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Souya había perdido de vista a su hermano mayor, maldijo al Haitani a su lado, puesto que era su culpa, lo había distraído nuevamente con esa cara bonita que tiene. Rindou estaba con una sonrisa de par en par, lo que se esperaba sería una cita de sus hermanos, terminó en una de ellos también.

No le molestaba para nada estar vigilando al pelinaranja, todo para pasar tiempo con su pelusita azul, a la cual había conocido ya antes del enamoramiento de los otros dos.

—Hasta tu hermano ya aflojó con el mío, ¿Por qué no me das una oportunidad? —Se quejó, recargando su mejilla en el hombro del Kawata.

Y Sou también se preguntaba: ¿Por qué no le daba una oportunidad?

Estaba seguro que aquel alfa idiota era todo lo que deseaba de pequeño cuando leía historias de destinados, pero tal vez es porque fue el único de los gemelos que se llevó el instinto de supervivencia, que claramente le faltaba a Nahoya, entonces era más complicado en cuanto a amor se trataba. No importaba cuantas alfas hubieran intentado con él, cuantos alfas hubieran intentado cortejarlo o que sus amigos por precaución lo llenaran de sus olores para espantar alfas malos.

Souya Kawata tiene miedo de enamorarse, porque ya ha visto lo que es estar destruido por el amor. Ha visto a Hakkai llorando desde la secundaria porque Mitsuya no lo ve más allá de un amigo, ha visto a Takemichi enamorado de Mikey, ha visto a Chifuyu coqueteando hasta con una piedra, y ha visto a Seishu buscar el amor a pesar de que todos creen que es pareja de Koko.

Su corazón teme, y por alguna razón, tiene el presentimiento de que su hermano mayor ya ha pasado por un desamor también, instinto de gemelos.

Pero entonces ¿Realmente Haitani es tan peligroso para su corazón? ¿Cuando sonríe llevándose toda la atención de la gente? ¿Cuando es tan detallista y procuró mantener su distancia en todas las citas que han tenido hasta ahora?

Y Rindou solo lo observa, con una sonrisa de medio lado, no se arrepiente de absolutamente nada de lo que dijo, adora estar en ese momento bajo la luna junto a Souya, puede ver como sus mejillas son iluminadas y aquellas pecas que lo vuelven loco hacen su aparición, quiere besarlo hasta que se le olviden cada una de las dudas.

Y no se hace esperar, se inclina, Souya rápidamente entiende sus intenciones, y por primera vez deja que lo siga, ambos se juntan en un dulce beso, donde Rindou intenta decirle que no tenga miedo de lo que podrían ser.

Nahoya sigue con toda su atención en la carrera, se ha movido junto a la gente hasta la ronda final, los obstáculos de motocross. Traga saliva, ha visto unos cuantos que ya han salido de la carrera cayendo, algunos fracturados y puede entonces entender por qué Ran dijo que sentía tanta adrenalina ¡Pero no quiere ver a su futuro alfa morir en una carrera ilegal!

Ran mientras tanto está emocionado, no puede sentir el viento en su rostro por el casto que lleva puesto, pero está concentrado con todo lo que puede. No sabe si va la delantera, espera que sí porque el motivo de esa carrera es su retiro de esas cosas, una victoria para lucirse frente a Nahoya no hará ningún daño.

El omega solo observa la locura de su alfa, como se atreve a pasar por las rampas de arena y lo tiene con el corazón en la mano, lo ve en el aire y retomar el control de la motocicleta, y ahí es que empieza a gritar emocionado.

—¡Vamos, trencitas! ¡Tú puedes! —Lo animó con todo lo que pudo.

Ran lo escucha, se pregunta cómo carajos hace para gritar tan fuerte ese chico, pero es algo que emociona a su alfa, y empieza a llamarlo su interior.

Es ahí que de tanta adrenalina, su alfa toma el control, volviéndose realmente un lunático, yendo a una velocidad nada permitida y terminando las vueltas en rampas en un santiamén. Dejó a todos los demás atrás por la bestialidad con la que conducía.

Alfa Equivocado ; RanleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora