39. Lo importante es el interior decían

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Zev

-¿Qué ves?

-Estrés, demasiado, por todas partes. -los ojos de Stormy están en el color más rojo que he visto desde que la conozco. -Pero hay un centro, un equilibrio. No sé explicarlo.

-¿Cómo lo ves? -pregunta Isaac anotando todos los detalles en su cuaderno.

-Es como una energía blanca. Pero no es muy brillante, es opaca. Simplemente está. -Stormy se lleva la mano a la cabeza, le duele, tiene un límite.

-Con eso es suficiente para empezar a buscar... Otra vez. -Isaac se revuelve el pelo y cierra su cuaderno. -Puedes despertarla, tiene que seguir mejorando sus tiempos.

-Si necesitáis ayuda avisadme. -todos se van de la habitación de Jade, ella sigue durmiendo.

Sus ojeras están muy marcadas, y está más pálida que de costumbre.

Y yo estoy igual. Así no puedo cuidarla, si no me cuido a mí a ella menos.

Me siento en el suelo, delante de la cama y apoyo mi cabeza en el colchón, solo para mirarla.

Mis ojos cambian a color rojo. No domino a la perfección el don de Stormy, pero creo que podré acercarme más a lo que ella vio.

Al adentrarme en la cabeza de Jade automáticamente me siento angustiado, asfixiado y desubicado. Todo de golpe y de forma masiva.

Es una niebla que me impide ver con claridad. Pero me adentro más aún, esta solo es la capa más superficial.

Cuanto más ahondo en ella y más pensamientos veo y escucho comienzo a notar algo. Una pizca de paz entre tanto desorden.

Una luz blanca en el centro de su ser, es cálida, amable. Intento acercarme a ella, pero cuanto más lo hago más ilumina hasta cegarme.

Me obliga a alejarme, pero cuando lo hago se opaca. Insisto en querer acercarme, pero al estar aún más cerca siento una fuerza muy potente empujarme hacia atrás.

No pienso dejar que me eche de su mente, saco las fuerzas de dónde casi no hay y consigo atravesar esa luz blanca.

Y es una de las mejores sensaciones del mundo.

Todo está lleno de su perfume de cerezas y caramelos. No hay presión ni dudas ni miedo aquí dentro, solo hay paz.

Se escuchan pajaros cantar, pero no veo ninguno. Camino en dirección recta y poco a poco el espacio blanco se transforma, estoy entrando en el bosque.

Pero hay algo, más bien alguien que me obliga a detenerme.

Es Jade, sentada sobre el césped, en la orilla del canal del agua, jugando con una mariposa monarca.

-Jade.

-¿Quién eres? -me mira sonriendo, sigue jugando con la mariposa.

-Soy Zev. -por alguna razón no me duele que no sepa quién soy.

-¿Zev? No me suenas. ¿Quieres jugar conmigo? -palmea el césped a su lado, mi cuerpo se mueve solo hasta ella. Da igual que no me reconozca, siempre es ella. -¿De dónde has salido?

JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora