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Draken rápidamente se arregló, cambiando su ropa del trabajo por una más casual, todo bajo la vista de Inui que seguía quejandose del coqueteo hacia su hermana mayor, y Draken lo ignoraba olimpicamente.

—¿Y qué tiene? Tú dijiste que debía conocer personas.

—¡Pero no mi hermana mayor! —Chilló.

Draken soltó una suave risa, y luego observó sus manos, se veían aún un poco sucias por el trabajo anterior, entonces se acercó al baño. Ahí, estaba el invitado que suele venir a visitar a su empleado desde que empezaron con el negocio.

—Hey, Koko ¿Vas a quedarte ahí? —Preguntó con una sonrisa, y causando que el albino saltara del susto.

—¡Oh, cierto! Perdón.

—No hay problema, deberías ir con Inui, anda enojado —Le recomendó, haciendose paso en el baño y echandole jabón a sus manos.

Koko le echó un ligero vistazo, y algo en su corazón se sintió apretado.

Si no escuchó mal, Draken estaba apunto de ir a una cita, no con cualquier chica, sino con la chica que le gustaba a sí mismo en la infancia, ¿Curioso, no?

Y Draken se veía tan sonriente, como no lo había visto en años desde que terminaron. Se movía de un lado a otro en la tienda, arreglando cosas, preguntandoles "¿Qué tal me veo así? ¿Es demasiado? ¿Me dejo solo una coleta?". Estás muy interesado en tu cita, ¿no?

¿Se arreglaba tanto cuando salíamos nosotros, también?

Movió la cabeza de un lado a otro, debía ignorar esos pensamientos. Él mismo cortó todo para bien.

—¡Sí, Draken! Te ves bien, ahora deja de molestarme o te tiro la caja de herramientas encima —Amenazó Seishu.

—¡Pronto tendrás que llamarme cuñado, idiota!

—¡Primero muerto antes que aceptarte de mi familia!

Esperaba que esta vez Draken sí fuera feliz, para siempre. Pero incluso anhelando eso, su corazón seguía diciendole que no debía dejarlo ir tan fácil, ¿Tan fácil? Han pasado varios años. Tal vez este era su karma, que Draken no lo viera más que como la visita de Inui y sea libre de conocer personas en su cara.

Tal como él le hizo alguna vez, cuando tenía un nuevo noviazgo y venía a presumirlo con Seishu, mientras él trabajaba duro en alguna motocicleta y se iba temprano.

—Oh, mira la hora que es, creo que tengo que irme, Sei —Habló Koko, captando la atención de su mejor amigo mientras camina hacia la salida—. Que te vaya bien en la cita, Draken.

Prometió que esa era la última vez que sentiría algo así por Draken, por el jefe de su mejor amigo. Incluso si su corazón se aferraba a la tienda y volvía cada vez solo para verlo un poco, esperaba que le fuera muy bien en la cita.

Draken desconcertado, le sonrió.

—Gracias, Koko.

—Gracias, Koko

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Alfa Equivocado ; RanleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora