

-Soy adoptada. -suelto de repente. -Los padres de Nic me acogieron en su casa cuando apenas tenía dos meses, me dejaron delante de su puerta con una nota y se fueron.

>>Me escucharon llorar y al salir me encontraron ahí, casi muerta por el frío y hambrienta. Nunca me enteré de que era una familia de sobrenaturales, por Dios, ni siquiera sé qué es Nic... Esto es penoso, no debería habértelo contado, lo siento. -niego mirando el suelo.

-Brujo, tu hermano es un brujo, como tu primo y tu tío. Toda tu familia proviene de un antiguo linaje de brujas y hechiceros.

-Suena bien, qué guay. -digo irónica.

-Soy el nieto de Drácula. -me detengo al escuchar eso.

-Qué? -él sonríe al ver mi cara de asombro. -Espera, espera, estás hablando del Drácula de la historia?

-Sí, es mi abuelo. -sonríe cabizbajo.

-Entonces la historia que me contaste es real?

-Claro que lo es.

-Zev, me podrías contar todo lo que sabes de los vampiros? -alza su mirada y, por un instante fugaz el rojo de su iris vuelve a sus ojos pero luego desaparece.

-Por dónde quieres que empiece?

-Por ti, eres el campiro que mejor conozco. -sonrío y sigo caminando.

...

-Entonces cuando te transformas es como abrirle las puertas a tu otro yo?

-Sí, algo así.

Arranco los pétalos de una flor amarilla  mientras Zev juega con uno de los mechones de mi pelo, estoy apoyada en su pecho, ambos sentados en el césped, y él con la espalda pegada a un árbol.

-Y cómo es tu otra personalidad? -bromeo.

-Bueno, es más "juguetón", por decirlo de alguna manera. -intenta buscar las palabras correctas, creo que lo hace para no asustarme. -Se deja llevar por el momento, cuando estoy enfadado es más fácil que tome el control solo.

-Y es peligroso? Él, quiero decir.

-Depende de con quién esté hablando.

-Para mí sería peligroso?

-Para ti nunca lo sería, sería mortal para el que intentase dañarte. -sonrío al escucharle, tiro el tallo al suelo y me siento cara a cara con Zev, sobre sus piernas.

-Hazlo, quiero verlo.

-Por?

-Quiero ver a la muerte a los ojos. -y con esas palabras sus ojos vuelven a teñirse de rojo, una sonrisa pícara se asoma por su boca. -Pensaba que la muerte daría más miedo.

-Entonces, si no es miedo, qué sientes?

-Atracción.

-Qué atrevida. -juguetón, como me dijo Zev hace unos minutos.

Esconde uno de los mechones de mi pelo tras mi oreja. Vuelvo a tener esa sensación de que me he olvidado de algo y no sé lo qué.

-Tienes algún poder especial? Como en los libros.

-Cada vampiro tiene un don único, por ejemplo, Stormy puede meterse en tu cabeza y leer tus pensamientos.

-Que mal rollo... -me paro a pensar en que es probable que haya usado su poder en mí varias veces. -Y tú?

-Manipulo los recuerdos de la gente.

-Puedes borrale la memoria a alguien?

-Sí.

-Lo harías conmigo? Me borrarías la memoria?

-Nunca. -no duda en su respuesta ni un solo segundo, pero algo me dice que está mintiendo, una voz en lo más profundo de mí me grita que no está diciendo toda la verdad.

JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora