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Cuando abrió los ojos, estaba en cama de Ran nuevamente, soltó un suspiro luego de revisar su cuerpo y notar que seguía con la misma ropa de ayer, poco a poco recordó como luego de la cena Ran lo llevó cargando a su casa, liego de haber tomado hasta la médula, aprovechando que el Haitani pagaba.

Observó luego el techo del cuarto, suspiró, a veces realmente se preguntaba qué estaba haciendo. Un día salía simplemente con sus amigos y ahora está en la cama de un alfa, impregnado en su olor. Soltó una pequeña risa, Ran no se encuentra en la habitación, y le daba vergüenza levantarse sabiendo que podría encontrarse al hermano menor del alfa por ahí.

Buscó entre su ropa, su teléfono no se encontraba ahí, así que recuperó una buena postura sentado, solo entonces se atrevió a buscar en la mesa de noche del bicolor, encontrando su teléfono acomodado en uno de los cajones.

—¡Buenos días, gruñoncito! —Entró a la habitación, logrando que el nombrado soltara un salto del susto

—¡Casi me matas del susto, idiota! —Lo regañó, respirando pausadamente para calmarse, Ran solo rio bajo y se acercó a Nahoya con una bandeja.

—No te mueras, princesa, o me quedo solo —Dejó la bandeja en donde fue su lado de la cama, sonriendo.

Un desayuno era lo que estaba ahí, el bicolor había quitado la tapa de encima, un poco de tocino, huevos revueltos y el café más espeso que había visto en su vista.

—¿Qué es todo esto? —Cuestionó, intentando ocultar su creciente sonrojo y vergüenza, luego recordó el comentario, y decidió debatirle—. Y no me digas princesa, idiota.

Ya se sentía como si él fuera el omega de ese idiota, y realmente se sentía bien eso.

—¿Un desayuno? No sé, busqué en internet, suelo comer fuera con Rindou o directamente no desayunar —Explicó, aún con una sonrisa—, el café es un capuchino, espero que te guste, lo hice con amor, príncipe.

Ran fue víctima de Nahoya después, un golpe a su cara con la almohada sucedió después. Pero tuvo cuidado de no dañar el desayuno, aunque Ran haya soltado un grito por su comida.

—¡Eso fue muy imprudente! —Se quejó el mayor, con el corazón en la mano por todo su arduo trabajo en la mañana.

—¡Deja esos apodos!

—¿Acaso te dan vergüenza? —Ran invadió totalmente su espacio personal, casi podían sentir sus narices chocar.

—Me molestan.

—Entonces no me importa —Bromeó Ran, se inclinó a robarle otro beso corto, un pico.

—¡Alejate, idiota! —Nahoya sentía ahora todos los colores en su rostro, su corazón latiendo rápidamente y no evitó que su lengua delineara sus labios.

Tal vez, ya estaba un poco en las redes de Ran, tal vez un poco hundido hasta el fondo y sin ganas de salir, empezó a comer de la vergüenza, mientras Ran solo lo miraba fijamente con una sonrisa, con su mejilla apoyada en la palma de su mano.

El alfa de Ran estaba tan feliz, ninguno de los dos quiso retener sus feromonas, sin ninguna vergüenza las soltaron, un acto posesivo para impregnar a su omega.

Y Nahoya estaba recordando todo eso en medio de clases, estaba haciendo una práctica con Muto precisamente, pero su mente seguía en la mañana con Ran.

Y Muto no decía mucho, lo observaba divertido, a veces se ponía perezoso en la clase, así que estaba bien solo mensajearse con Sanzu mientras Nahoya seguía en las nubes enamorado.

—Entonces estás suspirando por un capuchino.

—Un capuchino hecho por el idiota, ojo, no cualquiera —Bromeó, le guiñó el ojo con confianza y se carcajeó.

Alfa Equivocado ; RanleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora